Entre la melancol¨ªa y el mal menor
Es de sentido com¨²n que el gobierno de izquierdas es la opci¨®n menos lesiva para el independentismo y abre una rendija al regreso del conflicto a la v¨ªa pol¨ªtica
Dice Joan Tard¨¢ que ¡°ser¨ªa muy dif¨ªcil de entender que no haya acuerdo para investir a Pedro S¨¢nchez¡±. Y lleva raz¨®n. Por mucho que los viejos tenores socialistas del bipartidismo, instalados en la melancol¨ªa, que parece ser la enfermedad pol¨ªtica de nuestro tiempo, se sumen a los conservadores avisando que viene el lobo, cualquier desenlace de este episodio que no sea el gobierno de izquierdas s¨®lo beneficiar¨ªa a la derecha, reducida a dos, despu¨¦s de que Ciudadanos se despe?ara. La moderaci¨®n formal del PP no impide que su alianza con Vox sea s¨®lida, en la medida en que le necesita como primera pareja de baile y a la vista de que las ¨¦lites conservadoras le han integrado sin reparos. Por mucho que ante el PP europeo asuma en Zagreb el papel de cordero, Casado se ha alejado de cualquier intento de aislar a Vox en el Congreso, sabedor de que debe contar con esta muleta para cualquier paso adelante. El regreso al pasado (aunque sea disfrazado de novedad) est¨¢ en el orden del d¨ªa en todas partes en un mundo desvencijado.
Si Esquerra Republicana quiere ser la v¨ªa racional, no puede dejar v¨ªa libre al revanchismo de la derecha
Repasemos las opciones alternativas al gobierno de izquierdas. De hecho s¨®lo hay dos: un gobierno entre socialistas y populares con un presidente del PSOE que no fuera S¨¢nchez o la repetici¨®n de elecciones. No creo que haya mucho que decir de esta ¨²ltima opci¨®n que solo servir¨ªa para agrandar la distancia entre la ciudadan¨ªa y la clase pol¨ªtica y para prolongar el alejamiento de Espa?a de los escenarios internacionales, incapaz de formar un gobierno estable. La reacci¨®n ciudadana a tanta incompetencia me resulta dif¨ªcil de prever, pero desde luego cuesta imaginar que a la tercera el PSOE todav¨ªa tuviera premio.
El gobierno de socialistas y populares me parece imposible e indeseable. Sin duda, ser¨ªa la despedida de la socialdemocracia espa?ola, como ha ocurrido en todas partes cuando se ha amarrado a la derecha, perdiendo cualquier esbozo de singularidad y diferencia. Pero al mismo tiempo, dejar¨ªa al PP, su potencial beneficiado, bajo la presi¨®n creciente de Vox que tendr¨ªa una gran ventana como oposici¨®n conservadora para asentarse definitivamente.
Habr¨ªa una tercera opci¨®n: que el PP facilitara con la abstenci¨®n la formaci¨®n de un gobierno monocolor socialista con S¨¢nchez de presidente. Parece imposible, en tiempos en que a Casado le queda todav¨ªa mucho que sumar: acabar de comerse a Ciudadanos y arrancar voto ¨²til de Vox. Y solo puede conseguirlo afirm¨¢ndose como ¨²nica alternativa a la izquierda. Seguro que el PP ha aprendido la lecci¨®n de la ¨²ltima legislatura de Rajoy. La generosidad de Estado, que el PSOE ejerci¨® con ellos, puede tener sentido si se tiene una arma de la que el PP no dispone ahora: la posibilidad de configurar una mayor¨ªa para darle la vuelta a la situaci¨®n con una moci¨®n de censura. S¨¢nchez innov¨®. Y seguro que sus adversarios han tomado nota.
Los viejos tenores socialistas del bipartidismo se suman a los conservadores avisando que viene el lobo
Por tanto, hay una sola oportunidad de formar gobierno: la coalici¨®n de izquierdas. Y la sentencia del caso ERE, testimonio de la estructura clientelar del PSOE andaluz, m¨¢s bien facilita la tarea a S¨¢nchez. Acerca a su rival, Susana D¨ªaz, a la puerta de salida y acelera el paso a la reserva del viejo PSOE que tiene figuras emblem¨¢ticas en la lista de los condenados. Pero no por ello las dificultades de formar gobierno dejan de ser evidentes. Suma actores que han vivido escenas de incomodidad y confrontaci¨®n a raudales. Y adem¨¢s tiene que contar de alguna manera con el gran demonio de nuestro tiempo (el independentismo catal¨¢n), el malo en todas las ecuaciones. Sigue siendo doctrina de Estado negarle el reconocimiento.
Es de sentido com¨²n que el gobierno de izquierdas es la opci¨®n menos lesiva para el independentismo y abre una rendija al regreso del conflicto a la v¨ªa pol¨ªtica. Es obvio que estas son dos razones para el rechazo de los que siguen montados en la intransigencia patri¨®tica ahora vestida de fundamentalismo constitucional, pero precisamente por ello es dif¨ªcil entender que el independentismo desaproveche la oportunidad. La quimera del programa de m¨¢ximos, las luchas fratricidas y el miedo infantil a la acusaci¨®n de traici¨®n pueden provocar un enroque. Que pagar¨ªan con creces el independentismo y la izquierda. Esquerra Republicana, si pretende ser la v¨ªa racional y pactista, no puede dejar v¨ªa libre al revanchismo de la derecha y de los nost¨¢lgicos del viejo orden bipartidista. La pol¨ªtica es el arte del mal menor.
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