El Pueblo toma el Congreso
La ciudadan¨ªa se levant¨® (de la cama) para ir a ocupar los esca?os del hemiciclo
Lo primero, te dan un chocolate caliente, para que te sientas Pueblo soberano. Luego entras por la puerta grande, literalmente, la de los leones, que solo abren para el Rey y para ti, y resulta que est¨¢ all¨ª la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, que recibe con una sonrisa. Son jornadas de puertas abiertas: para que el Pueblo tome el congreso no hac¨ªa falta tanta manifestaci¨®n, solo esperar a este d¨ªa.
S¨ª: el hemiciclo en directo parece m¨¢s peque?o, la tele engorda. Habr¨ªa que hacerlo un poco m¨¢s espacioso, con esas estrecheces es normal que se formen broncas de taberna. Cuando los frecuentes debates de investidura debe oler aquello a humanidad. Se agradece la decoraci¨®n decimon¨®nica y que no haya llegado la pared ladrillo visto y la bombilla vintage. Todo se andar¨¢.
Viernes por la ma?ana y sin cortes constituidas, as¨ª que hay estudiantes, jubilados, parados, pol¨ªticos y otras gentes con poco que hacer. La ciudadan¨ªa se sienta en los esca?os y se queda ah¨ª sentada, no se sabe qu¨¦ espera, igual un acta de diputado y un turno de intervenci¨®n. Est¨¢n como en el sof¨¢ de casa, viendo la tele con sue?¨ªn, porque estar en el Congreso es como viajar al interior de los informativos. No hay otro sitio que a lo largo de las d¨¦cadas haya protagonizado tantas horas de pantalla, ni siquiera la casa de Gran Hermano. Ah¨ª sentados parece que vamos a votar una ley, y que somos todos de Unidas Podemos, vestidos de calle.
Resulta todo muy familiar, deb¨ª traerme el pijama. Me sent¨¦ donde pude, en un esca?o muy esquinado, en la zona del PP. En los de abajo, los buenos, los del gobierno, no dejan sentarse. Y el del presidente est¨¢ puesto de lado, por si las moscas. Una vez, cuando ZP, lo robaron para hacer un anuncio activista (era medio fake).
Se escuchan las dudas que amargan al ciudadano de a pie. ¡°?Hay reposapi¨¦s?¡±, ¡°?Se puede enchufar el m¨®vil?¡±, ¡°?C¨®mo se pueden equivocar votando si est¨¢ claro para qu¨¦ sirve cada bot¨®n?¡±. Algunos chavales juegan con el tel¨¦fono, como Celia Villalobos con el Candy Crush. Tienen que invertir m¨¢s en mantenimiento: los tiros de Tejero siguen a¨²n en el techo, vaya descuido.
Aparecen los diputados, como Rafael Simancas, que da prolijas explicaciones a los interesados. Ana Pastor y Adolfo Su¨¢rez Illana (su pelazo canoso es, al contrario, mucho m¨¢s grande que en la tele) posan con la gente. Espinosa de los Monteros, en los pasillos, porta obsesivas banderas en la corbata, muy ¨²tiles si te olvidas de en qu¨¦ pa¨ªs est¨¢s. Me recuerdan a Disneylandia, cuando te encuentras al Pato Donald y te da mucha alegr¨ªa la selfi. A la salida te dan la Constituci¨®n Espa?ola, plagada de buenas intenciones. La misma edici¨®n que lleva Pablo Iglesias, para que adoctrines a las masas en los bares. A ver si se aclaran.
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