¡°Traici¨®n¡± como traducci¨®n
Hoy la clave es una reforma fuerte, encontrar un espacio de negociaci¨®n de la pol¨ªtica con el mundo social y del trabajo, con sus actores, y el apoyo a la investidura de un gobierno progresista
La mayor crisis del sistema constitucional espa?ol se ha expresado a trav¨¦s del llamado ¡°conflicto catal¨¢n¡±. Tras la bajamar del 15-M, aquel contencioso pas¨® a ser el p¨¢jaro que canta en la mina alertando antes de la explosi¨®n de gris¨². La emisi¨®n de gases contaminantes en el debate p¨²blico est¨¢ sobrepasando los l¨ªmites recomendados. Se trata de evitar un recalentamiento ultrapartidista con visos de llegar a ser letal en un contexto de crisis m¨²ltiple de la democracia, no ya espa?ola sino europea y transnacional. Enric Juliana sugiere la ¡°espuma de Weimar¡±, que simboliza la crisis y muerte de la rep¨²blica alemana tras la Primera Guerra Mundial, como met¨¢fora de lo que acecha al pa¨ªs. Esta analog¨ªa hist¨®rica podr¨ªa parecer tremendista, si bien no es descartable. Aunque dada la trepidaci¨®n de la escena pol¨ªtica, en otras ocasiones, aquello que est¨¢ sucediendo nos remite m¨¢s bien a la ¡°espuma de la historia¡± en el tiempo largo braudeliano.
La coyuntura puede llegar a enturbiar, a torcer la vista. Particularmente a los pol¨ªticos que viven instalados ella, como el president Quim Torra ¡ªinformante empotrado a la fantas¨ªa de una rep¨²blica inexistente¡ª que, entregado en cuerpo y alma al ¡°camina o revienta¡±, promete la redenci¨®n y el para¨ªso. Convivir con una pol¨ªtica de la coyuntura nos has tra¨ªdo hasta aqu¨ª, cargados de oce¨¢nicas espumas de los mal llamados ¡°d¨ªas hist¨®ricos¡±.
Los datos disponibles indican que ERC da indicios del ¡®quiero y tal vez no quiero¡¯ a la formaci¨®n del gobierno de coalici¨®n entre PSOE y Unidas Podemos. Sin embargo, tras el ¨²ltimo congreso republicano parece que su epil¨¦ptica relaci¨®n con sus propias bases, muy en especial con sus Juventudes y tambi¨¦n con sus Senectudes, se ha transformado en una relaci¨®n simbi¨®tica, convencional en los partidos con organicidad. No cabe olvidar que ERC ha sido y es un partido-amalgama hecho de corrientes diversas desde su fundaci¨®n en marzo de 1931. Por eso, una organizaci¨®n que se acerca al campo de la experiencia nonagenaria deber¨ªa reconocer errores y albergar con prudencia ilusiones, sabiendo que lo son, de manera que le facilitase descartar por fin el mito de la radical y eterna juventud. As¨ª se entender¨ªa que, como fija la expresi¨®n italiana traduttore, traditore, en todo traductor hay un traidor, y que lo que hoy se requiere es traducir en t¨¦rminos pol¨ªticos la situaci¨®n de unas espumas, sean de Weimar o no, que de lo contrario podr¨ªan finalmente devenir espumajos.
La epil¨¦ptica relaci¨®n de ERC con sus propias bases se ha transformado en una relaci¨®n simbi¨®tica
Aunque sigamos siendo cautelosos y s¨®lo diremos ¡°trigo¡± cuando est¨¦ en el saco y bien cordado, a los resultados del congreso de ERC no cabe restarle inter¨¦s: ve ¡°viable¡± que la investidura de Pedro S¨¢nchez pueda ser el 5 de enero. Lo que nos lleva a interpretar que ERC est¨¢ dispuesta, mediante su abstenci¨®n, a facilitar la investidura. Las novedades del congreso republicano podr¨ªan significar un aviso a sus ¨ªntimos adversarios ¡ªlos post post post convergentes¡ª, algo as¨ª como lo que, de momento, nos deparan las encuestas es la victoria electoral. En resumidas cuentas, que a las derechas carpetovet¨®nicas les ha sentado como un rayo y provocado ataques de alferec¨ªa a Waterloo.
El movimiento sindical viene desde hace tiempo se?alando un campo de aterrizaje que permita tomar tierra con los menores desperfectos. Si fuera as¨ª, la inmensa tarea pendiente, con esos mismos interlocutores, pasar¨ªa por hacer frente a los nuevos retos y algunos tambi¨¦n antiguos relacionados con la innovaci¨®n, desestructuraci¨®n y reestructuraci¨®n de los sistemas productivos que se ha venido produciendo desde finales del pasado siglo y, en consecuencia, a la veloz y profunda brecha de desigualdades que avanza desde entonces.
Tras el descarrilamiento de Ciudadanos, el apuntalamiento del PP en el ultramontanismo con el aliento de VOX en su nuca, pero tambi¨¦n del centrifugado de lo que fue CiU, las izquierdas en esta encrucijada, adem¨¢s de un proyecto propio, tendr¨¢n que jugar m¨¢s de un papel dada la necesidad de facilitar la articulaci¨®n de una derecha liberal sin adjetivos. Hoy la clave es una reforma fuerte, encontrar un espacio de negociaci¨®n de la pol¨ªtica con el mundo social y del trabajo, con sus actores, y el apoyo a la investidura de un gobierno progresista, con su deseable pacto de legislatura. De lo contrario, no cabe descartar que el esp¨ªritu de nuestro tiempo (Zeitgeist) constituya un retorno a los fantasmas del ruido judicial, imitando y dando continuidad a las secuelas de un ochentero Poltergeist.
Jos¨¦ Luis L¨®pez Bulla es sindicalista; Javier T¨¦bar Hurtado es historiador.
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