Los padres de la coreana muerta al caerle una cornisa en Madrid: ¡°Estamos solos. Nos dieron el p¨¦same y nada m¨¢s¡±
Jihyun, de 32 a?os, falleci¨® el pasado viernes tras caerle encima un cascote del edificio de la Consejer¨ªa de Cultura. Acababa de terminar un curso de espa?ol en Valladolid
¡ª Mi hija muerta desenmascara el peligro del turismo en Madrid.
Dos padres coreanos de mediana edad se han manifestado este viernes y este s¨¢bado en la sede de la Consejer¨ªa de Cultura de la Comunidad de Madrid, a seis minutos a pie de la Puerta del Sol. Fue una concentraci¨®n silenciosa. Un hombre enfundado en ch¨¢ndal negro con una sudadera negra con capucha, y una mujer de abrigo largo del mismo color. Solitarios. Sin apenas hablar, sin hacer mucho ruido. Portaban, eso s¨ª, dos pancartas con las manos. Una: ¡°No evitar la responsabilidad por la tragedia de la muerte de mi hija¡±. Y otra: ¡°Para todas aquellas personas que aman Madrid y Espa?a: gracias a todos los que comparten nuestro dolor, deseamos que siempre sean felices con sus familias¡±.
Su historia empez¨® a las 4.15 del pasado s¨¢bado, cuando el m¨®vil de ella vibr¨® muy fuerte en la mesita de noche de su dormitorio de Bus¨¢n, la segunda ciudad m¨¢s importante de Corea del Sur. No hubo respuesta. 45 minutos despu¨¦s, esta vez s¨ª, el padre de Jihyun respond¨ªa al tel¨¦fono:
¡ª Su hija ha muerto en Madrid en un tr¨¢gico accidente.
Era un agente de la polic¨ªa coreana. Gyoungsook Han, de 60 a?os, y Sungwoo Lee, de 58, se enteraron as¨ª del fallecimiento de su hija Jihyun, de 32 a?os. Tras colgar, encendieron el ordenador y cogieron sin pensar el primer vuelo que hab¨ªa para la capital de Espa?a. No hab¨ªa trayecto directo. Se¨²l-Madrid, cinco de la tarde, 36 horas de vuelo, con escala en Hong Kong y Mil¨¢n. ¡°Todav¨ªa seguimos sin dormir nada¡±, cuentan sentados ¡ªcon unas inmensas ojeras¡ª sobre el sof¨¢ de la recepci¨®n de un hotel a las afueras de Madrid. ¡°Ahora estamos solos y desamparados por la Comunidad de Madrid. Los ciudadanos espa?oles tendr¨ªan que sentir verg¨¹enza de c¨®mo nos est¨¢n tratando¡±.
La noticia del fat¨ªdico accidente de su hija se expandi¨® de manera fulgurante por los diarios, informativos y redes sociales a las 14.45 del viernes 20: ¡°En estado cr¨ªtico una mujer coreana tras caerle una cornisa en la calle Alcal¨¢¡±. El argentino Arturo Prins, de 47 a?os, se salv¨® de milagro. ¡°No s¨¦ c¨®mo sigo vivo¡±, cuenta por tel¨¦fono. ¡°Iba a sacar dinero de La Caixa y unos cascotes cayeron a mi lado con tan mala suerte que le golpearon de lleno a una chica. Se desplom¨® en el acto. Empec¨¦ a asistirla como pude. Todav¨ªa sigo muy impactado¡±. Dos minutos despu¨¦s, llegaron cuatro ambulancias. ¡°La v¨ªctima ha entrado en parada respiratoria con un traumatismo craneoencef¨¢lico¡±, dijo un portavoz de Emergencias. Horas despu¨¦s, falleci¨®.
La sonrisa de Jihyun aterriz¨® en Barajas a mediados de mayo tras romper con su novio. ¡°Volver¨¦ con un espa?ol¡±, avis¨® a sus padres antes de embarcar. La coreana hab¨ªa estado ahorrando un a?o entero en Se¨²l para viajar a estudiar espa?ol. Tras terminar su trabajo como dise?adora de moda en una empresa en el mes de abril, localiz¨® un curso de castellano en Valladolid. Ten¨ªa entre ceja y ceja cumplir un nuevo sue?o: ser, alg¨²n d¨ªa, dise?adora de moda para Zara. ¡°Le encantaba Inditex. Todo el d¨ªa estaba dibujando¡±, cuenta su madre.
En Pucela no tard¨® en encontrar varios grupos de amigos. ¡°Nos conocimos en la Universidad. Era incre¨ªble, detallista, risue?a y con una carcajada muy contagiosa¡±, cuenta su amiga Elena Revilla, de 33 a?os. ¡°Ella viv¨ªa abajo y yo arriba. No hab¨ªa d¨ªa en que no me dijera: B¨¢jate, que he cocinado algo'¡±. Revilla se enter¨® de la tr¨¢gica noticia en el grupo de WhatsApp que ten¨ªan porque una compa?era no lograba localizarla. ¡°Hasta que la madre de una nos dijo que hab¨ªa le¨ªdo en el peri¨®dico algo de un accidente en Madrid¡±.? Se repartieron los tel¨¦fonos y comenzaron a llamar a hospitales y comisar¨ªas de Madrid. Uno, dos, tres. Y nada. La confirmaci¨®n lleg¨® tras hablar con el consulado.?
¡°Jin era una alumna mod¨¦lica¡±, cuenta Beatriz Pall¨ªn, su profesora de espa?ol en Valladolid, de 48 a?os. ¡°Educada, respetuosa, siempre mostraba un gran inter¨¦s por la lengua y la cultura espa?ola. Era del grupo 5, un grupo que jam¨¢s olvidar¨¦. Estoy segura de que cada vez que vea su mesa, cerca de la puerta de entrada, la ver¨¦ a ella¡±.
Sus padres no han ido a Valladolid. Llevan en Madrid desde el pasado domingo. Siete d¨ªas. Sin descanso. ?l trabaja en Bus¨¢n para una ONG que lucha por la unificaci¨®n de las dos Coreas. Ella, como profesora de Biolog¨ªa en un instituto de bachillerato.
All¨¢, a m¨¢s de 10.300 kil¨®metros de distancia, tambi¨¦n se qued¨® su otro hijo, m¨¢s peque?o. ¡°Es un gran fot¨®grafo¡±, dice su padre. La ¨²ltima vez que conversaron con su hija fue el 13 de diciembre. ¡°Mam¨¢, pap¨¢, ya he terminado el curso de espa?ol. El d¨ªa 23 volver¨¦ a Corea para pasar Nochebuena¡±. De hecho, tambi¨¦n ten¨ªa comprado los vuelos para pasar el fin de a?o en Filipinas junto a una de sus mejores amigas.
¡°Seguimos sin entender c¨®mo ha podido fallecer mi hija por una borrasca. ?Por el mal tiempo? ?C¨®mo es posible? ?Por qu¨¦ ha muerto mi hija? ?Por qu¨¦?¡±, lamenta su padre, que denuncia un trato ¡°lamentable¡± por parte de la Comunidad de Madrid.
Los dos cuentan que, al aterrizar en Barajas el pasado domingo, fueron recibidos por tres representantes de la Embajada coreana y dos de la Comunidad en un reservado de la zona VIP del aeropuerto. ¡°Los de la Comunidad nos dieron el p¨¦same y se marcharon, sin m¨¢s¡±. Despu¨¦s, siempre seg¨²n su versi¨®n, se fueron al hotel que le hab¨ªan recomendado desde la embajada a las afueras de Madrid.
A las ocho de la ma?ana del lunes 23 se presentaron en el Instituto Anat¨®mico Forense. ¡°?Tardamos cuatro horas en ver a nuestra hija!¡±. El motivo era una autorizaci¨®n judicial. ¡°Nadie nos dijo c¨®mo se hac¨ªa eso. Solo nos dec¨ªan que hab¨ªa muerto, pero yo quer¨ªa saber que, efectivamente, esa era mi hija¡±. Al final lograron verla gracias a que el instituto envi¨® un burofax al juez. ¡°Tambi¨¦n solicitamos una copia del atestado judicial, pero tardaron horas y horas en d¨¢rnoslo¡±.? Nadie les explic¨® la burocracia espa?ola. ¡°No queremos dinero, queremos unas disculpas oficiales, una explicaci¨®n detallada de lo que sucedi¨® y que la Comunidad nos pague la repatriaci¨®n de nuestra hija porque ella ten¨ªa un seguro, pero no lo cubre todo¡±, lamenta.
"El Gobierno de la Comunidad est¨¢ muy afectado por el caso", asegura un portavoz. "La presidenta, la consejera de Cultura y varios miembros del gabinete han estado muy pendientes desde el primer d¨ªa". Eugenio Font¨¢n, n¨²mero tres de la Viceconsejer¨ªa de Presidencia, ha sido el encargado de la gesti¨®n con la familia coreana: ¡°Fue un accidente fortuito. Ya se revis¨® el edificio y vimos que fue por culpa del temporal. ?Qu¨¦ otra cosa podemos hacer? No depende de nosotros. Piden un funeral de Estado, pero nosotros no hacemos esas cosas. Tambi¨¦n quieren una investigaci¨®n del suceso y subir a la azotea para ver el edificio, pero ya les hemos dicho que eso corresponde a los peritos¡±.
¡ª Tambi¨¦n piden los costes de la repatriaci¨®n.
¡ª No podemos generar ese presupuesto porque los interventores no nos dejan.
¡ª Puede ser extraordinario.
¡ª Eso no me lo han pedido.
¡°Es muy importante que la Comunidad se centre en ayudar a la v¨ªctima¡±, dice un portavoz de la Embajada de Corea. ¡°Ya saben lo que quiere la familia. Les toca actuar¡±. ¡°Si esto hubiera pasado en Corea se habr¨ªa gestionado de otra manera. No es justo el trato que est¨¢n recibiendo¡±, dice Hyung Min Lee, de 47 a?os, y vicepresidente de la Asociaci¨®n de Residentes Coreanos de Madrid. ¡°Tienen que tratar igual a un coreano, a un alem¨¢n y a un estadounidense. Se olvidan de que 700.000 coreanos visitan cada a?o Espa?a. Est¨¢ siendo una verg¨¹enza¡±.
Jihyun, de 32 a?os, lleg¨® a Madrid el d¨ªa 18 tras visitar Barcelona. Su intenci¨®n era enviar a casa los dos maletones gigantes que se trajo de Corea. ¡°Desde Valladolid es car¨ªsimo y me han dicho que una empresa de all¨ª las env¨ªa m¨¢s baratas. Adem¨¢s, as¨ª aprovecho para hacer turismo¡±, confes¨® a sus amigas. Cuando fue a las puertas del local estaba cerrado. De paso, observ¨® la inmensidad de su anhelado Gaud¨ª. Regres¨® a Madrid al d¨ªa siguiente y logr¨® enviar las maletas. El d¨ªa del accidente iba camino de la casa de su amiga japonesa Satomi, que vive muy cerca. En el hotel donde se hospedaba guardaba una agenda que ya ha sido devuelta a sus padres. ¡°D¨ªa 20. Visitar el Museo Reina Sof¨ªa¡±.
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