Por una Rep¨²blica M¨¢gica, M¨ªstica y Espiritual
En estas fechas tan entra?ables adoctrinamos a los ni?os en el consumo
La cabalgata de los Reyes Magos de Madrid trataba sobre ¡°los valores universales¡±, como se vio bien reflejado en los patrocinadores: Disney, El Corte Ingl¨¦s, el Real Madrid, etc. No es por ser El Grinch o Scrooge, pero, en efecto, no hay valor m¨¢s universal que el consumo. De hecho, Sus M¨¢gicas Majestades inventaron hace 2020 a?os el negocio que hoy explota Amazon. Otro de los valores que pretende inculcar la cabalgata es el respeto por el medioambiente, lo que no deja de ser una contradicci¨®n que preferimos ignorar. Como esta: quiere el Ayuntamiento que este sea un festejo tradicional, sin ¡°estridencias¡± ni moderneces, pero luego se mete por ah¨ª a Los Lunnis y a Bob Esponja. ?Tambi¨¦n fue la Patrulla Canina al portal de Bel¨¦n? Venga, eso no se lo cree nadie. No te lo perdonar¨¦ jam¨¢s, Mart¨ªnez-Almeida. Jam¨¢s.
?Y la huella de carbono de los tres magos? Caemos en el fetichismo de la mercanc¨ªa, adoramos los objetos sin preguntarnos de d¨®nde vienen, ni en qu¨¦ condiciones. Probablemente de Oriente, s¨ª, pero de oscuras f¨¢bricas y en grandes barcos mercantes. Mi propuesta para unos Reyes sostenibles es que no se regalen objetos al tunt¨²n, porque regalamos por regalar, por salir del paso (de ah¨ª tantos perfumes, cinturones y, horror, calcetines), sino que se regalen servicios. Regalar, por ejemplo, ayuda para pintar la casa, una cena suculenta, un hombro en el que llorar, un masaje sexy y aceitoso.
La monarqu¨ªa oriental que celebramos es como la monarqu¨ªa espa?ola: no todo el mundo cree en ella, y nadie deber¨ªa hacerlo m¨¢s all¨¢ de la mayor¨ªa de edad. Necesitamos una Rep¨²blica M¨¢gica, M¨ªstica y Espiritual. Este es el primer enga?o a las nuevas generaciones: no se sabe si para prepararlas para un mundo cruel o con el objetivo de que nunca m¨¢s se f¨ªen de los que les precedieron y su omert¨¢ c¨®mplice. Porque a ver qui¨¦n es el listo que revela el secreto: ser¨ªa linchado por turbas de padres iracundos. ¡°Queremos un mundo m¨¢s justo donde sepamos convivir con nuestras diferencias¡±, dijo el rey Melchor en un escenario en el que, en un raro contraste, estaba el ultraderechista Ortega-Smith, que da miedo. Luego salieron los de MasterChef, por aquello de no dejar un espacio libre de promociones.
La juventud tiene que lidiar con la destrucci¨®n del planeta m¨¢s que aprender que el ejercicio de la bondad se recompensa con Playstations y Legos. Somos la orquesta del Titanic: se acaba el mundo y seguimos encendiendo lucecitas y consumiendo hasta gripar la m¨¢quina, se impone una suspensi¨®n colectiva del raciocinio en pos del almacenamiento de objetos in¨²tiles que nunca lograr¨¢n saciarnos. Lo peor es que se lo ense?amos a los cr¨ªos, con la excusa de la ilusi¨®n y bla, bla, bla. Hay esperanza: el ni?o Jes¨²s disfrut¨® del oro, el incienso y la mirra, pero ya de mayor ech¨® a latigazos a los mercaderes del templo.
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