Manises vende el primer y el segundo premio de la Loter¨ªa del Ni?o y mantiene la fama
El pueblo se vio envuelto en la pol¨¦mica al ser acusado el alcalde de ocultar que hab¨ªa ganado 12 millones
No ha sido mucho dinero, pero s¨ª el suficiente para mantener, un a?o m¨¢s, la fama. Manises, un municipio del ¨¢rea metropolitana de Valencia encajonado entre el aeropuerto de Valencia y el r¨ªo Turia, ha vendido el primer premio (una serie) y el segundo (un d¨¦cimo) de la Loter¨ªa del Ni?o, y ha reforzado la idea de que la mala publicidad no existe.
En 2011, la administraci¨®n de Loter¨ªa n¨²mero 3 se vio salpicada, de forma tangencial, por la pol¨¦mica. Aquel a?o vendi¨® al PP local el n¨²mero 53.404, agraciado con el segundo premio de la Loter¨ªa de Navidad. Nada m¨¢s conocerse la noticia, el juez Vicente R¨ªos exigi¨® al alcalde y presidente del partido en Manises, Enrique Crespo, imputado por el gran desfalco de la depuradora de Valencia, que le comunicase cu¨¢ntos d¨¦cimos ten¨ªa. Crespo respondi¨® que uno. El magistrado no le crey¨®. La investigaci¨®n judicial revel¨® que los padres y el hermano del regidor hab¨ªan ingresado 99 d¨¦cimos (m¨¢s de 12 millones de euros) en sucursales bancarias de varios municipios. Crespo fue juzgado y absuelto de ocultar el premio (delito de insolvencia punible), aunque poco despu¨¦s fue condenado a 10 a?os de prisi¨®n por el saqueo de la empresa p¨²blica de aguas residuales. Desde que estall¨® el esc¨¢ndalo no ha pasado una Navidad sin que la administraci¨®n de Loter¨ªa n¨²mero 3 haya dado uno o varios premios importantes, las colas anuales para comprar d¨¦cimos han ido en aumento y han crecido tambi¨¦n las ventas por Internet hasta convertirse, seg¨²n su propietario, Fran Garc¨ªa, en uno de los primeros expendedores de Espa?a. Enfundado en una camiseta con el segundo premio, Garc¨ªa no cree, sin embargo, que el caso de Crespo haya tenido que ver en su ¨¦xito. "El PP tambi¨¦n ha jugado este a?o", comenta, "pero como todos los partidos. Vendemos mucho".
Pascual Garc¨ªa, obrero metal¨²rgico de 64 a?os, se ha acercado al negocio, pero solo por curiosidad. "Aqu¨ª han vendido el segundo y un poco m¨¢s all¨¢ el primero. Pero yo no he sido agraciado y todav¨ªa no me puedo jubilar", dice Garc¨ªa, que cada a?o juega religiosamente 200 euros y, lamenta, solo le han tocado pedreas
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