Una red solidaria para emprendedoras migrantes
La fundaci¨®n Servei Solidari fomenta la creaci¨®n de peque?as empresas con un sistema de microcr¨¦ditos
Hanane Karfasse lleg¨® a Catalu?a desde una ciudad del centro de Marruecos hace m¨¢s de 10 a?os. Como muchas de las personas que llegan tras un periplo migratorio ¡ªaunque ella lo tuvo m¨¢s f¨¢cil que otros, porque vino con contrato y papeles¡ª, esta mujer que ahora tiene 27 a?os se puso a trabajar en lo que pudo. Finalmente, dio con una pasteler¨ªa en la que lleg¨® a ser oficial de primera. Con la ambici¨®n en los ojos y la sonrisa de quien tiene las cosas muy claras, explica c¨®mo decidi¨® dejar el trabajo cuando entendi¨® que en ese puesto no podr¨ªa avanzar m¨¢s. ¡°Me puse a estudiar durante dos a?os en cursos de pasteler¨ªa, panader¨ªa y cocina. Quer¨ªa dedicarme a hacer dulces ¨¢rabes y espa?oles¡±, relata. Tras constatar las dificultades para encontrar un trabajo acorde con lo que buscaba, y despu¨¦s de descubrir que la barrera cultural en algunas entrevistas de trabajo era m¨¢s grande de lo que pensaba, lo vio claro: ten¨ªa que montar un proyecto propio.
Karfasse es una de las asistentes en un encuentro en un patio interior de un edificio del barrio del Eixample de Barcelona. Un grupo de unas 50 personas debate sobre proyectos de emprendedur¨ªa, estudios de mercado, posicionamiento de marca o estrategias de financiaci¨®n. A diferencia de las escuelas de negocios y aceleradoras de startup, en estas conversaciones no se cuelan palabras en ingl¨¦s o t¨¦rminos muy especializados. El lenguaje es sencillo y pr¨¢ctico, pero la ambici¨®n es la misma: responder a la pregunta de c¨®mo arrancar un negocio de la nada.
El encuentro es una de las jornadas organizadas por la fundaci¨®n Servei Solidari, que tiene un servicio personalizado de asesor¨ªa para las personas que est¨¢n emprendiendo un negocio. La peculiaridad de este proyecto es que la gran mayor¨ªa de sus cerca de 325 usuarios anuales son personas migrantes, y el 65% son mujeres.
Las emprendedoras de ¨¦xito financian a las dem¨¢s con peque?os pr¨¦stamos
Esta fundaci¨®n, vinculada a la Escuela Pia, act¨²a como intermediaria, mediante convenios con entidades bancarias, para financiar proyectos de emprendedur¨ªa de hasta 485.000 euros anuales. Pero tienen adem¨¢s otra forma de financiar iniciativas: ¡°Usamos el m¨¦todo de las comunidades autogestionadas que se prestan microcr¨¦ditos, ideado por el premio Nobel Muhammad Yunus. Las mismas mujeres que emprenden son las que ahorran y generan microcr¨¦ditos de entre 100 y 1.000 euros para las dem¨¢s. En 2019 el volumen ha sido de 24.500 euros, pero lo m¨¢s importante es que se crea una red entre ellas¡±, explica Sandra Rodr¨ªguez, una de las impulsoras del proyecto. Fue con este sistema que Karfasse abri¨® su propia empresa de dulces, con la que espera estrenar pr¨®ximamente un local en Barcelona.
En una situaci¨®n parecida a la de Karfasse est¨¢ Clara Solarte, una colombiana que con su hija de 27 a?os intenta abrir un taller de costura y arreglos de ropa. Solarte lleg¨® a Espa?a hace nueve a?os. En su pa¨ªs hab¨ªa estudiado dise?o y desde el principio quiso abrir un taller, pero las puertas se le cerraban y durante este tiempo trabaj¨® en tareas de limpieza. Hasta que le operaron de la mano y tuvo tiempo para pensar. ¡°El proceso puede tardar, porque las personas que migran tienen una mochila importante. Es mejor ir despacio y hacerlo bien¡±, destaca Rodr¨ªguez. Solarte est¨¢ de acuerdo: ¡°Ahora me est¨¢n ayudando a hacer el plan de negocio, y tengo un local visto en el barrio de Horta¡±. Tambi¨¦n empez¨® limpiando en casas Yolanda Pereda, peruana de 53 a?os que lleva 17 en Ripollet. Est¨¢ en la fase inicial de su proyecto de empresa de venta de ali?os para carnes, en el que cuenta con la ayuda de la red de emprendedoras.
Tambi¨¦n hay quien acude a la fundaci¨®n para intentar poner control a una idea que se le ha hecho grande. Berta Garcia, una de las pocas mujeres de la fundaci¨®n que no viene de un proceso de migraci¨®n, trabajaba en el mercado de Tortosa y hace nueve a?os empez¨® con preparados de especias y condimentos para cocinar. Le fue tan bien que tuvo que pedir ayuda para organizar los 2.800 botes de escalivada, 1.000 de tomate, 4.000 de pisto y las miles de bolsitas de especias que produce cada a?o. Con el asesoramiento de la fundaci¨®n est¨¢ vendiendo a tiendas de varias poblaciones catalanas, aragonesas y valencianas. ¡°Lo fuerte es que empec¨¦ de cero, y ahora estoy mirando de vender en restaurantes y supermercados¡±, exclama.
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