Regreso al futuro
Los extremos se tocan y ah¨ª tenemos Junts per Catalunya y Ciudadanos tensando la cuerda. Con ERC poniendo a diario una vela a Dios y otra al diablo y a los Populares intentando no perder protagonismo
S ostiene Garc¨ªa Margallo que el primer error grave del PP para con Catalunya fue recurrir el Estatuto. M¨¢xime cuando ellos hab¨ªan copiado textualmente algunos art¨ªculos para incluirlos en el valenciano. Y eso, a pesar de la afrenta del tripartito de Maragall de apartarles de cualquier consenso. Barcelona, Sal¨® del Tinell, el d¨ªa que las izquierdas consiguieron romper la barrera convergente y gobernar la Generalitat. A?ade quien despu¨¦s fue ministro espa?ol de Exteriores y azote del independentismo que se quej¨® a Rajoy. ?ste, entonces amigo, le pregunt¨® qu¨¦ har¨ªa ¨¦l. Revisar la Constituci¨®n y adaptarla a un nuevo marco pol¨ªtico de acuerdo con lo que los catalanes han votado, respondi¨®. Y como el l¨ªder popular se lament¨® de que esto tambi¨¦n se lo dec¨ªan otros pero que nadie le concretaba m¨¦todo alguno y ¨¦l prefer¨ªa leer el Marca, a los d¨ªas el entonces eurodiputado le libr¨® su personal Carta Magna revisada y redactada de su pu?o y letra y de arriba abajo. Texto que pas¨® a dormir el sue?o de los justos o a aumentar la ristra de documentos in¨²tiles. O las dos cosas a la vez porque comparten el mismo destino. La nada.
Seguramente fue en aquel momento cuando de manera ampulosa el PP pas¨® a judicializar la pol¨ªtica tal y como lamentamos hoy. Hab¨ªa precedentes, pero a¨²n no marcaban tendencia. El parlamentarismo manten¨ªa v¨ªas abiertas de di¨¢logo a pesar de las discrepancias. Y la acritud pod¨ªa ser orillada cuando acababan las sesiones p¨²blicas y al percibirse que el riesgo pasaba a mayores. Un esfuerzo que supon¨ªa abandonar sutilmente la v¨ªa Aznar, sin duda el Presidente que m¨¢s hostilidad, animosidad e irritabilidad ha provocado de entre todos los que se han instalado en Moncloa. Y de aquella aversi¨®n estas tensiones.
Nada parece indicar que el partido central de la derecha espa?ola tenga intenci¨®n alguna de abandonar este camino. Para perjuicio de la convivencia que sigue ampliando su discordia y para desesperaci¨®n de Garc¨ªa Margallo que sigue insistiendo en denunciar el error. Su voz clama en el desierto.
Pablo Casado anunci¨® una querella contra Torra por usurpaci¨®n de funciones. Se present¨® este mi¨¦rcoles despu¨¦s del cruce de navajas protagonizado por los socios de Govern a partir de la p¨¦rdida del esca?o del President a quienes los suyos quieren m¨¢rtir utiliz¨¢ndole para atizar al del Parlament de quien destacan su poca valent¨ªa por no saltarse la ley. En medio, unos letrados sometidos al fragor de la batalla por hacer su trabajo con profesionalidad. Los extremos se tocan y ah¨ª tenemos Junts per Catalunya y Ciudadanos tensando la cuerda, cada uno por un cabo. Con Esquerra Republicana poniendo a diario una vela a Dios y otra al diablo y los Populares intentando no perder su porci¨®n de protagonismo consiguiendo los favores judiciales amigos y mantener la causa enarbolada. As¨ª se han comprometido a seguir ante su electorado con todo lo que les disguste de lo que apruebe la coalici¨®n de izquierdas gobernante. El papel pol¨ªtico de los jueces est¨¢ tan garantizado como el peso de sus decisiones en la pol¨ªtica. Por lo menos hasta que la sensatez regrese al futuro.
Mientras, y frente a la rivalidad independentista, la contienda constitucionalista. Otra batalla por la hegemon¨ªa a la que In¨¦s Arrimadas anda ahora proponiendo candidaturas conjuntas en las tres nacionalidades hist¨®ricas a las que niega la mayor. ?Ay, si Fraga levantara la cabeza! Porque es sabido el cambio de opini¨®n acerca del concepto constitucional de naci¨®n que combati¨® como ponente en el 78 cuando accedi¨® a la presidencia de la Xunta y los batallones de gaiteros celebraban el inicio de sus mandatos. Por herencia y mayor¨ªa, es l¨®gico que N¨²?ez Feijoo se niegue a coaligarse. Y especialmente con Ciudadanos que no tiene representaci¨®n en el Parlamento de Santiago como tampoco en el de Gernika. Y que tampoco mand¨® representaci¨®n a Madrid en las generales de noviembre ni desde el Pa¨ªs Vasco ni desde Galicia donde perdi¨® los dos diputados que logr¨® en abril.
Catalunya es, en cambio, otro hecho diferencial. Ante la hecatombe que las encuestas auguran para quien gan¨® los comicios hace dos a?os pero que nunca supo ni quiso administrar tan simb¨®lica victoria, qu¨¦ mejor que disimularlo d¨¢ndole la mano a quien no levanta cabeza. Una suma de perdedores puede matizar derrotas individuales e incluso mejorar expectativas y as¨ª mantener la imagen de martillo de herejes. Aunque esto quede lejos de las soluciones anheladas y nunca facilitadas con alternativas que no sean las de la judicializaci¨®n.
¡°Tengo la impresi¨®n que en Espa?a el futuro es cierto pero el pasado es impredecible¡±. De nuevo y desde sus Memorias heterodoxas, Garc¨ªa Margallo ech¨¢ndose al suelo cuando llegan los suyos. Y Vox en la colina.
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