Una arqueolog¨ªa de la noche madrile?a
La Sala de Arte Joven acoge la expoisici¨®n 'Una imagen que no duela ni cueste mirar', comisariada por Anneke Raskin y V¨ªctor Aguado
Organizar una exposici¨®n sobre la noche es una empresa ambiciosa. Si acotamos el alcance del t¨¦rmino a la noche madrile?a, puede que tengamos la tentaci¨®n de creer que la cosa se simplifica, pero bastar¨ªa con sentarse a pensar en lo infinito de este territorio, para empezar a arrepentirnos de la osad¨ªa. A pesar de la complejidad que supone tratar de encapsular la noche en una sala de exposiciones, centros como el CA2M ya lo intentaron en 2018 con muestras como Querer parecer noche o Lubric¨¢n y con la velada Estudios de la Noche. Ahora, es la Sala de Arte Joven la que recoge el testigo con la muestra?Una imagen que no duela ni cueste mirar, comisariada por Anneke Raskin y V¨ªctor Aguado, ganadores de la XI edici¨®n de la convocatoria Se busca comisario.
?De d¨®nde viene esta fijaci¨®n por lo nocturno que parece existir ¨²ltimamente en el arte contempor¨¢neo? La tem¨¢tica de la noche es inagotable pero, como apunta Aguado, seguramente tenga que ver con el hecho de que ¡°para las artes visuales, es un reto pensar la oscuridad¡±. Tambi¨¦n es tentadora esa imposibilidad de definir la noche en una ¨²nica palabra, porque lo nocturno est¨¢ plagado de significados ambivalentes: fiesta y descanso, deseo y rechazo, placer y defensa, comunidad e intimidad, hedonismo y violencia, apariencia y autenticidad; monstruos y fantas¨ªas.
Ante esta imposibilidad de ¡°nombrar la noche¡±, los comisarios han optado por dejar de lado lo ling¨¹¨ªstico para fijarse en las im¨¢genes y han puesto en marcha un ejercicio de arqueolog¨ªa. ¡°Quer¨ªamos averiguar qu¨¦ tipo de estratos sedimentados existen en esa imagen de la noche madrile?a que tenemos. Esto significa no quedarnos en la superficie, sino ver qu¨¦ pasa debajo¡±. Y excavando en esos estratos, lo que se halla es una imagen fracturada, que huye de las representaciones binarias y parece sentirse m¨¢s a gusto en los umbrales, en esos espacios intermedios entre un lugar y otro. Esta arqueolog¨ªa, adem¨¢s, no se centra en desenterrar el pasado, sino que quiere ser una proposici¨®n hacia el futuro: ¡°En la exposici¨®n no decimos ¡®esta es la imagen que queremos de la noche madrile?a¡¯, sino m¨¢s bien ¡®esta es una posible imagen¡±.
Y aunque el t¨ªtulo Una imagen que no duela ni cueste mirar?podr¨ªa parecer una reclamaci¨®n amable de la noche, nada m¨¢s lejos de la realidad: las obras que se exponen se hacen cargo de las tensiones que se generan en el imaginario nocturno. Esto se ve muy bien, por ejemplo, en los flyers de fiestas hardcore punk de los noventa, ampliados a tama?o p¨®ster, que cuelgan en las paredes de la sala. ¡°En ellos se reivindica el acceso a un espacio celebrativo con im¨¢genes que remiten a lo violento y a lo sacrificial. Hay est¨¦ticas, como la del hardcore, que integran muy bien estas tensiones¡±.
Se aprecian tambi¨¦n en otras obras de la sala, como la fotograf¨ªa de Chenta Tsai (Putochinomaric¨®n) impresa en tela de bandera semitransparente, que sirve al artista para reflexionar sobre el derecho a la opacidad, o en la instalaci¨®n Dance Theatre de Paula Garc¨ªa-Masedo, un guardarropa de discoteca (con una cortina procedente de las ruinas de Puzzle, hist¨®rica de la ruta del bakalao), que nos invita a pensar, a partir de objetos tangibles ¡ªcomo esas prendas abandonadas en el perchero¡ª sobre aquello que ha desaparecido.
Otra de las piezas recrea la forma de instalar los altavoces en las raves de electr¨®nica, con el DJ oculto tras ellos; los vinilos de Arca est¨¢n colocados junto a la mesa de mezclas, para que quien lo desee pueda pincharlos. Junto a esta instalaci¨®n, una sala de lectura con una cama invita al espectador a tumbarse y ojear los libros apilados sobre la mesilla, mientras experimenta la extra?a sensaci¨®n de estar habitando un umbral entre la infancia y la madurez.
El cruising, la prostituci¨®n, los karaokes, las fiestas adolescentes y las coreograf¨ªas invisibles que se generan cuando los mecheros pasan de una mano a otra est¨¢n representados en la parte superior de la sala, un espacio m¨¢s oscuro e ¨ªntimo, donde el sonido de los grillos se confunde con los graves de la m¨²sica techno. Incluso los charcos nocturnos y la basura ¡ªque se produce durante el d¨ªa y se gestiona durante la noche¡ª tienen espacio en esta muestra, gracias a la obra de Marina Gonz¨¢lez Guerreiro.
Entre las actividades que dialogan con la exposici¨®n habr¨¢ una serie de encuentros organizados por Elena Castro C¨®rdoba y HJ Darger ¡ªbautizados como Santuario nocturno: las reparaciones que los clubes nos deben¡ª, que tienen como objetivo redactar protocolos de acoso en espacios de fiesta para que en el futuro se puedan traducir en compromisos legales. Tambi¨¦n habr¨¢ una velada con Julia Morandeira y los comisarios de la muestra para investigar las potencialidades de la noche y la nocturnidad.
Visitas (diferentes) para grupos
En todas las exposiciones, la Sala de Arte Joven ofrece visitas dinamizadas para grupos realizadas por su equipo de mediaci¨®n cultural, formado por Jara Blanco, Patricia Raijenstein y Christian Fern¨¢ndez Mir¨®n. No son visitas guiadas al uso; en ellas se establece un di¨¢logo con el p¨²blico y se generan interesantes conversaciones, de manera que las aportaciones de una visita van enriqueciendo las siguientes.
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