Un Mediterr¨¢neo negro de costa a costa
El griego Petros M¨¢rkaris y el argelino Yasmina Khadra ratifican en BCNegra un poso com¨²n del g¨¦nero en el ¨¢rea


En Argelia, la ¨²nica posibilidad de que alguien procedente de la clase m¨¢s humilde tenga una m¨ªnima oportunidad en la vida es ¡°si entra en el aparato judicial o se hace polic¨ªa¡±, sostiene Yasmina Khadra, mientras a su lado el griego Petros M¨¢rkaris cabecea asertivamente: ¡°Kostas Jaritos s¨®lo ten¨ªa dos opciones: o hacerse campesino o entrar en la escuela de polic¨ªa, la ¨²nica a la que pod¨ªa tener acceso para salir de la miseria¡±, relata sobre su popular detective, hijo de la zona m¨¢s pobre de Grecia, en la frontera junto a Armenia. No es la ¨²nica intersecci¨®n en la que confluyeron el s¨¢bado ambos autores en su charla en el marco del festival literario BCNegra que domingo concluye y donde ratificaron as¨ª, por si a¨²n queda alguien que lo dudara, la existencia de un poso que permite hablar de novela negra mediterr¨¢nea; en forma y en fondo.
M¨¢rkaris: ¡°Para huir de la miseria, la ¨²nica salida en algunas zonas es hacerse polic¨ªa¡±
Por coincidir, Khadra (Kenadsa, 1955) y M¨¢rkaris (Estamb¨²l, 1937) lo hicieron hasta en qu¨¦ les condujo al g¨¦nero negro desde ¨¢mbitos tan dispares como ser comandante del ej¨¦rcito argelino destinado a la lucha contra el integrismo isl¨¢mico o un chaval al que su padre enfocaba a la gesti¨®n empresarial. ¡°A los 9 a?os estaba ya en la escuela de cadetes y a los 11 escrib¨ª mi primera novela; ten¨ªa claro que quer¨ªa ser escritor, pero sab¨ªa que cada vez que escrib¨ªa era desertar: ah¨ª la cabeza estaba para llevar un casco, no para pensar, que estaba prohibido; y yo, adem¨¢s, quer¨ªa reflejar el abuso del poder, en lo sociopol¨ªtico y lo econ¨®mico, y para hacer eso me siento mucho m¨¢s c¨®modo en la novela negra¡±, confiesa Khadra. ¡°Mi ¨²nico inter¨¦s con el g¨¦nero es en tanto lo convierto en un veh¨ªculo para hablar de la sociedad y la pol¨ªtica actual¡±, remacha M¨¢rkaris, verbalizando la evoluci¨®n de sus tramas, que han ido diluyendo lo detectivesco en favor de un claro realismo social, como ocurre en su ¨²ltima entrega, Universidad para asesinos (Tusquets), donde la muerte de un profesor sirve de pretexto para hablar de las envenenadas puertas giratorias entre la pol¨ªtica y el mundo de la universidad, un campus minado de intereses, al parecer.
Las aguas del Mediterr¨¢neo ba?an en principio las mismas orillas culturales, si bien todo est¨¢ hoy m¨¢s contaminado. ¡°Ese escenario que siempre he visto como mitol¨®gico por el encuentro de hombres y dioses se est¨¢ embruteciendo por esa b¨²squeda neur¨®tica de la soberan¨ªa; en vez de crisol de culturas volvemos a caer en el gregarismo, nos replegamos, y eso nos acerca m¨¢s a los animales que a la humanidad¡±, lanz¨® Khadra, provocando el aplauso de las 584 personas que les escuchaban. El padre de Jaritos aun¨® esa idea ¡ª¡°La cultura mediterr¨¢nea es la primera cultura internacional de la historia¡±¡ª con la querencia tambi¨¦n compartida por el g¨¦nero negrocriminal ¡ª¡±el pasado dictatorial de nuestros pa¨ªses ha contribuido a una orientaci¨®n m¨¢s pol¨ªtica en nuestra novela negra que en la escandinava, donde el peso es m¨¢s social¡±. Y a rebufo de eso, el argelino reivindic¨® el g¨¦nero casi como lectura obligatoria: ¡°Fuera de Egipto, la novela negra est¨¢ olvidada en toda ?frica, se deber¨ªa iniciar a la juventud en ella porque es la mejor manera de vernos en el espejo¡±. Y animado, M¨¢rkaris desvelaba que es, por ejemplo, la manera de saber de la polic¨ªa de su pa¨ªs, ¡°absolutamente nacionalista, muy de derechas y antiizquierdista, algo que no pudimos empezar a romper hasta los a?os 80, tras la ca¨ªda de la dictadura de los coroneles¡±.
Khadra: ¡°La novela negra deber¨ªa ser lectura obligatoria porque es la mejor manera de vernos en el espejo¡±
Como en La deshonra de Sarah Ikker (Alianza), su ¨²ltima novela, Khadra hace que su protagonista, el teniente Driss Iker, se obsesione en averiguar qui¨¦n viol¨® a su esposa, el papel de la mujer en sus respectivas obras se convirti¨® en otro patrimonio com¨²n. ¡°Con la mujer os hemos comportado como? aut¨¦nticos trogloditas; la igualdad en nuestras culturas est¨¢ llegando muy tarde¡±, dijo el argelino, si bien alert¨® de un "cierto feminismo extremista", que tambi¨¦n se da en otros ¨¢mbitos, lo que gener¨® los ¨²nicos t¨ªmidos silbidos del encuentro. ¡°En Espa?a, Italia y Am¨¦rica Latina las mujeres me dicen que prefieren a Adrian¨ª, la esposa de Jaritos, que a ¨¦l; Adrian¨ª es mi madre, t¨ªpica mujer del Mediterr¨¢neo que se ha quedado en casa encerrada, respetadas como madres y due?as de la casa, eso s¨ª: mi padre ah¨ª nunca ten¨ªa opci¨®n de abrir la boca, pero fuera de ese ¨¢mbito, se las ha ninguneado¡±.
Ni donde han optado por decisiones antit¨¦ticas, Khadra y M¨¢rkaris dejaron de coincidir: la pol¨ªtica. El primero se present¨® candidato a unas elecciones: "Sab¨ªa que perder¨ªa, pero quer¨ªa demostrar que se puede mirar de frente al poder¡±, sostuvo quien firma bajo pseud¨®nimo aprovechando el nombre de su mujer, la que le empuj¨® a que escribiera durante sus largas rondas de vigilancia. M¨¢rkaris rechaz¨®, dijo, encabezar una lista electoral y ser ministro de cultura. "Quiero mirar y criticar la sociedad y escribir sobre ello y decir lo que va mal; si eres pol¨ªtico, no puedes¡±. Khadra remat¨® el centro de su colega: ¡°Me parece que ser pol¨ªtico es una manera de coger fama de los que no tienen talento¡±. No es el caso de ninguno de los dos.?
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