Dominique Manotti: ¡°La polic¨ªa no est¨¢ preparada para los delitos de hoy¡±
La autora francesa cierra BCN negra presentando 'Oro negro', donde, con su comisario homosexual Daquin, prosigue la denuncia de los poderes ocultos que corroen el sistema
Asegura Dominique Manotti (Par¨ªs, 1942), que ayer puso broche de oro al cierre de la 15? edici¨®n del festival BCNegra conversando con Javier Cercas en el foso del mercado de Sant Antoni, que lleg¨® a la novela negra por desesperanza m¨¢s que por vocaci¨®n: historiadora y sindicalista marxista, vio en el g¨¦nero la ¨²nica manera de hablar del presente ¡°y explicar lo que s¨¦ de esta sociedad¡±. El resultado es que, con solo 12 obras, como su debut Sombre Sentier (1995, donde naci¨® su comisario Th¨¦o Daquin), Conexi¨®n Lorena (2006) o La honorable sociedad (2011, coescrita con DOA), hoy es la gran dama francesa de la novela negra pura, la del compromiso social y la denuncia de los grandes poderes ocultos que corroen el sistema capitalista. Lo ratifica en Oro negro (Vers¨¢til), donde un crimen en Marsella conducir¨¢ a la guerra oculta por el control del petr¨®leo, dejando de nuevo patente, como dice uno de sus polic¨ªas, una lucha en la que, desgraciadamente, ¡°se atacan fortalezas con pistolas de agua¡±.
Pregunta. ?Por qu¨¦ hizo al comisario Th¨¦o Daquin homosexual?
Respuesta. Es fruto de mi experiencia como sindicalista con un taller textil clandestino de trabajadores turcos; todos eran hombres; pero en ning¨²n momento me trataron como mujer ni me sent¨ª inc¨®moda por ello porque me ve¨ªan solo como su representante sindical; hab¨ªa algunos homosexuales entre ellos, claro... Con Daquin quise reproducir en parte esa situaci¨®n, introducir un papel ambiguo en un mundo t¨ªpico y t¨®pico de virilidad.
P. Le cre¨® en 1995, en Sombre Sentier, y tras un par de novelas m¨¢s, lo abandon¨®. Ahora lo repesca...
R. Cre¨ª que no lo retomar¨ªa m¨¢s, he tardado seis a?os en hacer Oro Negro y uno de los obst¨¢culos era que no lograba penetrar en la mentalidad de la polic¨ªa marsellesa; ellos no aceptan a un Daquin.
P. ?Por qu¨¦?
R. Por parisiense y homosexual. La polic¨ªa marsellesa es muy particular; Marsella es C¨®rcega, en realidad. Entre 1945 y 1975 la ciudad estuvo controlada absolutamente por la mafia, con conexiones con la italiana, una temible alianza entre pol¨ªtica, polic¨ªa y g¨¢nsteres, la famosa French Connection; y lo que es m¨¢s importante, los Servicios de Inteligencia franceses tambi¨¦n por ah¨ª; entre ellos pactaron, entre otras cosas, que la mafia se encargara de desbaratar el potente movimiento comunista; por eso el clan de los Gu¨¦rini desarbol¨® en 1947 de manera sangrienta una gran manifestaci¨®n y en 1950 revent¨® una huelga de estibadores...
P. ?La contraprestaci¨®n a la mafia cu¨¢l era?
R. Que no se les molestaba en su tr¨¢fico de hero¨ªna, eso s¨ª, si ¨¦sta no entraba en Francia. Tambi¨¦n hab¨ªa la CIA de por medio: am¨¦n de que estaba interesada en luchar contra la expansi¨®n comunista, acept¨® que el excedente de hero¨ªna que C¨®rcega no pod¨ªa entrar a Francia fuera a las prisiones de EEUU, llenas en esos dif¨ªciles a?os por las luchas raciales; los negros fueron las v¨ªctimas de eso¡ El problema les vino cuando esa hero¨ªna salt¨® el muro de las prisiones y empez¨® a afectar los hijos de la burgues¨ªa blanca norteamericana; luego, Nixon lo remat¨® con la coca¨ªna de Florida, cuya mafia financi¨® su campa?a.
P. ?C¨®mo sabe usted todo eso?
R. Est¨¢ en los libros de Historia contempor¨¢nea; nada de lo que hay en mi libro est¨¢ inventado; no escribo ciencia-ficci¨®n.
P. Oro negro rompe con otro t¨®pico del g¨¦nero: Daquin es un comisario-jefe muy joven salido de la Escuela de Comisarios, no se ha formado en la calle.
R. Hay una raz¨®n hist¨®rica: la gran revoluci¨®n de la gendarmer¨ªa francesa se produce con la creaci¨®n de esa escuela superior de polic¨ªa, que rompi¨® con los tics de corrupci¨®n de los que polic¨ªas que estaban en la calle; eso me ayudaba a acentuar la desconfianza de la polic¨ªa marsellesa con Daquin porque no hab¨ªa pasado por la calle; luego est¨¢ la raz¨®n como escritora: me es m¨¢s f¨¢cil hablar de un polic¨ªa as¨ª porque desconozco m¨¢s la din¨¢mica de las patrullas de calle.
A mi comisario?no le aceptan
por parisiense?y homosexual
P. A¨²n pasando por la academia y ser culto, Daquin y su equipo se equivocan mucho y parecen no entender los complejos entramados financieros mafiosos¡
R. La polic¨ªa no est¨¢ preparada para los delitos de hoy, menos, incluso, que mi Daquin. Faltan medios. Y la consecuencia es una frustraci¨®n que se traduce en que los polic¨ªas votan a la Agrupaci¨®n Nacional de Le Pen; hay problemas de racismo, tambi¨¦n: tras la segunda guerra mundial, muchos que hab¨ªan estado en la resistencia engrosaron las filas de la nueva polic¨ªa; tras la guerra y la liberaci¨®n de Argelia, un buen n¨²mero de corsos, especializados en la t¨¦cnicas de tortura y guerra sucia, se incorporaron al cuerpo y hubo un choque; hoy, la generaci¨®n de resistentes ha desaparecido ya¡
P. Su estilo es desnudo, casi seco; la acci¨®n sucede r¨¢pida y, en cambio, sabemos poco de la psicolog¨ªa de los personajes, de qu¨¦ piensa Daquin mismo y de su vida privada¡
R. Los hombres son lo que hacen, no lo que dicen; el peor mentor que puede tener uno en la vida es un psic¨®logo. Mis personajes se construyen a trav¨¦s de sus acciones y cada lector puede entonces, libremente, interpretarlas, mi narrativa se fundamenta en ellas; tambi¨¦n tiene un origen en mi vida privada: hacia el final de lo de Argelia, yo era una quincea?era de una familia de valores republicanos: grandeur, naci¨®n, derechos del hombre¡ y me lo cre¨ª, pero descubr¨ª un pa¨ªs que rechaza los derechos de los pueblos, que masacraba, torturaba, que desplazaba a la gente; me dije que nunca m¨¢s creer¨ªa en todo esto. La gente es lo que hace.
P. Leyendo sus obras se llega al convencimiento de que el sistema est¨¢ podrido en su coraz¨®n mismo.
R. El sistema capitalista es ya irrecuperable. Parto del an¨¢lisis de Marx: todo el mundo sabe y admite hoy que el objetivo no es fabricar productos sino ganar dinero; nada es ¨²til si no sacamos provecho econ¨®mico de ello; ?c¨®mo definimos, pues, la corrupci¨®n cuando el objetivo es s¨®lo hacer dinero? Por eso me apasiona el momento en que la econom¨ªa real y la criminal confluyen y aparecen los para¨ªsos fiscales.
P. ¡°Hago una llamada a los detectives de novela negra para que nos ayuden a narrar c¨®mo los grandes poderes ocultos amenazan a nuestra ciudad¡±. Lo dijo el otro d¨ªa la alcaldesa de Barcelona¡
R. Es que ya desde el XIX es la literatura la que hace aflorar la verdad; es Dickens quien pone sobre la mesa la explotaci¨®n de los ni?os en la revoluci¨®n industrial, o V¨ªctor Hugo el que se?ala los problemas del pueblo: su toma de conciencia es fundamental, si no los tuvi¨¦ramos estas realidades no se conocer¨ªan.
P. ?La Historia no sirve como herramienta de interpretaci¨®n del mundo y la novela negra, s¨ª?
R. La Historia, como ciencia, es larga y pesada, y se dirige a la raz¨®n de la gente; la literatura negra se puede dirigir m¨¢s al coraz¨®n y a las emociones, al hombre y su entorno; quien habla a la sociedad son los escritores, los historiadores s¨®lo establecen hechos; y luego est¨¢ la importancia del imaginario para recrear y crear la posibilidad de explicar aquello que nadie se atrever¨ªa a decir, a veces porque no se tiene el cien por cien de los datos¡ En cualquier caso, son los V¨ªctor Hugo los que quedan en la mente de la gente; los historiadores se olvidan.
El capitalismo es irrecuperable; en mis novelas busco d¨®nde econom¨ªa real y criminal se cruzan
P. ?La conclusi¨®n es, pues, que la ficci¨®n interpreta hoy mejor la realidad que las ciencias sociales?
R. No toda la ficci¨®n, pero s¨ª, las grandes obras explican mejor la realidad que las ciencias; la literatura da voz a la realidad social, la Historia est¨¢ limitada por la racionalidad; otra cosa es la utilizaci¨®n pol¨ªtica de la Historia, que se da tambi¨¦n en la novela hist¨®rica.
P. ?C¨®mo lo hace?
R. La novela hist¨®rica toma una parte de la Historia y la reinventa, se construye una mitolog¨ªa de la Historia que es pura invenci¨®n; al menos, en Francia esos es utilizado por la pol¨ªtica¡ La novela hist¨®rica es una enfermedad, un c¨¢ncer en ese sentido; estuve recientemente en un congreso sobre la batalla de Poitiers y no se han encontrado huellas claras y fidedignas de ella y, en cambio, se vende como el gran momento que fren¨® el avance del imperio musulm¨¢n en Europa y eso se ha convertido en s¨ªmbolo del discurso nacional de si Francia salv¨® la cristiandad y del chauvinismo¡
P. Pues goza de buena salud, la novela hist¨®rica¡
R. S¨ª, la verdad es que la novela hist¨®rica y la policiaca est¨¢n devorando a la negra y su contenido social; el p¨²blico quiere divertirse, no pensar demasiado, y es m¨¢s f¨¢cil hacerlo con un detective cargado de singularidades que con reflexiones.
P. Public¨® Oro negro en 2015, ?por qu¨¦ abordar ahora la crisis del petr¨®leo de los 70?
R. Porque es el momento clave del nacimiento del capitalismo financiero; fue cuando el capital especulativo arrebat¨® el petr¨®leo a los productores y asent¨® su poder. Mi pr¨®xima novela, Marsella, 73, viene a ser una continuaci¨®n de ello. Y s¨ª, ah¨ª seguir¨¢ Daquin.
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