Citas, sufrimiento y glorias
Brillante concierto de la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia, Boreyko y Cho
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia (OSG), dirigida por Andrey Boreyko, celebr¨® su concierto de abono del pasado viernes con un programa compuesto por la obertura de Guillermo Tell, de Gioacchino Rossini (1792 - 1868), el Concierto para piano y orquesta n? 2 en la mayor, S. 125 de Franz Liszt y la Sinfon¨ªa n? 15 en la mayor, op. 141 de Dmitri Shostak¨®vich. En el concierto de Liszt actu¨® como solista Seong-Jin Cho.
La f¨®rmula obertura ¨C concierto instrumental ¨C sinfon¨ªa funcion¨® mejor en este concierto de lo que, por su uso y abuso suele sucedder. Las citas de la obertura en la sinfon¨ªa de Shostak¨®vich forman con ese inicio rossiniano del concierto un arco tem¨¢tico que presta una cierta coherencia conceptual, o al menos tem¨¢tica, al programa.
La interpretaci¨®n por Boreyko y la Sinf¨®nica extrajo car¨¢cter, sonoridad y toda la teatral espectacularidad de la obertura. Los temas iniciales de los chelos solistas sonaron con prestancia, especialmente el de Ruslana Prokopenko, en la primera de una serie de intervenciones en las que demostr¨® la calidad y calidez de su sonido y su buen hacer.
El Concierto para piano n? 2 de Liszt une todos los ingredientes que pueden hacer sentir a un int¨¦rprete a esa especie de Via Crucis que lleva del sufrimiento a esa gloria terrenal que supone el aplauso de un p¨²blico rendido a su m¨²sica (pasando por el lucimiento que media entre uno y otra). Cho, ante todo, hace m¨²sica y lo logra a trav¨¦s de una t¨¦cnica pr¨¢cticamente insuperable que pone al servici de la partitura.
Cualidades que, sin duda, convencieron al jurado del Concurso Chopin de 2015 a proclamarlo ganador del prestigioso certamen. Si a ello unimos una buena dosis de humildad ¨Cesa cualidad imprescindible para el crecimiento art¨ªstico a cualquier nivel y a cualquier edad- tendremos el retrato de una figura de primer orden mundial.
Su interpretaci¨®n, a lo largo de los seis episodios en los que se estructura la obra fue regando de m¨²sica el auditorio del Palacio de la ?pera de A Coru?a. Baste citar la perfecta integraci¨®n en el sonido conjunto con la orquesta exigido por la obra y su sabio equilibrio entre poder¨ªo y delicadeza en las partes en que la partitura exige destacar el sonido del piano. Una gran ovaci¨®n del p¨²blico tuvo como precioso premio la interpretaci¨®n por Cho de la Romana en fa mayor, n? 5 de las Seis piezas breves para piano, op. 118 de Johannes Brahms (1833 - 1897).
Y Shostak¨®vich. Cualquiera de sus sinfon¨ªas supone todo un reto para director y orquesta que, para horror de supersticiosos anglosajones, orquesta y director superaron con nota el viernes 13. La Sinfon¨ªa n? 15 nos muestra el Shostak¨®vich m¨¢s contradictorio, el que anda en perpetua busca de la ponderaci¨®n entre su libertad creadora, su supuesta desafecci¨®n con el r¨¦gimen del la URSS y su innegable condici¨®n de m¨²sico sovi¨¦tico.
Un equilibrio de gran inestabilidad, que en esta obra salta aqu¨ª y all¨¢ y que Boreyko y la OSG tradujeron notablemente el viernes a sonido y sentimientos, como en ese Allegretto en el que nos recordaron sus p¨¢ginas m¨¢s festivas. Fue notable la grandeza de los corales del viento-metal en los Adagios del segundo movimiento. Algo lastrado, eso s¨ª, por alguna que otra imprecisi¨®n en las entradas propiciada por el gesto no muy claro de Boreyko.
La gracia y el ritmo del tercero, Allegretto, y la serena alegr¨ªa que se desprendi¨® del cuarto movimiento remataron una buena interpretaci¨®n de esta sinfon¨ªa, dif¨ªcil en sus aspectos t¨¦cnicos y musicales.
De principio a fin, las numerosas intervenciones solistas escritas por Shostak¨®vich tuvieron el respaldo de calidad de los solistas de la Sinf¨®nica. Estas fueron tantas y de tal altura que por un intento de s¨ªntesis se pueden personalizar -por su sonido y fraseo siempre oportunos- en las del concertino invitado, Giovanni Fabris, viejo amigo de la OSG al que muchos querr¨ªan ver ?y o¨ªr! m¨¢s a menudo en Galicia.
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