Barcelona cocapital, un artefacto con futuro
La ¨²nica manera de evitar el efecto centr¨ªpeto que ejerce Madrid es cambiar la estructura del Estado y repartir el poder y la capitalidad, no solo con Barcelona, sino con el resto de las ciudades importantes
T¨ªmidamente, sin grandes alharacas, en las ¨²ltimas semanas ha resurgido una vieja idea que tiene todos los ingredientes para convertirse en un artefacto pol¨ªtico de largo recorrido a poco que las cosas evolucionen hacia la normalidad y logremos salir de este impasse en el que solo parece posible discutir de quimeras, ya sea la unidad intangible de Espa?a o la enso?ada rep¨²blica catalana. Me refiero a la propuesta de dar a Barcelona el estatus de cocapital de Espa?a. Resurgi¨® a finales de enero con una proposici¨®n del concejal Manuel Valls que se vot¨® en el pleno del Consistorio. La propuesta recibi¨® el apoyo de Barcelona en Com¨², PSC, Ciudadanos y el PP. ERC se abstuvo. Solo Junts per Catalu?a vot¨® en contra. En ella se hablaba de ¡°coliderazgo¡± y este parece ser el t¨¦rmino elegido para no levantar suspicacias, pero su concreci¨®n solo puede significar cocapitalidad.
Por supuesto, la iniciativa fue desde?ada por quienes solo admiten como horizonte que Barcelona sea la capital de una rep¨²blica independiente. El presidente Quim Torra lleg¨® a calificarla de ¡°propuesta provinciana¡± en un tuit. Pero si la senda del di¨¢logo permite reconducir la pol¨ªtica hacia el terreno de los problemas reales, tiene muchas posibilidades de crecer y situarse en el centro del debate pol¨ªtico. Su principal virtud es que resulta tangible y mesurable, algo que puede ser muy ¨²til a la hora de fijar el balance de una negociaci¨®n sobre el encaje de Catalu?a en Espa?a.
En la negociaci¨®n de una soluci¨®n al conflicto catal¨¢n, la cuesti¨®n de la cocapitalidad puede jugar un papel decisivo
Despu¨¦s de entrevistarse con el presidente Torra para iniciar el proceso de di¨¢logo entre el Gobierno y la Generalitat, Pedro S¨¢nchez se reuni¨® con la alcaldesa Ada Colau, y ah¨ª se habl¨® de cocapitalidad. Cultural y cient¨ªfica, pero cocapitalidad. De momento, en el marco de la Carta de Barcelona, que fue lo primero que enterr¨® en el caj¨®n del desd¨¦n el Gobierno de Mariano Rajoy. Resituar el estatus de Barcelona es una vieja reivindicaci¨®n que tuvo en Pasqual Maragall y su determinaci¨®n por convertirla en la capital del sur de Europa a su mejor valedor. Ahora puede cobrar nuevo impulso y el hecho de que tanto S¨¢nchez como Colau insistieran en que no era algo simb¨®lico ¡ªel acuerdo viene acompa?ado de una inyecci¨®n de 25 millones¡ª muestra la eficacia pol¨ªtica que la idea puede tener.
El expresidente socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero recogi¨® el guante unos d¨ªas despu¨¦s en su visita a Barcelona para leer el preg¨®n de Santa Eul¨¤lia: Barcelona no necesita que se la reconozca como cocapital, porque ya lo es, dijo. ¡°Barcelona tiene autoridad por s¨ª misma y no porque alguien se lo imponga¡±, a?adi¨®. Cierto, tiene mucha autoridad. Se ha convertido en una ciudad global y es un referente en el ¨¢mbito de la cultura y la ciencia, pero tambi¨¦n en sectores punteros como el de las nuevas tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n. Este ¨²ltimo sector, concentrado en el ¨¢rea de Barcelona, ya proporciona m¨¢s empleo en Catalu?a que todo el sector de la automoci¨®n. Pero esos son m¨¦ritos que no siempre se le reconocen y que tampoco reciben el apoyo institucional necesario. De modo que, en la negociaci¨®n de una soluci¨®n al conflicto catal¨¢n, la cuesti¨®n de la cocapitalidad puede jugar un papel relevante.
Pero, ?es suficiente con reconocerle el coliderazgo cultural y cient¨ªfico? Evidentemente, no. Si se trata de reconocer una autoridad, el planteamiento no puede ser el de una concesi¨®n para apaciguar. La l¨®gica deber¨ªa ser otra. Barcelona solo puede ser cocapital en una Espa?a muy distinta de la actual. Y solo ser¨¢ cre¨ªble en una estructura consolidada que no tenga marcha atr¨¢s como la tuvo la Carta de Barcelona en cuanto el PP lleg¨® al Gobierno.
La cuesti¨®n no es qu¨¦ papel puede jugar Barcelona sino c¨®mo se repiensa Espa?a para que tenga el papel que merece
No se trata de plantear qu¨¦ papel puede jugar Barcelona en Espa?a, sino c¨®mo se repiensa Espa?a de manera que Barcelona tenga el papel que le corresponde. Porque el problema no es ya que Barcelona no reciba el reconocimiento que merece. El problema es que la deriva institucional y econ¨®mica de la estructura estatal en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha creado un monstruo con una boca tan grande que lo devora todo. El problema es que la estructura que ha colocado a Madrid capital como el centro de todo est¨¢ fagocitando buena parte de la riqueza, los recursos y las energ¨ªas del resto de Espa?a, de manera que si este proceso contin¨²a, no ser¨¢ solo Catalu?a la que quiera marcharse. La ¨²nica manera de evitar el efecto centr¨ªpeto que ejerce es cambiar la estructura del Estado, establecer contrapesos y repartir el poder. Tambi¨¦n la capitalidad, no solo con Barcelona, sino con el resto de las ciudades importantes que forman la malla ib¨¦rica. Como la reparte Alemania, por ejemplo. Y el Gobierno debe dejar de ser el Gobierno de Madrid para convertirse en el Gobierno federal de Espa?a.
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