?Viva el Beethoven de Gardiner!
El director brit¨¢nico y la Orchestre R¨¦volutionnaire et Romantique hacen historia en el Palau con la integral de las nueve sinfon¨ªas del genio de Bonn
"Nunca hab¨ªa escuchado un Beethoven igual". Lo dec¨ªa, emocionada, una veterana mel¨®mana tras una Quinta que nos dej¨® sin respiraci¨®n en un Palau lleno hasta la bandera. As¨ª de rica, innovadora y exultante ha sido toda la integral de las nueve sinfon¨ªas de Ludwig van Beethoven que un John Eliot Gardiner en estado de gracia ha dirigido en cinco jornadas para la historia que culminaron el viernes con una fabulosa Novena.
Beethoven: Nueve sinfon¨ªas
Beethoven: Nueve sinfon¨ªas. Director: John Eliot Gardiner. Orchestre R¨¦volutionnaire et Romantique. Palau. Barcelona, 9-14 de febrero.
Asombro es la palabra m¨¢s adecuada para describir lo que Gardiner ha provocado con unas lecturas de unas partituras mil veces escuchadas que, y aqu¨ª est¨¢ la clave de su ¨¦xito abrumador, sonaban nuevas, frescas y m¨¢s hermosas que nunca, con el efecto cegador de una pintura cl¨¢sica reci¨¦n restaurada que recobra sus colores originales. Todo es fruto de una vida de estudio, an¨¢lisis y experiencia en la pr¨¢ctica con instrumentos de ¨¦poca y criterios hist¨®ricos en los que Gardiner es un referente.
En esa labor de retorno a las fuentes originales para recrear hoy con pureza y fantas¨ªa t¨ªmbrica el sinfonismo beethoveniano, Gardiner ha contado con la complicidad y entrega de su Orchestre R¨¦volutionnaire et Romantique, cuya actitud, destreza y virtuosismo han convertido cada concierto en una lecci¨®n de honestidad y pasi¨®n musical.
Mucho ha llovido desde que, en marzo de 1994, Gardiner y su orquesta grabaron la Quinta en un concierto en el Palau. Tanto han crecido art¨ªsticamente en estos veinticinco a?os que cabe hablar de milagro sonoro, porque lo escuchado en estas cinco jornadas del ciclo Palau 100 ser¨¢ dif¨ªcil de olvidar. Siempre sonriente, elegante y comunicativo, recrea ahora Beethoven con nuevos matices, colores y acentos en la paleta orquestal. Pero la pureza estil¨ªstica no es una obsesi¨®n, sino un regalo m¨¢s en unas lecturas sin sobrecargas rom¨¢nticas.
La Quinta Sinfon¨ªa ha sido lo m¨¢s deslumbrante del ciclo por su imparable pulso dram¨¢tico. Tras dejarnos boquiabiertos con la potencia del celeb¨¦rrimo arranque del primer movimiento, con un pulso sin fisuras ni desmayos, y emocionarnos con aut¨¦nticas filigranas en un inspirad¨ªsimo Andante con moto, Gardiner atac¨® con bien graduada intensidad el tercer movimiento, preparando la transici¨®n al Allegro final con un genial golpe teatral: a los violines y viola que tocaron en pie toda la obra, se sumaron vientos y maderas, consiguiendo una brillantez y una fuerza arrolladora.
Gran orquesta, por calidad y la actitud de sus m¨²sicos. Ver caras de felicidad, sonrisas de complicidad cada vez que un colega bordaba una frase, a?ad¨ªa emoci¨®n a la escucha. Van a por todas, arriesgando al l¨ªmite, con fallos puntuales (las trompas naturales no son perfectas), pero con colores m¨¢s ¨¢speros y acentos m¨¢s incisivos. Y siempre est¨¢n dispuestos a probar nuevos efectos. Nunca, por ejemplo, hab¨ªamos escuchado cantar a los m¨²sicos en un pasaje del ¨²ltimo movimiento -al parecer, era un himno revolucionario popular que cita Beethoven- creando un clima arrebatador.
En las sinfon¨ªas pares, violines y violas tocaron sentados, igual que el resto de cuerdas y secciones de una plantilla de unos sesenta instrumentistas que fue creciendo moderadamente a medida que avanzaba el itinerario sinf¨®nico. En las impares, lo hicieron de pie; con esta pr¨¢ctica, Gardiner crea y potencia nuevas perspectivas, dando m¨¢s claridad, relieve e intensidad a un juego de l¨ªneas y planos sonoros m¨¢s diferenciados.
Los tempi han sido ligeros y r¨¢pidos, a veces con velocidad de v¨¦rtigo y apuros en maderas y metales, y con el motor r¨ªtmico siempre a punto de aceleraciones, in crescendo, sin por ello restar espacio a di¨¢logos deliciosos con su punto humor¨ªstico - Segunda, Cuarta y, de forma rutilante, en la Octava.
Tras una Quinta fuera de serie, los puntos m¨¢s ¨¢lgidos de la integral, de un nivel global excelente, se lograron en la Tercera Heroica, de perfecta arquitectura y energ¨ªa interior, el vigor r¨ªtmico de la S¨¦ptima -su Allegretto fue memorable- y una Novena que inund¨® de felicidad el templo modernista.
El bajo Tareq Nazmi descato con su potente voz en un buen cuarteto solista completado por la soprano Lucy Crowe, la contralto Jess Dandy y el tenor Ed Lyon. En la hermosa Oda a la Alegr¨ªa de Schiller que corona la obra, se entregaron a fondo las voces del Coro Monteverdi y el Cor de Cambra del Palau. Pura emoci¨®n, puro gozo mel¨®mano que, en medio de un entusiasmo del p¨²blico indescriptible, cerr¨® por todo lo alto una integral para la historia.
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