Crecimento pese a todo

Para su duod¨¦cimo concierto de abono de los viernes, la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia ha contado con un programa de gran solidez: La suite que compuso Erich Wolfgang Kornhold (1897 - 1957) sobre su m¨²sica incidental para la shakespeariana Much about nothing (Mucho ruido y pocas nueces), El Concierto para violonchelo y orquesta en mi menor, op. 85 de Edward Elgar (1857 - 1954) y el Cuarteto con piano, op.25 de Johannes Brahms (1833 - 1897) en la versi¨®n para orquesta sinf¨®nica de Arnold Schoenberg (1874 - 1951).

La suite de Kornhold muestra la maestr¨ªa de su autor en la m¨²sica para la escena y la pantalla. Escuch¨¢ndola, uno no puede dejar de ¡°ver¡± las aventuras subrayadas por esa obra y sentir los ecos de aquella m¨²sica que sonaba en las pantallas durante la ¨¦poca dorada del cine hollywoodiense. La versi¨®n de Michael Sanderling tuvo el acierto de resaltar esas cualidades emotivas y pr¨¢cticas del compositor vien¨¦s y fue muy bien recibida por el p¨²blico del Palacio de la ?pera.

Descubrir a estas alturas la calidad inmensa como int¨¦rprete y m¨²sico de Asier Polo ser¨ªa comparable al descubrimiento de la r¨ªa del Nervi¨®n. Su t¨¦cnica impecable dio, ante las inmensas dificultades del Concierto para chelo de Elgar, esa falsa sensaci¨®n de facilidad solo al alcance de los m¨¢s grandes. Pero lo mejor de su interpretaci¨®n fue la forma en la que transmiti¨® todos los sentimientos y sensaciones contenidos en la partitura y la contenci¨®n justo al l¨ªmite donde la pasi¨®n abandona la elegancia para convertirse en grito y exasperaci¨®n. Enorme versi¨®n, excelentemente acompa?ada por Sanderling y la Sinf¨®nica, que obtuvo una gran ovaci¨®n del p¨²blico, premiada por Polo con una interpretaci¨®n de la Sarabande de la Suite n? 4 para chelo en mi bemol mayor, BWV de J.S. Bach.

La audici¨®n e directo de la obra permite escuchar a Brahms desde un punto de vista in¨¦dito, el de quien seguramente fue su fan m¨¢s incondicional. Y desde esta perspectiva escuchamos una obra que bien podr¨ªa haber sido, si no su quinta sinfon¨ªa, una de esas conocidas como Sinfonia 0 -o la 00- que figuran en el cat¨¢logo de sinfonistas como su contempor¨¢neo Bruckner. Sanderling dej¨® una gran versi¨®n por su atenci¨®n a ambos coautores de la obra.

La vivacidad del Rondo alla zingarese y la espectacularidad de la orquestaci¨®n de Schoenberg hicieron saltar la chispa entre escenario y platea y la ovaci¨®n final fue de las grandes. De esas que vienen siendo habituales como reacci¨®n a las grandes tardes que, pese a todo, viene ofreciendo a su p¨²blico la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia. Ese todo cuya mayor parte est¨¢ en los palos que en sus ruedas pone quien ¨C a falta de sentido de la responsabilidad, al menos por convenio firmado- deber¨ªa asegurar el sustento financiero necesario para no interrumpir su continuo crecimiento art¨ªstico.