Nacionalismo hu¨¦rfano
Cuando Mas fue ¡®president¡¯ quiso circular un tren de alta velocidad por v¨ªas de ancho ib¨¦rico sin pruebas previas
Hubo un tiempo en que Convergencia i Uni¨® era un catch-all party. La versatilidad nacionalista asemejaba a CiU a un tren ¨®mnibus: cada uno se apeaba en la estaci¨®n que m¨¢s le apetec¨ªa, seg¨²n una met¨¢fora del propio Jordi Pujol. En sus vagones se acomodaban nacionalistas difusos, muchos autonomistas de orden e incluso unos pocos soberanistas, rayanos en el independentismo. Sus l¨ªmites en el terreno nacional estaban marcados por Esquerra Republicana, con la que nunca llegaron a pactar, desde el acuerdo para la investidura de Pujol con Heribert Barrera, en 1980. Sus fronteras en lo que al eje izquierda-derecha se refiere topaban por un lado con el PP (una vez desaparecido el centro espa?ol) y con el PSC, por otro. Con ambos partidos pact¨® CiU, dependiendo de quien gobernara en Espa?a.
Pero la crisis que desat¨® la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto auspiciado por Maragall tuvo sus consecuencias. Cuando Artur Mas lleg¨® a la presidencia de la Generalitat quiso hacer circular un tren de alta velocidad por las viejas v¨ªas de ancho ib¨¦rico sin pruebas previas. Sin despeinarse, Mas pas¨® de pactar medidas econ¨®micas con el PP a propugnar una financiaci¨®n similar a la vasca. Y, en doble salto mortal, se convirti¨® de la noche a la ma?ana en palad¨ªn y profeta de la independencia. El tren de la vieja CiU descarril¨®. No hay coraz¨®n nacionalista que resista pasar en un d¨ªa del concierto econ¨®mico a la independencia unilateral sin transbordo. Los viajeros de derecha, de centro derecha, de centro izquierda, los autonomistas o quienes simplemente aspiraban a llegar a la estaci¨®n t¨¦rmino de la independencia, respetando la legalidad, se quedaron de un d¨ªa para otro sin servicio. Hu¨¦rfanos de partido.
Todo este colectivo todav¨ªa no tiene tren en el que viajar. Se est¨¢ reorganizando y no sabe a ciencia cierta cu¨¢ntos son, ni est¨¢ claro hacia donde va el convoy que aseguran querer compartir. La ¨²nica confluencia a la vista pivota entre los herederos de Uni¨® ¨CUnits per Avan?ar¨C , el Grupo de Poblet y un sector del PDeCAT. La heterogeneidad del conglomerado restante hace dif¨ªcil imaginar otras f¨®rmulas a corto plazo. No habr¨ªa que excluir que la Lliga ¨Cque se define como catalanista no independentista¨C o una parte de ella se sumara a esta operaci¨®n. Algo se mueve, pero quedan muchas cosas por aclarar. El activismo debe relevar al ruido declarativo. Para el futuro de este proyecto es clave pasar del nacionalismo de sal¨®n a la acci¨®n.
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