Violeta Parra, descifrada por sus nietos
?ngel y Javiera Parra Orrego lanzan un documental que revive las ¨²ltimas composiciones de la cantautora chilena a trav¨¦s de las voces de su entorno m¨¢s pr¨®ximo y de una nueva generaci¨®n de m¨²sicos
Las canciones de Violeta Parra (1917- 1967) no sonaban en la casa de la infancia de sus nietos ?ngel y Javiera. Los dos hijos del c¨¦lebre m¨²sico ?ngel Parra nacieron en fechas cercanas al suicidio de la artista chilena, cuyo nombre se transform¨® en una suerte de tab¨² en la familia. ¡°Nosotros no tuvimos la imagen de toda la familia Parra debajo de un parr¨®n tocando instrumentos ni escuchando que la Violetita era as¨ª o as¨¢¡±, comenta Javiera Parra Orrego (Santiago, 1968).
Los hermanos Parra Orrego han ido hilando las memorias de su abuela a trav¨¦s de las investigaciones, de las an¨¦cdotas que les cuenta el p¨²blico en sus conciertos -ambos son m¨²sicos, con carreras independientes-, y de lo que les compartieron su padre y sus t¨ªos cuando ya eran mayores. Pero fue Marta Orrego, su madre, la que, al igual como se dedic¨® a reconstruir las arpilleras de Violeta, reconstruy¨® su grandeza: ¡°Mi mam¨¢ nunca dej¨® de hablarnos de ella, mucho m¨¢s que mi pap¨¢¡±.
La entrevista ocurre en la casa de ?ngel Parra Orrego (Santiago, 1966) en la comuna de La Reina, ubicada en la precordillera capitalina. ¡°Todo est¨¢ atravesado por el golpe militar (1973). Ah¨ª se corta toda relaci¨®n con la familia Parra, se corta la relaci¨®n entre nuestros padres, se corta la relaci¨®n con nuestras ra¨ªces, nuestras identidad, [en el exilio] nos transformamos en mexicanos durante tres a?os. Volvimos a Chile y nos encontramos con un pa¨ªs fascista donde no se pod¨ªa tocar en la radio a la Violeta. No hab¨ªa Violeta en ninguna parte¡±, relata ?ngel, nieto de la artista, en el sal¨®n de su casa rodeado de discos compactos, vinilos, estuches de instrumentos y decoraci¨®n oriental.
Junto a su hermana Javiera est¨¢n promocionando el documental Violeta Existe, dirigido por Rodrigo Avil¨¦s, que se proyect¨® en el Grammy Museum de Los ?ngeles y que recientemente ha sido estrenado en las salas de un circuito cultural en distintas ciudades de Chile. La cinta muestra el detr¨¢s de escena de la regrabaci¨®n del ¨¢lbum Las ?ltimas Composiciones de Violeta Parra, el ¨²ltimo disco editado por esta mujer icono de la cultura chilena, con el que ella cerr¨® su obra. El proyecto musical fue encabezado por ?ngel, con la participaci¨®n de un pu?ado de destacados artistas chilenos, entre ellos su hermana Javiera, y su padre, quien falleci¨® tres meses despu¨¦s de grabar en el estudio.
¡°Quer¨ªa profundizar en el texto y el por qu¨¦ de su existencia, de su rigor, de su decisi¨®n de suicidarse, de su generosidad para entregar informaci¨®n a la gente sin pensar tanto en las herencias, que son tan pol¨¦micas¡±, comenta ?ngel. Al final de su vida, agrega, ¡°seguramente empieza a sentir que el mundo es neoliberal, ego¨ªsta, que iba para otro lado al que ella quer¨ªa y por eso decide acercarse a los ind¨ªgenas. Entonces ella dice: ¡®Me voy a vivir a una ruca con los mapuches y voy a aprender lo que tengo pendiente antes de hacer las ¨²ltimas composiciones¡¯. Ah¨ª aprende los ¨²ltimos c¨®digos que descifran toda su metodolog¨ªa y ah¨ª est¨¢ el disco que hicimos nosotros¡±, comenta ?ngel.
El documental tambi¨¦n aborda el entramado sobre los derechos del disco -el master original le pertenece legalmente al ingeniero el¨¦ctrico Pedro Valdebenito- y el contexto hist¨®rico en que Violeta lo grab¨® 15 d¨ªas antes de su muerte. En las voces del ingeniero del ¨¢lbum, Luis Torrej¨®n, y del music¨®logo y amigo de la artista, Gast¨®n Soublette, entre otros, la cinta es una ventana al proceso ¨ªntimo de la artista, y de la nueva generaci¨®n de cantautores que la interpretan en esta versi¨®n, visiblemente nerviosos y cohibidos ante tama?o desaf¨ªo. ¡°Uno no quiere copiarle, pero se te aparece¡±, reconoce en el documental Manuel Garc¨ªa.
¡°La invitaci¨®n del documental es a sembrar la semilla de la curiosidad por la persona de la Violeta, no solamente por el personaje. Que junto a todos los que tienen informaci¨®n sobre ella la reconstruyamos¡±, a?ade Javiera, quien a su espalda tiene una inmensa arpillera bordada por su abuela y reparada por su madre. En 2017, en el centenario de la artista, se crearon diversos fondos para indagar en la vida y obra de Violeta Parra. Gracias a esos trabajos su propia nieta se enter¨® de an¨¦cdotas de su adolescencia que desconoc¨ªa hasta entonces. ¡°Nuestra idea es seguir difundi¨¦ndola, que la canten m¨¢s personas, y que desde ah¨ª se enteren de que adem¨¢s hac¨ªa tapicer¨ªa, y pintaba, y escrib¨ªa d¨¦cimas, y conozcan la enciclopedia de Violeta Parra¡±, sostiene ?ngel.
La imagen de Violeta ha tenido en los ¨²ltimos a?os un apogeo producto, principalmente, de su centenario, pero tambi¨¦n de la ola feminista y las revueltas sociales de 2019, donde se escuchaban sus canciones en las marchas y se ve¨ªa su rostro estampado en camisetas y murales. ¡°Violeta existe¡±, afirma Javiera. ¡°La Violeta vive de una manera que no tiene que ver ni con ?ngel, ni conmigo, ni con las fundaciones, ni con los museos. Tiene que ver con el esp¨ªritu vivo de una mujer libertaria, valiente, visionaria, consecuente, denunciante¡±, a?ade. Un reconocimiento en su tierra que ella no vio.
¡°En su ¨²ltimo periodo la iba a ver poca gente porque le produc¨ªa rechazo a miles de personas, algunas incluso la encontraban insoportable. Ella estaba enojada con el mundo porque no le hac¨ªan caso¡±, plantea ?ngel. Su hermana complementa: ¡°Hubo una ¡®bajada de mo?o¡¯ bien grande a su genialidad. La atribuyo a un patriarcado herido que no era capaz de aceptar que viniera una especie de chorro de lava de la tierra que lisa y llanamente era capaz de llegar al Louvre en dos patadas¡±.
Javiera tambi¨¦n cree que Violeta sigue siendo ¡°una piedra en el zapato¡± para la misma gente que lo era en los sesenta, cuando estaba viva. Y apunta: ¡°Eso puede revertirse porque hay nuevas generaciones que la toman como bandera de lucha, como mujer feminista power. Todos la ven as¨ª, pero no es f¨¢cil seguir difundi¨¦ndola y eso es muy loco¡±.
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