Chile, ?qu¨¦ viene ahora?
El contundente resultado electoral es una clara muestra de la debilidad que conten¨ªa la Constituci¨®n propuesta
La convenci¨®n constitucional fue la soluci¨®n que el sistema pol¨ªtico chileno defini¨® para enfrentar de manera institucional los conflictos que se iniciaron a partir del ¡°estallido social¡± en octubre de 2019. El plebiscito de entrada fue s¨®lido en sus resultados, mostrando que casi un 80% de los chilenos se inclinaba por una nueva constituci¨®n. La convenci¨®n inici¨® su trabajo en julio de 2021, cumpliendo su tarea dentro del a?o que se hab¨ªa fijado por ley. Para la elecci¨®n de los convencionales se permiti¨® que personas independientes pudiesen agruparse en listas que pod¨ªan repartirse los votos en igualdad de condiciones que los partidos pol¨ªticos. Como consecuencia de esto, los independientes, m¨¢s los esca?os reservados a pueblos ind¨ªgenas, lograron una alta representaci¨®n en la composici¨®n de la convenci¨®n y los partidos pol¨ªticos tradicionales una participaci¨®n minoritaria.
Desde los inicios del trabajo de la convenci¨®n, se posicionaron diversos miembros con vocer¨ªas estridentes y posturas rupturistas antisistema pol¨ªtico. La ciudadan¨ªa pudo constatar nuevas banderas de lucha asociadas a determinadas identidades, que impon¨ªan redacciones de normas muy recargadas, extensas y a veces contradictorias. A lo anterior, se sumaron ciertos hechos concretos que ahondaron el desprestigio del trabajo constituyente, en particular el esc¨¢ndalo y mentira de uno de los convencionales que utiliz¨® el falso padecimiento de un c¨¢ncer como plataforma de b¨²squeda de apoyo electoral.
A¨²n as¨ª, hasta marzo de este a?o, la mayor¨ªa de las encuestas reflejaban que la opci¨®n Apruebo ten¨ªa un s¨®lido liderazgo en las preferencias de voto. Este hecho se revierte cuando se comienzan a votar los art¨ªculos definitivos, donde emergen una serie de aspectos que se alejaban sistem¨¢ticamente de las preocupaciones de la ciudadan¨ªa y respond¨ªan a anhelos identitarios poco comprensibles para los ciudadanos de a pie, a lo que es posible sumar la excentricidad de algunos convencionales. Comienzan a surgir entonces se?ales de alerta, y las mismas encuestas comienzan a registrar que solo una minor¨ªa de votantes se inclinar¨ªa por aprobar a secas, y la inmensa mayor¨ªa por reformar o simplemente rechazar el proyecto.
En junio, el Partido Por la Democracia PPD (de centroizquierda, af¨ªn a la coalici¨®n de Gobierno) difunde una declaraci¨®n convocando a ¡°Aprobar y mejorar¡± la propuesta constitucional, en la cual si bien destaca alguna de las bondades del texto, especifica seis aspectos poco claros y 11 elementos que proponen modificar definitivamente, entre los cuales est¨¢n una reforma al sistema electoral, que es el coraz¨®n del sistema pol¨ªtico, restablecer el Senado y reponer el Poder Judicial como contrapeso del Ejecutivo y el Legislativo. La propuesta del PPD no fue bien recibida inicialmente, porque se estim¨® que significaba un reconocimiento de la debilidad de la propuesta a plebiscitar.
Un mes despu¨¦s, los partidos de centroderecha hicieron lo propio, pero en este caso, convocando a rechazar la propuesta para lograr una Constituci¨®n que logre reencontrar a los chilenos, pero a la vez acogen diez elementos de la propuesta inicial, que se mantendr¨ªan en continuidad, entre estos se considera el concepto de ¡°Estado social y democr¨¢tico de Derechos¡±.
Despu¨¦s de mucho ir y venir, en agosto la coalici¨®n de Gobierno se abre a comprometerse en algunas modificaciones y aclaraciones de normas constitucionales, incluido el sistema pol¨ªtico, sistema judicial y derechos sociales. De esta forma, la grieta del proyecto de constituci¨®n ya estaba hecha, muy pocos estaban satisfechos y la gran mayor¨ªa queriendo reformar una propuesta que no generaba consenso.
El contundente resultado electoral de esta semana es una clara muestra de la debilidad que conten¨ªa la propuesta original, pero a su vez el mismo proceso permiti¨® decantar al menos cuatro elementos para avanzar en el futuro inmediato. En primer lugar, la amplia mayor¨ªa de los chilenos est¨¢ por una nueva constituci¨®n, esto es un hecho imposible de ignorar y necesario para la paz social. En segundo lugar, existen varios espacios de consenso en torno a aspectos que quedaron planteados formal y p¨²blicamente y que tendr¨¢n que incorporarse en la pr¨®xima etapa, como es el reconocimiento de los pueblos ind¨ªgenas, una mayor descentralizaci¨®n, Estado social de derecho, protecci¨®n del medioambiente y otros. Tercero, en esta nueva fase no ser¨¢ conveniente partir de una hoja en blanco, ya qued¨® demostrado que Chile tiene una historia y es importante reconocer instituciones republicanas. Finalmente, y no menos importante, a pesar de la gran derrota pol¨ªtica, el Gobierno tiene una gran oportunidad de convocar y consolidar un proceso de cambios que es deseado por la ciudadan¨ªa.
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