Alejandra Castillo: ¡°Si hubo un romance de la izquierda y del feminismo con el Gobierno de Boric, eso ya se acab¨®¡±
La fil¨®sofa feminista chilena analiza la escena de su pa¨ªs luego del rechazo a la primera Constituci¨®n con perspectiva de g¨¦nero. El Gobierno ¡°ha cedido m¨¢s de la cuenta a la derecha¡±, dice.
La fil¨®sofa chilena Alejandra Castillo se ha instalado como uno de los referentes del feminismo chileno. Doctora en Filosof¨ªa y profesora titular del Departamento de Filosof¨ªa de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educaci¨®n, UMCE, dirige la revista de cultura Papel M¨¢quina y la colecci¨®n Archivo Feminista de la editorial Palinodia. Autora de publicaciones indispensables para comprender las luchas por la igualdad de g¨¦nero ¨Ccomo Tiempo de feminismo. Cuerpos, im¨¢genes y revuelta, publicada recientemente¨C esta semana estuvo a cargo de comentar la conferencia de la aclamada fil¨®sofa feminista estadounidense Judith Butler en la Universidad Diego Portales de la capital chilena.
En esta conversaci¨®n, que se realiza en la cafeter¨ªa del centro cultural Gabriel Mistral, GAM, cerca de la zona cero de las revueltas de octubre 2019, analiza el fracaso de una propuesta de Constituci¨®n que promet¨ªa convertirse en la primera Carta Fundamental feminista del mundo. ¡°Si bien el texto fue realizado por un ¨®rgano paritario y propiciaba mayor igualdad de g¨¦nero¡±, explica Castillo, ¡°el dise?o pol¨ªtico en el que se enmarc¨® la convenci¨®n constitucional emana del acuerdo del 15 de noviembre del a?o 2019 [en medio del estallido social] que puso en el centro un modelo electoralista de una democracia corporativista y elitista¡±.
Pregunta. ?A qu¨¦ se refiere con democracia corporativista y elitista?
Respuesta. La que tiene intereses que calzan con los de las corporaciones globales y cuya definici¨®n de igualdad propicia un orden de injusticia debido a que favorece el ascenso de acuerdo a privilegios de clase. El mapa que el dise?o de la democracia corporativa y elitista traza se organiza en un complejo sistema de jerarqu¨ªas de g¨¦nero, de clase y de raza en cuyo centro est¨¢ un individuo posesivo cuyo c¨¢lculo no busca desbaratar tal sistema de jerarqu¨ªas, sino validarlas, porque en esa validaci¨®n se valida a s¨ª mismo: su posici¨®n en el diagrama pol¨ªtico, social y econ¨®mico.
P. ?Cu¨¢l hubiera sido, a su juicio, un mejor dise?o para un ¨®rgano que redactara una propuesta de nueva Constituci¨®n?
R. Quiz¨¢s hubiese sido importante haberse aventurado a caminar por el dise?o pol¨ªtico que se dejaba entrever en la figura de la asamblea constituyente. Si vamos a la historia de Chile, nos encontramos con la asamblea constituyente de asalariados e intelectuales de 1925 y, en especial, con una palabra que permite su organizaci¨®n: ¡°Las fuerzas vivas de la sociedad¡±. Esto quiere decir que quienes participan en la asamblea lo hacen en relaci¨®n a colectivos, organizaciones, etc¨¦tera.
P. ?Por qu¨¦ un texto pro mujer no fue apoyado por las electoras chilenas?
R. Una l¨®gica participativa, solidaria y de b¨²squedas igualitarias no se da en el dise?o democr¨¢tico corporativista y elitista del que hablamos. La libertad es entendida como libertad de elecci¨®n y los derechos son percibidos como si fuesen bienes, no busca alterar el cuerpo de la pol¨ªtica desde un signo feminista, sino reforzar las diferencias y jerarqu¨ªas que le aseguran al sujeto una identidad en la que se refugia y resguarda.
P. ?No ser¨¢ que la sociedad quiere cambios sustantivos, pero que no representen un salto al vac¨ªo?
R. El tipo de an¨¢lisis de los resultados del plebiscito del 4 de septiembre que pone atenci¨®n en la conservaci¨®n del pasado, la incertidumbre y gesti¨®n del miedo no es distinto al dise?o de la pol¨ªtica de los consensos y la pospol¨ªtica que conocimos con los gobiernos de la Concertaci¨®n en Chile.
P. ?Y qu¨¦ oportunidad se perdi¨®, a su juicio, para las mujeres chilenas?
R. La propuesta constitucional nos daba la oportunidad de darnos una Constituci¨®n sin la intervenci¨®n militar y de dejar atr¨¢s una Constituci¨®n ominosa que tuvo aprobaci¨®n y promulgaci¨®n bajo la violencia de un r¨¦gimen que detuvo, secuestr¨®, asesin¨® e hizo desaparecer a personas. Nos daba la oportunidad de restituir un espacio com¨²n vulnerado, primero, por la dictadura y, luego, administrado por los gobiernos de la Concertaci¨®n [de centroizquierda] con la vuelta de la democracia a partir de 1990. Nos daba la oportunidad de abandonar la pol¨ªtica de Estado de la obligatoriedad materna y, con ello, permit¨ªa la necesaria redefinici¨®n de la diferencia sexual. Nos daba, por ¨²ltimo, la oportunidad de explorar otros modos de la pol¨ªtica, la econom¨ªa y las pr¨¢cticas culturales desestabilizando los l¨ªmites de lo p¨²blico y lo privado, de lo dom¨¦stico y lo pol¨ªtico con la vinculaci¨®n entre democracia y cuidados.
P. ?En qu¨¦ queda ahora la agenda feminista chilena?
R. A la agenda feminista institucional le queda la importante tarea de interrumpir la reproducci¨®n inercial de patrones institucionalizados de injusticia de g¨¦nero. Esta tarea debe realizarse en cada uno de los lugares en que el Estado toma lugar: educaci¨®n, Justicia, salud, previsi¨®n social, las mismas instituciones, el dise?o de la ciudad.
P. ?Qu¨¦ opini¨®n tiene del Gobierno de Gabriel Boric, que se ha declarado feminista?
R. No creo que el Gobierno de Gabriel Boric sea feminista, porque no creo que un Gobierno pueda ser feminista. El feminismo siempre es una alteraci¨®n a las l¨®gicas de Gobierno como a la raz¨®n de Estado. El feminismo es un exceso a esas l¨®gicas, a esa raz¨®n.
P. ?Y c¨®mo eval¨²a los primeros ocho meses en el poder de esta Administraci¨®n?
R. En estos ocho meses, si hubo un romance de la izquierda y del feminismo con la promesa que el Gobierno de Gabriel Boric conten¨ªa, eso ya se acab¨®. Este t¨¦rmino se debe al notorio viraje del Gobierno hacia las conocidas pol¨ªticas del consenso liberal que acaban favoreciendo a los ya favorecidos. Me parece que el Gobierno de Boric ha abandonado una pol¨ªtica de la igualdad en favor de una performance medi¨¢tica tuitera de un estilo personal que asume, otra vez, esa vieja receta de una pol¨ªtica de la cercan¨ªa y la empat¨ªa ¨Cllegar en bicicleta a La Moneda, por ejemplo¨C, pero que entrega, sin contradicciones evidentes y al mismo tiempo, la soberan¨ªa a las corporaciones con tratados comerciales como TPP11 [al que el Gobierno cedi¨®, pese a su postura inicial de rechazo].
P. ?Piensa que, dado el fracaso de la propuesta de nueva Constituci¨®n de la convenci¨®n, el Gobierno tenga la fuerza para llevar adelante transformaciones feministas en la sociedad chilena?
R. Si bien el Gobierno de Gabriel Boric no es feminista, hay muchas feministas de los partidos de la coalici¨®n de Gobierno que son parte del engranaje gubernamental. Por lo tanto, ser¨¢ parte de su trabajo instalar y defender una posici¨®n feminista.
P. ?Cu¨¢les son las inequidades m¨¢s urgentes de resolver con miras a los derechos de las mujeres chilenas?
R. La primera es la maternidad forzada e institucional. Bien visto, el Estado chileno es androc¨¦ntrico en su toma de decisiones, pero es materno a la hora de interpelar a las mujeres. Por eso, resulta crucial la legislaci¨®n y aprobaci¨®n del aborto m¨¢s all¨¢ de las tres causales. Es necesaria la transformaci¨®n de los patrones fosilizados de injusticia de g¨¦nero que las instituciones de Gobierno promueven. Asimismo, es crucial la incorporaci¨®n de la perspectiva del trabajo de cuidado en la definici¨®n del orden laboral.
P. ?Y conf¨ªa en que el actual Gobierno avance en aborto?
R. Es crucial que se legisle y apruebe el aborto en Chile. Creo que es el primer paso para transformar el cuerpo de la pol¨ªtica chilena. Reconozco la dificultad, porque el Gobierno de Boric, luego del triunfo electoral del rechazo en el plebiscito, ha cedido m¨¢s de la cuenta a la derecha en la b¨²squeda de consensos y gobernabilidad.
P. A d¨ªas de iniciarse este Gobierno, la pareja del presidente Gabriel Boric, Irina Karamanos, finalmente acept¨® ocupar el papel de primera dama. ?Qu¨¦ opini¨®n tuvo de esta decisi¨®n?
R. . Fue una decisi¨®n fallida, desde mi perspectiva: con una mano se afirma el feminismo y con la otra se mantienen las figuras patriarcales del Estado.
P. La nueva ola feminista chilena explot¨® en 2018, antes del estallido social de 2019, y fue la punta de lanza de la movilizaci¨®n. ?D¨®nde est¨¢ ahora toda esa fuerza, sobre todo de las m¨¢s j¨®venes?
R. Esta pregunta nos lleva de nuevo al problema del dise?o de la pol¨ªtica. Esa fuerza feminista no calza ni con un mapa electoralista ni con la participaci¨®n de feministas en el Gobierno de Boric. Esa fuerza feminista est¨¢ alterando las jerarqu¨ªas de lo alto y lo bajo, los modos de pensar c¨®mo se entiende la pol¨ªtica, lo que visibiliza y lo que oculta. Creo que la fuerza feminista est¨¢ inventando modos contra institucionales de intervenci¨®n del cuerpo de lo com¨²n.
P. ?Es hoy Chile menos machista que antes?
R. Sin duda. Me parece que muchas de las pr¨¢cticas feministas buscan desleer cr¨ªticamente las jerarqu¨ªas de poder. Es ah¨ª donde el machismo empieza a retroceder con la interrupci¨®n del marco androc¨¦ntrico que organiza el orden sensible.
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