Recuperar la audacia, el reto de Boric
El Gobierno, pero sobre todo el presidente Boric y el Frente Amplio deben resolver su dilema del lado de la audacia, no tienen mucha m¨¢s alternativa si no quieren ir viendo reducido su margen de acci¨®n
Son cuatro los procesos constituyentes que han tenido lugar en Sudam¨¦rica los ¨²ltimos 24 a?os: Venezuela, Bolivia, Ecuador y Chile. Los tres primeros contaron con un impulso fundamental cuando los proyectos pol¨ªticos que los inclu¨ªan entre sus principales demandas accedieron a los respectivos gobiernos y lo hicieron, adem¨¢s, en un marcado clima refundacional y aupados por abultadas mayor¨ªas electorales. El hecho de haber sido precedidos por la conformaci¨®n de los gobiernos les supuso tambi¨¦n una suerte de l¨ªmite y control por parte de los mismos. Los Gobiernos de Hugo Ch¨¢vez, Rafael Correa y Evo Morales ataron su suerte a sus respectivos procesos constitucionales y por ello no dejaron de incidir en ellos cuando estimaron oportuno. En la mayor parte de las ocasiones se trataba de una suerte de coordinaci¨®n pol¨ªtica: la mayor¨ªa de los asamble¨ªstas eran tambi¨¦n miembros o personas cercanas de los partidos de gobierno pero en algunos casos m¨¢s extremos, la intervenci¨®n adquiri¨® matices m¨¢s gruesos como cuando, en el caso boliviano, el Gobierno de Evo Morales, mediante un acuerdo pol¨ªtico con las fuerzas de la oposici¨®n, promovi¨® la modificaci¨®n de al menos un centenar de art¨ªculos del borrador final previo a someterlo a refer¨¦ndum popular.
El papel activo de los Gobiernos venezolano, ecuatoriano y boliviano respecto a sus procesos constituyentes se puede resumir en limar ciertas posiciones para lograr que el orden que estos textos constitucionales fundaban fuera, como argumenta I?igo Errej¨®n, ¡°un orden nuevo que d¨¦ certezas y que incluya tambi¨¦n a quienes estaban en contra de ¨¦l¡±. El 15 de diciembre de 1999 se ratifica v¨ªa refer¨¦ndum la Constituci¨®n Bolivariana con un 71,78% a favor; el 28 de septiembre de 2008 el 63,93% de los ecuatorianos ratifica la nueva Carta Magna; y el 25 de enero de 2009 se lleva a cabo en Bolivia la consulta y ¨¦sta se salda con un 61,43% por el apruebo.
Para cierto sector de la izquierda los procesos constituyentes parecen ser los sin¨®nimos contempor¨¢neos de las revoluciones del siglo XVIII, por supuesto sin violencia y con una l¨®gica de deliberaci¨®n m¨¢s bien parlamentaria. Sin embargo, estos cuatro procesos se?alados contaron con asamble¨ªstas o intelectuales totalmente entregados a esta idea de que el poder constituyente para ser verdadero no debe conocer m¨¢s limite que el que quiera darse. El caso chileno se diferencia de los otros en aspectos centrales que bien pueden explicar al menos parcialmente los resultados conocidos hasta ahora, tanto en septiembre pasado como el d¨ªa de ayer. Primero, las urnas tanto del refer¨¦ndum para decidir si se iniciaba un proceso constituyente como los de la elecciones de miembros de la Convenci¨®n fueron previos a las urnas que le dieron la victoria a Gabriel Boric; la elecci¨®n de convencionales tuvo lugar en un momento de fuerte desconfianza con los representantes pol¨ªticos ¡°profesionales¡± y los partidos pol¨ªticos, y se llev¨® a cabo en el auge de la figura del ¡°independiente¡± y los movimientos; Boric asume la presidencia del pa¨ªs ya en la mitad del proceso cuando ya hab¨ªa tenido no pocos tropezones p¨²blicos.
Las dudas en el Gobierno Boric sobre c¨®mo relacionarse con la Convenci¨®n no fueron escasas y se sumaron como dificultad a lo apuntado ya sobre la no dependencia org¨¢nica de un n¨²mero elevado de convencionales y al tema de la legitimidad previa. Finalmente el Gobierno apoy¨® y at¨® su suerte a la Convenci¨®n pero sin por ello poder intervenir o moderarla ¨C quiz¨¢s la evidencia m¨¢s clara de esta impotencia fue la frase ¡°aprobar para cambiar¡±, que a la vez que ped¨ªa el voto afirmativo reconoc¨ªa que hab¨ªan temas que luego deber¨ªan ser modificados de inmediato. Se puede sostener que la Convenci¨®n, sin ese rol de moderaci¨®n efectivo por parte del gobierno, fue demasiado audaz; el env¨¦s de esta audacia fue que el Gobierno de Boric decidi¨® postergar la toma y ejecuci¨®n de grandes decisiones, apost¨® por un discurso y una pr¨¢ctica consensualista esperando a la aprobaci¨®n de la nueva constituci¨®n para entonces ejecutar reci¨¦n, bajo ese marco, decisiones de calado. El gobierno fue demasiado de orden cuando el mandato de diciembre de 2021 era mas bien de cambio. Por otro lado, mientras ordenaban sus procesos constituyentes, los gobiernos de Ch¨¢vez, Correa y Evo fueron decididamente audaces y no esperaron a la finalizaci¨®n de dichos procesos para llevar adelante algunas decisiones que marcaron sus primeros a?os.
La derrota del primer texto sometido a refer¨¦ndum en septiembre pasado, un 62% por el rechazo, puso al Gobierno Boric en un dilema trascendental y abri¨® la larga primaria de la derecha por ver quien era el mayor int¨¦rprete de ese caudal de votos. El nuevo proceso constituyente se ha desarrollado en unos par¨¢metros de notable tutela partidaria -mucho mayor al de los otros casos mencionados- y con los llamados ¡°bordes¡± ya prefijados que garanticen que lo que salga del proceso sea un texto de orden (con los resultados de ayer, un orden claramente escorado a la derecha). El Gobierno, pero sobre todo el presidente Boric y el Frente Amplio deben resolver su dilema del lado de la audacia, no tienen mucha m¨¢s alternativa si no quieren ir viendo reducido su margen de acci¨®n ( externo porque la oposici¨®n abandon¨® hace mucho la b¨²squeda del consenso; e interno en su relaci¨®n con los partidos de la ex concertaci¨®n). La derecha, sobre todo la extrema derecha convertida en primera fuerza pol¨ªtica con el resultado de ayer, no va a perder el tiempo en, primero, consolidar su hegemon¨ªa procurando subordinar a Chile Vamos y, despu¨¦s, salvo insuperable torpeza, buscando una aprobaci¨®n mayoritaria de un texto claramente conservador pero que le sirva de ensayo de primera vuelta de las futuras elecciones generales.
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