El Frente Amplio y la cr¨ªtica a la renovaci¨®n socialista
Lleg¨® el momento de interrogar el origen y destino de la nueva izquierda, el futuro de su ilusi¨®n, que lo catapult¨® a la presidencia de Chile. Dos derrotas electorales aplastantes son motivo suficiente para incursionar en la propia reflexividad
Una vez que se produjo la alternancia en la presidencia de la Rep¨²blica en marzo de 2022, ha pasado de todo en la pol¨ªtica chilena. Desde el fracaso de la propuesta de nueva Constituci¨®n en septiembre de ese a?o hasta la exitosa irrupci¨®n de la extrema derecha en la elecci¨®n de consejeros constitucionales el 7 de mayo de 2023 (35% de los votos y poco menos de la mitad de los esca?os en esta asamblea redactora de una nueva Carta Fundamental, un resultado objetivamente notable).
Ampliando un poco m¨¢s el rango de la mirada, entre el estallido social de octubre de 2019 y la elecci¨®n de consejeros constitucionales de mayo de 2023 (sin olvidar esa sobreinterpretada estaci¨®n intermedia conformada por la elecci¨®n de una Convenci¨®n Constitucional en mayo de 2021, en la que se pudo ver un momento revolucionario o refundacional, holgadamente dominada por convencionales provenientes de los movimientos sociales y de la ultraizquierda de la Lista del Pueblo), impresiona el desplazamiento del electorado hacia la extrema derecha en tan poco tiempo. El ritmo ha sido vertiginoso. De infarto. Es cierto que en medio de estas tormentas electorales jug¨® un rol decisivo la decisi¨®n institucional casi un¨¢nime que supuso volver al voto obligatorio, lo que llev¨® a las urnas a cinco millones de electores que, a nivel agregado, no estaban votando (lo que no significa que, a nivel individual, en algunos momentos de la historia pasada, algunos de esos electores hayan podido hacerlo).
En el centro de estos episodios se encuentra una nueva izquierda agrupada en torno al Frente Amplio, cuyo ¨¦xito mucho ha tenido que ver con la veros¨ªmil reivindicaci¨®n de que son ellos la nueva generaci¨®n pol¨ªtica de las izquierdas (precisamente la de Gabriel Boric) que ha llegado a liderar, lo que se tradujo en una impugnaci¨®n tanto de las generaciones de mayor edad como del paradigma de las ideas de izquierda que prevalecieron en Chile desde 1990 en adelante. Son estas ideas, gubernamentalizadas tras 20 a?os de gobiernos de la Concertaci¨®n y cuatro m¨¢s de la coalici¨®n Nueva Mayor¨ªa (con los mismos socios, aunque sumando a los comunistas), las que fueron criticadas como si fuesen sin¨®nimo de tres d¨¦cadas de injusticias, malos gobiernos y de un neoliberalismo disfrazado (es el famoso eslogan ¡°no fueron 30 pesos, fueron 30 a?os¡±, el que hizo las veces de cri de guerre para enfrentar a quienes gobernaron entre 1990 y 2014, lo que incluy¨® durante cuatro a?os a los comunistas, as¨ª como sectorialmente a Revoluci¨®n Democr¨¢tica en el Ministerio de Educaci¨®n, uno de los partidos ancla del Frente Amplio).
Pero hay algo m¨¢s profundo, en alg¨²n sentido m¨¢s decisivo, en esta cr¨ªtica a la Concertaci¨®n y a la Nueva Mayor¨ªa: lo que es tambi¨¦n objeto de blanco es la renovaci¨®n socialista, un conjunto de ideas pol¨ªticas generadas al cabo de un doloroso y agudo proceso de reflexividad sobre lo que se hizo, pens¨® y actu¨® durante el gobierno de la Unidad Popular (sobre la renovaci¨®n socialista, la tesis de Benjam¨ªn Concha es excepcional: ¡°Imaginar la democracia en dictadura: la discusi¨®n p¨²blica entre pol¨ªticos sobre el concepto de democracia en Chile, 1983-1990¡å, Magister de Historia, Pontificia Universidad Cat¨®lica de Chile, 2022). Si esa reflexividad fue, en un inicio, un proceso protagonizado por pocos intelectuales (en Chile y en el extranjero), paulatinamente se transform¨® en una reflexividad general que perme¨® en dirigentes y militantes de izquierda (a tal punto, que incluso quienes niegan ser renovados, lo son desde el punto de vista de sus pr¨¢cticas pol¨ªticas que, por la v¨ªa de la agregaci¨®n -y de la negaci¨®n en sentido psicoanal¨ªtico-, configuraron un reformismo socialista en una variante liberal de la socialdemocracia).
A diferencia de lo que se pudo criticar a la Concertaci¨®n, por ejemplo, su propensi¨®n a pactar desmesuradamente con la derecha y a adoptar irreflexivamente pol¨ªticas neoliberales (con textos de intelectuales cercanos al Frente Amplio que articularon una verdadera contra hegemon¨ªa), la cr¨ªtica a la renovaci¨®n socialista fue indirecta, solapada, intelectualmente d¨¦bil, pero all¨ª estaba: como un espectro imposibilitado de infundir miedo, una cr¨ªtica como simulacro, o simplemente como balbuceo o pose.
Si en el proceso de renovaci¨®n socialista se forjaron las ideas y principios para enfrentar una dif¨ªcil transici¨®n a la democracia, con ideas relevantes de cambio progresivo que fueron generadas por intelectuales de fuste (Manuel Antonio Garret¨®n, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Brunner, ?ngel Flisfisch, Norbert Lechner, Eugenio Tironi y en menor medida Tom¨¢s Moulian) que ejerc¨ªan fuerte influencia en los partidos (como technopols), no hubo una id¨¦ntica profundidad ni radicalidad para enfrentar al neoliberalismo. La raz¨®n es muy simple: en los 80, el neoliberalismo se estaba instalando, en Chile y en el mundo, como cuerpo de ideas dominantes y en seguida como pr¨¢cticas e instituciones, lo que signific¨® que hubo que enfrentar la pregunta de si otro mundo era posible sin tener a la vista todas las coordenadas del cambio de ¨¦poca, pol¨ªtica y cultural, que estaba teniendo lugar en ese mismo momento.
Solo muchos a?os m¨¢s tarde, sin duda que demasiados a?os m¨¢s tarde, fue posible incubar una cr¨ªtica al neoliberalismo imperante: una parte del m¨¦rito recae en el presidente Ricardo Lagos (el plan AUGE fue un gran logro socialdem¨®crata), aunque no pudo ver las trampas de la Tercera V¨ªa de Tony Blair en las que cay¨® (?es posible distribuir bienestar sin modificar las reglas del juego en las que los derechos sociales son desnaturalizados al transformarse en mercanc¨ªas?), al punto de protagonizar una variante latinoamericana de la tercera v¨ªa (el tr¨ªo ABC: Argentina, Brasil y Chile).
Nada de esto fue realmente criticado por el Frente Amplio: lo que se articul¨® en su g¨¦nesis y desarrollo fue tan s¨®lo una cr¨ªtica general a la transici¨®n por intelectuales (quienes nunca solicitaron ning¨²n tipo de indicador de desarrollo ni de bienestar, tampoco de pobreza), cuyo rol -hoy negado por el frenteamplismo- en la construcci¨®n de fundamentos para la cr¨ªtica pol¨ªtica a la transici¨®n liderada por la centroizquierda fue evidente.
Es en muy pocos a?os que el Frente Amplio logr¨® superar, por separado, a las dos viejas izquierdas socialista y comunista, haciendo pensar que ese sorpasso era tambi¨¦n el resultado de la impugnaci¨®n intelectual triunfal a las ideas de la renovaci¨®n socialista y su pr¨¢ctica gubernamental. Textos no faltaban para alimentar la cr¨ªtica a la Concertaci¨®n y consolidar un ecosistema intelectual profundamente revisionista, lo que no significa que los autores de ensayos tan exitosos como influyentes hayan pensado exactamente lo mismo y se hayan coordinado para generar una forma de pensamiento cr¨ªtico. Es ese ecosistema que es prefigurado, muy tempranamente, por el libro de Tom¨¢s Moulian Chile actual: anatom¨ªa de un mito publicado en 1997, para en seguida desembocar en cr¨ªticas feroces al modelo de desarrollo chileno y a quienes lo administraron (la centroizquierda concertacionista): desde Alberto Mayol y su Derrumbe del modelo hasta los ensayos de Carlos Ruiz (Conflicto social en el neoliberalismo avanzado, 2013; La pol¨ªtica en el neoliberalismo, 2019), en donde El otro modelo del cual fui uno de los co-autores cumpli¨® una funci¨®n intelectual de bisagra entre dos estados del mundo, el del neoliberalismo contenido y reformado por la Concertaci¨®n y la promesa de superar esa forma de organizaci¨®n tan particular del capitalismo.
El ¨¦xito electoral del Frente Amplio fue tan fulgurante que en tan solo 10 a?os presenciamos la espectacular evoluci¨®n de Boric desde su condici¨®n de l¨ªder estudiantil hasta la conquista de la primera magistratura. ?Es esto el fruto de una revoluci¨®n en las ideas? Hasta cierto punto s¨ª, aunque estas ideas ancladas en el pensamiento woke y en pol¨ªticas de la identidad que encontraron amplio eco en los j¨®venes y en los sectores m¨¢s educados de la clase media se est¨¢n, hoy, enfrentando a su propio l¨ªmite.
Tras un a?o y medio de Gobierno liderado por un presidente frenteamplista, lleg¨® el momento de interrogar el origen y destino de la nueva izquierda, el futuro de su ilusi¨®n, que lo catapult¨® a la presidencia de Chile. Dos derrotas electorales aplastantes (plebiscito del 4 de septiembre de 2022 y elecciones de consejeros constitucionales del 7 de mayo de 2023) son motivo suficiente para incursionar en la propia reflexividad (como lo hizo la renovaci¨®n socialista en su momento), aunque tomando seriamente en cuenta que la reflexividad es mucho m¨¢s compleja de emprender cuando se est¨¢ gobernando (el mismo dilema que tuvieron que enfrentar los socialistas y su principal aliado, el Partido por la Democracia, durante m¨¢s de 20 a?os) que cuando se est¨¢ en la oposici¨®n. Pero el ejercicio es inevitable, si se quiere encarar un periodo de luchas pol¨ªticas en el que la extrema derecha en distintos pa¨ªses del mundo se encuentra al alza: desde Javier Milei en Argentina hasta Marine Le Pen en Francia, lo que contrasta cruelmente con el fracaso de los experimentos de nueva izquierda en todas partes. Est¨¢ por verse si Chile se integrar¨¢ a esta ola neoconservadora mundial.
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