El Frente Amplio chileno: las restricciones del experimento
La nueva izquierda se comporta con el presidente Gabriel Boric de un modo letalmente parecido al de los socialistas con Salvador Allende durante la Unidad Popular
Es una extra?a paradoja que, precisamente en el momento de m¨¢ximo ¨¦xito electoral al triunfar en la elecci¨®n presidencial de diciembre 2021, el Frente Amplio chileno sea hoy blanco de duras cr¨ªticas. Esta nueva coalici¨®n de izquierdas, cuyo equivalente en Espa?a es Podemos y, en menor medida, La France insoumise en el pa¨ªs de Ast¨¦rix, irrumpi¨® en la C¨¢mara de Diputados en 2017 y multiplic¨® su representaci¨®n en este hemiciclo en 2021, en alianza con el Partido Comunista (20,94%). Super¨® en votos a la coalici¨®n de centroizquierda aglutinada en torno a socialistas y al Partido por la Democracia (17,16%). Pero, sobre todo, su candidato presidencial Gabriel Boric gan¨® la elecci¨®n con una holgada victoria en segunda vuelta frente al candidato de derecha radical Jos¨¦ Antonio Kast (55,87/44,13%). Dicho de otro modo: en diciembre de 2021 el ¨¦xito fue rotundo, ya que no solo se produjo el sorpasso parlamentario a favor de esta nueva izquierda en alianza con los comunistas, sino que adem¨¢s se qued¨® con el sill¨®n presidencial.
A partir del 11 de marzo 2022, fecha de asunci¨®n del mando de la naci¨®n, el desaf¨ªo era may¨²sculo, ya que con el flamante presidente Boric se iniciaba un fascinante experimento cuya principal caracter¨ªstica radicaba en el sorpasso y, al mismo tiempo, en la incorporaci¨®n al nuevo Gobierno de todas las izquierdas, nuevas y tradicionales. Hay que tomar muy en serio la idea de experimento, ya que este interviene a continuaci¨®n del fracaso de Syriza en Grecia, la dif¨ªcil consolidaci¨®n de la Francia Insumisa tras la segunda derrota consecutiva de su candidato presidencial (Jean-Luc M¨¦rlenchon) y la debacle del partido laborista brit¨¢nico bajo el liderazgo de Jeremy Corbyn.
En cuanto a Am¨¦rica Latina, no hay mucho donde mirar: tan solo los gobiernos del Frente Amplio uruguayo (cuya coincidencia de nombre no significa en absoluto que sean lo mismo, muy por el contrario) y los recientes triunfos de Lula en Brasil y de Petro en Colombia pueden ser reivindicados por esta nueva izquierda chilena. El resto, para el olvido: el presidente Boric no ha cesado en denunciar como dictaduras al Gobierno de Maduro en Venezuela y de Ortega en Nicaragua. Estas cr¨ªticas y denuncias, ?generan unanimidad en las dos coaliciones que lo sustentan? La respuesta es no: desde cr¨ªticas frontales de los comunistas al duro juicio de Boric dirigido a los gobiernos de Maduro y Ortega, hasta la incomprensible ausencia de diputados comunistas y del Frente Amplio (salvo un diputado, Gonzalo Winter: ¡°Escuchar nunca viene mal¡±) ante la intervenci¨®n del presidente de Ucrania Volodymir Zelensky frente al Congreso de Chile, hace apenas unos d¨ªas.
Incomprensible.
Este es el problema. Lo que resulta incomprensible en estos temas, as¨ª como en muchos otros (como en seguridad ciudadana y la total ausencia de votos favorables de diputados y senadores frenteamplistas y comunistas a la legislaci¨®n sobre ¡°leg¨ªtima defensa privilegiada¡± de carabineros y protocolos referidos al uso de la fuerza por polic¨ªas), es que esta nueva izquierda se desmarque a tal punto del Gobierno de su presidente que, paradoja sublime, sean los socialistas quienes garanticen a raja tabla apoyo legislativo a las propuestas del Ejecutivo. Se trata de una extra?a coyuntura, dominada por culpas, traumas y miedos, en donde el Frente Amplio se comporta con el presidente Boric de un modo letalmente parecido al de los socialistas con Salvador Allende durante la Unidad Popular (1970-1973). Mientras en los primeros prevalece una forma de apego a la pureza de los ideales (la defensa de los derechos a todo evento en un contexto de crisis de la seguridad p¨²blica) y de un programa impracticable dada la falta de mayor¨ªas en el Congreso, entre los socialistas domina un inconsciente culposo que los lleva a apoyar cueste lo que cueste al presidente Boric.
En esta paradoja, hay algo m¨¢s que la tensi¨®n constatada por Max Weber entre ¨¦tica de la convicci¨®n y ¨¦tica de la responsabilidad: hay miedos a perder y culpas no resueltas, lo que genera un cruel resultado, un presidente a ratos abrumado por la soledad y fracturado tanto por el miedo como por la culpa. Un presidente que encarna y sintetiza la tensi¨®n entre nuevas y viejas izquierdas.
Diversas razones explican la posibilidad de naufragio de este experimento. La primera, sin duda la m¨¢s importante, es la inconciencia de estar gobernando y lidiando con un experimento, entendiendo como tal un periodo de la historia de las izquierdas chilenas en el que una nueva izquierda, con toda legitimidad, se impone a socialistas y comunistas (en este ¨²ltimo caso en una primaria presidencial entre Boric y el candidato comunista Daniel Jadue), produce el sorpasso, reconoce que necesita a los socialistas y rectifica el programa de Gobierno (para muchos, una entrega inaceptable).
La segunda, es ignorar que la pol¨ªtica de izquierdas consiste en generar transformaciones reconociendo l¨ªmites y restricciones (institucionales, correlaciones de fuerza, etc¨¦tera), lo que se ha traducido en un limbo persistente en diversas materias entre la lealtad al programa de origen y la aceptaci¨®n de la necesidad de ajustarlo a un estado del mundo cada vez m¨¢s hostil: la crisis de la seguridad p¨²blica no estaba presente al momento de asumir el mando de la naci¨®n en marzo de 2022, tampoco la espiral inflacionaria y, un a?o despu¨¦s, son materias que absorben y redefinen la coyuntura, quit¨¢ndole potencia tanto al Gobierno como a la nueva izquierda del Frente Amplio.
En tercer lugar, el Frente Amplio recibi¨® como una bofetada la aplastante derrota de la propuesta de nueva Constituci¨®n el 4 de septiembre de 2022 (62%/38%), un texto por el cual se jug¨® sin reparar en las consecuencias y sin imaginarse la posibilidad de fracasar. En cuarto lugar, un excesivo ¨¦nfasis en pol¨ªticas identitarias que han llevado a abandonar la potencia de lo universal (por ejemplo, la idea de patria, regalada a la derecha), lo que se supone debiese ser corregido por la implementaci¨®n de pol¨ªticas socialdem¨®cratas lideradas por socialistas y comunistas (la reducci¨®n de la jornada laboral a 40 horas es un buen ejemplo de ¨¦xito de una materia que fue liderada por una ministra comunista).
En todos estos asuntos, no se observa la huella del Frente Amplio, otra paradoja de un experimento liderado por esta nueva izquierda pero que, en la cruda realidad de los hechos, los protagonistas son otros: las viejas izquierdas, que est¨¢n encontrando un segundo aire en medio de la tormenta en la que se encuentra un interesante experimento.
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