Un protagonista sin norte
Con esta nueva novela, ¡®El ¨²ltimo castor¡¯, la obra de Daniel Campusano sigue inscribi¨¦ndose en la senda de un minimalismo realista que lo emparenta con autores como Alejandro Zambra
En El ¨²ltimo castor (Tusquets, 2024), su cuarta novela, Daniel Campusano relata la historia de Amaro, un soci¨®logo que, en la median¨ªa de su vida, no tiene norte alguno. Cesante, depresivo y viviendo en un departamento que le resulta demasiado caro, se escuda detr¨¢s de su sarcasmo para no hacer frente a una realidad que no le da muchos motivos para celebrar. En eso aparece Maya, amiga suya desde la infancia y actual diputada por el partido Igualdad Comunitaria, quien le arroja un salvavidas al invitarlo pasar unos d¨ªas en Tierra del Fuego. All¨ª, luego de un trekking por los Dientes de Navarino, Maya le ofrece un trabajo recopilando informaci¨®n acerca del posible impacto que tendr¨ªa en Puerto Williams la construcci¨®n de un instituto cient¨ªfico. El protagonista y narrador reparte su tiempo entre una investigaci¨®n hecha con dudoso profesionalismo, un vagabundeo por la ¡°ciudad m¨¢s austral del mundo¡± ¡ªde los pocos reconocimientos que tiene ese rinc¨®n atrozmente provinciano¡ª y la participaci¨®n en ¡°la agrupaci¨®n¡±, un precario e incipiente movimiento ambientalista que se opone a la llegada de la industria salmonera a las pr¨ªstinas aguas del Canal Beagle.
La fauna austral que puebla la novela no est¨¢ compuesta solamente por los castores del t¨ªtulo, esos animales for¨¢neos que, en ausencia de sus depredadores naturales de Norteam¨¦rica, se han convertido en plaga y causan estragos gigantescos en esos rincones del sur de Chile. La estad¨ªa de Amaro est¨¢ condimentada tambi¨¦n por un elenco de personajes secundarios que Campusano observa con iron¨ªa y cari?o. Entre ellos destaca Olivia, cocinera en un lodge y exmonja, con quien el protagonista lentamente emprende una relaci¨®n sentimental; Anselmo, el loco del pueblo que comparte sus teor¨ªas conspirativas con Amaro, y Carlota, la due?a del caf¨¦ del pueblo que termina, c¨®mo no, siendo la fisgona oficial de la trama. La estad¨ªa del soci¨®logo en Puerto Williams es, como todo en un pueblo tan chico, un acontecimiento: desde la alcaldesa para abajo todos observan sus pasos con demasiada atenci¨®n, y cada movimiento suyo provoca suspicacias y desconfianzas entre los lugare?os y ¡°los del norte¡±, o entre los ambientalistas y los defensores de la industria agropecuaria. Este ¨²ltimo conflicto, adem¨¢s, muestra de qu¨¦ manera las demandas de los santiaguinos no siempre hacen sentido a los locales, quienes ven en ella mejores sueldos y mejores horizontes de desarrollo. Para el narrador, sin embargo, nada parece ser demasiado importante, y las banderas por las cuales lucha cada grupo son poco m¨¢s que una pantomima que ¨¦l mira con distancia y apat¨ªa, aunque siempre con una pizca de humor bien dosificado. En medio de cualquiera de los m¨ªnimos conflictos que componen la trama, Amaro se pregunta por los castores, de los cuales todos hablan y cuyos efectos nocivos se notan a ojos vistas, pero que ¨¦l apenas ha logrado vislumbrar rondando por ah¨ª.
Aunque la novela de Campusano adolece de algunos problemas ¡ªun exceso de personajes secundarios poco relevantes e indistinguibles entre s¨ª, o algunas incoherencias menores en la trama¡ª, vuelve sobre ciertos elementos de su narrativa que bien valen la lectura: Amaro observa el mundo desde un afectuoso desencanto, una distancia que impide todo mesianismo o ganas de sentirse demasiado relevante. Tal como Antonio, protagonista de las dos novelas anteriores del autor, No me vayas a soltar y El sol tiene color papaya ¡ªun profesor de escuela que se arriesga en territorios marginales y tomados por el narco¡ª, Amaro no se cree ning¨²n cuento en El ¨²ltimo castor. Aunque los amigos que encuentra en Puerto Williams se inflamen con discursos ambientalistas, se comprometan pol¨ªticamente o se esfuercen por conectarse con la naturaleza, todo es considerado por Amaro con una displicencia que bordea la apat¨ªa, pero que termina siendo m¨¢s que nada una aceptaci¨®n realista del mundo en el que toca vivir.
Con esta nueva novela, la obra de Campusano sigue inscribi¨¦ndose en la senda de un minimalismo realista que lo emparenta con autores como Alejandro Zambra. La suya es una prosa sin pretensiones, cuyos protagonistas habitan un mundo reconociblemente contempor¨¢neo ¡ªambientada a comienzos del 2019, esta novela afortunadamente no intenta hacer ¨¦picas del estallido ni nada por el estilo¡ª y donde cualquier posible cr¨ªtica sociol¨®gica, como la que formula t¨ªmidamente a una clase pol¨ªtica llena de amiguismos y de bur¨®cratas de medio pelo, se desliza r¨¢pidamente hacia el humor liviano antes que a una ¨¢cida s¨¢tira al estilo de Marcelo Mellado. En ese sentido, El ¨²ltimo castor muestra a un sujeto algo desorientado que, en el proceso de buscarse a s¨ª mismo, encuentra en los destellos de amistad y en las posibilidades del amor un mundo que, si bien ha perdido la ¨¦pica, s¨ª tiene razones suficientes para seguir adelante.
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