Lesiones autoinfligidas
Haber quemado munici¨®n en una batalla por 12 minutos diarios de jornada laboral y resultar herido con las esquirlas de la propia munici¨®n le puede haber hecho un flaco favor al necesario restablecimiento de la confianza en las empresas
Hace exactamente un a?o los m¨¢ximos exponentes del empresariado chileno calificaban el acuerdo en torno a la Ley de las 40 horas semanales como un hito de negociaci¨®n tripartita. Sus declaraciones, as¨ª como el acuerdo virtualmente un¨¢nime alcanzado en el Senado (45 votos favorables) y la mayor¨ªa de 127 votos con que se aprob¨® la Ley en la C¨¢mara resultaban un tanto disonantes en un pa¨ªs en donde los acuerdos se han hecho algo escaso.
Sin embargo, un a?o despu¨¦s se produjo un amago de pol¨¦mica en torno a esa Ley, a prop¨®sito de un dictamen de la Direcci¨®n del Trabajo que vetaba una aplicaci¨®n parcelada en fracciones de 12 minutos diarios de la primera rebaja de una hora de jornada semanal (a 44 horas) correspondiente a 2024. Dirigentes del sector Comercio, de una manera algo solitaria y vehemente al punto de insinuar que evaluaban llevar a la Justicia esa resoluci¨®n, se embarcaron en una escaramuza que merece ser analizada no desde el punto del esp¨ªritu de la ley o de la leg¨ªtima preocupaci¨®n de esos dirigentes por el estado de la econom¨ªa y de las pymes, sino de la sinton¨ªa de las empresas con la sociedad en que se desenvuelven.
En Chile, es bien sabido, la confianza de las personas en las instituciones deja a pocos bien parados, partiendo por los pol¨ªticos (partidos y parlamentarios) y el Gobierno, como lo acaba de acreditar la reciente Encuesta Bicentenario de la UC. En el caso de las empresas, si bien la situaci¨®n no es tan mala, como lo consign¨® hace unos meses el Bar¨®metro de Confianza en la Empresa 2023 difundido por Sofofa, se podr¨ªa decir que los afectos ciudadanos con el sector privado est¨¢n en cuidados intermedios e incluso en una zona de desconfianza cr¨®nica, si se usa como term¨®metro el componente ¡°encuestas de opini¨®n¡± del citado Bar¨®metro.
Se trata de una informaci¨®n importante si se quiere poner en perspectiva la arremetida en contra del dictamen de la Direcci¨®n del Trabajo, en especial porque, como se dijo, la arremetida ha sido bastante en solitario y donde el no acompa?amiento de los dem¨¢s gremios empresariales lo ¨²nico que ha hecho es dar la sensaci¨®n de estridencia en una sala en silencio.
Aparte de esta relativa soledad, hay otros elementos que dificultan entender la cruzada en contra de la resoluci¨®n. Y esos elementos provienen de antecedentes emanados de la interna de quienes desataron la pol¨¦mica. En efecto, cuando la esgrima de declaraciones estaba en pleno desarrollo, se supo de un sondeo de la propia C¨¢mara de Comercio de Santiago (CCS) que revelaba que un 46% de los asociados que consult¨® ya hab¨ªan asumido hacer en un solo d¨ªa la rebaja de la hora semanal correspondiente a 2024 (que es lo que dice el dictamen) y que un 21% de los consultados incluso no ten¨ªan de qu¨¦ preocuparse porque la jornada semanal que est¨¢n aplicando en sus empresas ya es inferior a las 45 horas semanales que reg¨ªan anteriormente.
Estos datos solo refrendan que no hab¨ªa necesidad de embarcarse una batalla que desde el inicio de ve¨ªa dif¨ªcil de ganar y que si se hubiera podido ganar tendr¨ªa que inscribirse con letras de molde en la lista de las victorias p¨ªrricas, esas que deben su nombre al rey Pirro de Epiro que habr¨ªa dicho ¡°otro triunfo como este y estamos perdidos¡± tras un gravoso triunfo sobre los romanos.
Y un ¨²ltimo antecedente que tambi¨¦n vale la pena considerar se refiere a la valoraci¨®n del contexto y la oportunidad en que se abri¨® esta pol¨¦mica. Nuevamente, dejando de lado el esp¨ªritu y la letra de la ley, la pregunta que queda rondando es si se actu¨® con empat¨ªa con el sentir de los ciudadanos (que, por lo dem¨¢s, son clientes, vecinos, colaboradores y accionistas de las empresas) o hubo algo de sobrerreacci¨®n, sobre todo frente a una autoridad ejecutiva que ni de cerca est¨¢ poniendo sobre la mesa temas que bien podr¨ªan estar dentro de la matriz ideol¨®gica del gobierno o de algunos de sus partidos, como podr¨ªan ser el fortalecimiento de los sindicatos Inter empresas o las negociaciones sectoriales.
Haber quemado munici¨®n en una batalla por 12 minutos diarios de jornada laboral y resultar herido con las esquirlas de la propia munici¨®n le puede haber hecho un flaco favor al necesario restablecimiento de la confianza en las empresas. El sector privado es el verdadero motor de la econom¨ªa y quien brinda las mejores soluciones a las necesidades de las personas, aportando a la larga a su progreso y bienestar. La pregunta que deben hacerse quienes representan a esas mismas empresas es si las personas las ven de esa manera o no y, si no lo hacen, cu¨¢les son las causas de aquello y qu¨¦ responsabilidad les cabe.
La buena noticia es que hoy en Chile son cada vez m¨¢s las empresas que se est¨¢n preocupando de conectar con el sentir de la sociedad y que lo est¨¢n haciendo de manera aut¨¦ntica y a partir de esfuerzos rigurosos. Empresas que para preparar sus memorias anuales realizan matrices de materialidad y consultan a todos sus stakeholders o que levantan en forma regular (incluso mensualmente) datos para las aproximaciones emocionales y racionales de sus grupos de inter¨¦s en torno a su reputaci¨®n corporativa. La incorporaci¨®n de criterios sociales, ambientales y de buen gobierno (y asociado con ello, los atributos reputacionales) han dejado de jugarse en el terreno de la aparici¨®n en rankings. Para una nueva camada de l¨ªderes empresariales y de ejecutivos de empresas, los datos y la evidencia que se puede levantar directamente sus grupos de inter¨¦s y la escucha de las redes sociales, entre otros, son hoy insumos de gesti¨®n, elementos sustantivos para evaluar su estrategia, evitar disonancias y crisis, y avanzar por una senda que permita hacer sus negocios en forma sostenible en el largo plazo, algo que sin duda los accionistas, que son sus mandantes, deber¨ªan valorar.
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