Mejor le echamos la culpa al perro
El problema es que sectores de la izquierda y el progresismo busquen demostrar su preocupaci¨®n por determinados temas reproduciendo discursos y recetas de sus adversarios
Esta semana, en una entrevista transmitida en cadena nacional por la red de radiodifusores del pa¨ªs y en medio de la conmoci¨®n provocada por el asesinato de tres carabineros en Ca?ete, al presidente de la Rep¨²blica le preguntaron por un perro. El perro, que en vida se hab¨ªa ganado el mote de matapacos, y cuya imagen se populariz¨® en los d¨ªas de la revuelta social, fue sacado a colaci¨®n a prop¨®sito de la crisis de seguridad. No es primera vez que se le invoca. Cada tanto, ministros, dirigentes pol¨ªticos y panelistas de izquierda son conminados a responder por su supuesta simpat¨ªa hacia este s¨ªmbolo de las movilizaciones sociales de octubre de 2019. As¨ª est¨¢ la discusi¨®n p¨²blica.
Adem¨¢s de este, los ejemplos de desquicio en la pol¨ªtica nacional son numerosos. Ac¨¢ una peque?a muestra del ¨²ltimo mes: un divulgador de la doctrina libertaria se?ala por televisi¨®n que en este pa¨ªs tienen que correr balas y sangre, env¨ªa saludos y felicitaciones a su amigo Javier Milei y anuncia que se prepara para ser presidente en ocho a?os m¨¢s si es que nadie en ese lapso ha tenido los pantalones para poner orden en Chile. Un gobernador premiado por la defensa de los derechos humanos propone reabrir el debate sobre la pena de muerte. Los gremios empresariales llaman a evitar la polarizaci¨®n pero invitan a su encuentro anual m¨¢s importante a Patricia Bullrich, que no es, hasta donde se sabe, una representante destacada de la moderaci¨®n y los acuerdos. Una alcaldesa candidata a presidenta acusa a fiscales de perseguir a Carabineros. Un alcalde progresista solicita la colaboraci¨®n de militares en su comuna. Un candidato a alcalde de derecha sostiene que no hay que sacar a los militares a la calle. Un suboficial de la Armada increpa p¨²blicamente al presidente. Dos comisiones de la C¨¢mara de Diputados, en cuesti¨®n de d¨ªas, proponen reponer la justicia militar y rechazan el criterio de proporcionalidad en el uso de la fuerza, la prohibici¨®n de apuntar al rostro y de practicar torturas.
Estos tristes espect¨¢culos, adem¨¢s de opacar los esfuerzos serios que desde el Estado y la sociedad se est¨¢n realizando para avanzar en seguridad, no contribuyen a construir un clima de debate racional y responsable. Actitudes como las descritas pueden expresar distintos m¨®viles y responder a realidades diversas, desde la b¨²squeda de r¨¦ditos electorales a la ausencia de proyecto.
Parto por casa.
El impacto intelectual y moral de la derrota del plebiscito del 4 de septiembre de 2022 provoc¨® en parte de la izquierda y el progresismo una asimilaci¨®n acr¨ªtica de la reescritura que la derecha emprendi¨® del proceso pol¨ªtico reciente: los chilenos quieren volver al orden, rechazaron el esp¨ªritu refundacional del octubrismo, a la izquierda no le preocupa ni el crecimiento econ¨®mico ni el desarrollo, este Gobierno no apoya a Carabineros, valid¨® la violencia y tiene dos almas. El problema no es que la derecha instale estos contenidos, sino que sectores de la izquierda y el progresismo los hagan suyos y que busquen demostrar su preocupaci¨®n por estos temas reproduciendo discursos y recetas de sus adversarios, en vez de empujar una mirada propia, articulada y de futuro. Esto ha sido particularmente grave desde la aprobaci¨®n y promulgaci¨®n expr¨¦s de la ley Na¨ªn-Retamal.
Siendo honestos, no es cierto que la izquierda y el progresismo carezcan de respuestas. A nivel latinoamericano, y tambi¨¦n en Chile, en nuestras filas, e incluso entre sectores de derecha liberal y democr¨¢tica (cuya existencia local est¨¢ siempre en entredicho), hay enormes coincidencias en lo que se debe hacer para enfrentar estas problem¨¢ticas. No voy a resumir ac¨¢ los sustantivos an¨¢lisis y razonables propuestas que distintos actores con conocimiento suficiente han realizado en la materia. Solo me permito se?alar que ya en estos a?os se han implementado enfoques de seguridad distintos a los inspirados en el populismo punitivo. Pensemos en los exitosos operativos que se han desarrollado en la regi¨®n Metropolitana o en los resultados del Equipo contra el Crimen Organizado y Homicidios de la fiscal¨ªa. Estas iniciativas, si bien todav¨ªa incipientes, demuestran que las cosas se pueden hacer de otra manera. Por lo mismo, se equivocan quienes piensan que a la izquierda ¡°le hacen falta cojones¡± para implementar una ¡°verdadera agenda de seguridad¡±. No es as¨ª. Si algo le ha faltado es mayor firmeza y convicci¨®n para mantenerse en una senda de responsabilidad y racionalidad.
Miremos ahora a la derecha. La forma en que diversos actores del sector se han planteado ante el problema de la seguridad, tambi¨¦n es indicativa de sus propias tensiones. Repasemos algunos casos. El alcalde Carter ha hecho carrera desplegando medidas que rayan en lo absurdo. Evelyn Matthei, en busca de congraciarse con el electorado republicano, adopta elementos t¨ªpicos de la ultraderecha como poner en duda la institucionalidad electoral. Jos¨¦ Antonio Kast insiste en medidas copiadas a pesar de la abundante evidencia que las desaconseja. En el Congreso diputados de Chile Vamos, coalici¨®n que se autoproclama de centroderecha o de derecha democr¨¢tica y que cuenta entre sus filas con un sector liberal, propone una bater¨ªa de indicaciones que nos convertir¨ªan en un pa¨ªs de impunidad legalizada.
?Qu¨¦ hay detr¨¢s de todo esto? ?Un plan para socavar la democracia desde dentro? No se sabe. La derecha no parece tener un proyecto claro. Se articula m¨¢s o menos bien para golpear al Gobierno y apelar a la mano dura, pero tanto en la discusi¨®n sobre seguridad, como en pensiones, educaci¨®n y salud, anuncia contrarreformas sin propuestas constructivas o empuja iniciativas francamente lesivas para los ciudadanos, como mutualizar la deuda de las Isapres. Por otro lado, las alternativas que han hecho el amague de asomarse ¨Cla derecha no-pinochetista de Pi?era, la derecha social de Ossand¨®n, la derecha mesocr¨¢tica que representa Desbordes o la derecha liberal que prometi¨® Ev¨®poli¨C no han logrado superar al ADN pinochetista y neoliberal de la mayor¨ªa del sector, que concibe el orden social b¨¢sicamente como un retorno a la fuerza sin raz¨®n y al mercado sin l¨ªmites. Por eso, Jos¨¦ Antonio Kast, el mejor representante de ese proyecto, ha logrado arrastrar al conjunto hacia sus posiciones. Pero el pueblo de Chile, que ha demostrado ser m¨¢s razonable de lo que se cre¨ªa, no los acompa?¨® en su ¨²ltima aventura.
Son tiempos poco propicios para elevar la calidad de la pol¨ªtica, qu¨¦ duda cabe, pero mientras algunos prefieren echarle la culpa al perro, cosechar likes en las redes y profitar de la crisis, la izquierda y el progresismo tenemos la tarea de conducir al pa¨ªs con eficacia, racionalidad y justicia. Ojal¨¢ no nos flaquee la fuerza de la raz¨®n.
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