¡®Mujeres en la historia de Chile¡¯: un libro ineludible
Mar¨ªa Gabriela Huidobro intenta hacer justicia a tantas figuras femeninas que la historiograf¨ªa ha relegado a un lugar secundario o, en el mejor de los casos, ha reducido a un pu?ado de an¨¦cdotas
Javiera Carrera no solo fue la hermana de los pr¨®ceres de la Independencia o la fabricante de la primera bandera chilena; la vida de Carmen Arriagada signific¨® mucho m¨¢s para la cultura nacional que su relaci¨®n con el pintor Mauricio Rugendas; la importancia de Elo¨ªsa D¨ªaz excede el hecho de haber sido la primera mujer en titularse como m¨¦dico en Chile. Aunque uno podr¨ªa quedarse en una lamentaci¨®n algo est¨¦ril sobre el escaso peso simb¨®lico que las mujeres han tenido en nuestra historia, Mar¨ªa Gabriela Huidobro sortea ese riesgo y nos entrega en Mujeres en la historia de Chile (Taurus, 2024) un libro valioso, entretenido y bien documentado. En ¨¦l, la acad¨¦mica de la Universidad Andr¨¦s Bello intenta hacer justicia a tantas figuras femeninas que la historiograf¨ªa ha relegado a un lugar secundario o, en el mejor de los casos, ha reducido a un pu?ado de an¨¦cdotas que no logran mostrar sus v¨ªnculos ni las luchas por las cuales se esforzaron.
El cometido de Huidobro, historiadora, es ambicioso, y la autora lo ejecuta con rigor: contar cinco siglos de historia nacional poniendo el acento en las trayectorias de las mujeres que participaron en ella. El punto de partida, sin embargo, la obliga a explicitar los t¨¦rminos desde los cuales enfocar¨¢ su tarea: debido a que los relatos oficiales suelen enfatizar la historia pol¨ªtica y militar, es natural que las mujeres hayan jugado un rol secundario en ellos. A fin de cuentas, ellas han cargado sobre sus hombros gran parte del peso de lo dom¨¦stico, mientras que los hombres han concentrado la participaci¨®n en la pol¨ªtica, y las grandes masas de los ej¨¦rcitos han estado constituidas por varones. Sin embargo, que la historiograf¨ªa no ponga demasiada atenci¨®n al papel de las figuras femeninas en la construcci¨®n de la naci¨®n no obsta que ellas hayan tenido un lugar muy importante en la historia, es decir, en los hechos que subyacen a lo que se ha escrito sobre ellos. Como dice la autora, ¡°las mujeres siempre han intervenido en la historia, aunque no siempre hayan permanecido en el registro y relato de la misma. Y no han estado ah¨ª de forma pasiva o solo como acompa?antes: han sido agentes activas de cada proceso¡±.
Huidobro retrocede hasta la llegada de los espa?oles y se detiene en nueve grandes cap¨ªtulos de nuestra historia colonial y republicana, desde In¨¦s Su¨¢rez (y no ¡°de Su¨¢rez¡±, como explica), hasta Gabriela Mistral. Cada uno de los periodos retratados aborda, a su vez, distintas facetas y personajes femeninos: las mujeres durante m¨²ltiples conflictos armados; las experiencias de las religiosas durante la colonia; las redes colaborativas en el ¨¢mbito cultural, pol¨ªtico o intelectual; la b¨²squeda de un lugar en la vida universitaria; y la creciente b¨²squeda de mayores derechos y posibilidades de emancipaci¨®n. En todos estos casos, Huidobro se apoya en experiencias de mujeres concretas, quienes le sirven para ilustrar c¨®mo la mujer siempre ha estado presente.
Aunque la extensi¨®n y amplitud de referencias hacen imposible sintetizar un libro de esta naturaleza, quiero destacar tres elementos que me parecieron particularmente interesantes a la luz del Chile actual, donde los debates y reivindicaciones feministas se han vuelto tan protag¨®nicos. En primer lugar, cabe resaltar la genialidad con la que la autora relata la participaci¨®n femenina durante la conquista y la guerra de Arauco. A partir de cr¨®nicas, archivos judiciales y textos literarios como La Araucana, Huidobro desentra?a los relatos de aquellos conflictos para destacar el rol que mujeres espa?olas, criollas y mapuche tuvieron en ellos. Casos como los de Tegualda o Janequeo, Catalina de Erauso o Menc¨ªa de los Nidos le permiten poner en primer plano la valent¨ªa y car¨¢cter con que tantas mujeres contribuyeron en la defensa de sus comunidades pol¨ªticas. Son pocos los datos fidedignos que existen sobre las mujeres en la Colonia, pero todas estas referencias y menciones ¡ªmuchas de las cuales utilizan los modelos de la poes¨ªa ¨¦pica que sus autores, de origen europeo, conoc¨ªan bien¡ª le sirven a Huidobro para ofrecer al lector un relato que va mucho m¨¢s all¨¢ de los puros hechos militares o pol¨ªticos.
La autora toca fibras donde la valent¨ªa, los v¨ªnculos familiares o sentimentales y el sentido del deber se encarnan en figuras femeninas que suelen relegarse a lugares secundarios. A pesar de que realiza un ejercicio equivalente con las guerras republicanas ¡ªcontra la Confederaci¨®n y la Guerra del Pac¨ªfico¡ª, el modo en que los materiales literarios iluminan ese momento menos conocido de nuestra historia nacional vuelve especialmente atractivos estos cap¨ªtulos de su libro.
Un segundo elemento destacable es el tono con que Huidobro describe la progresiva participaci¨®n de las mujeres en la esfera pol¨ªtica. Desde el temprano relato de In¨¦s Su¨¢rez acompa?ando a Pedro de Valdivia en los albores de la Colonia hasta la activa participaci¨®n de Elena Caffarena y su articulaci¨®n de grupos de mujeres durante parte importante del siglo XX, Mujeres en la historia de Chile dibuja con precisi¨®n el creciente espacio en el cual las mujeres desplegaron sus inquietudes p¨²blicas. Como se?ala la autora al hablar de los albores del Chile republicano: ¡°Aun cuando no tuvieran los mismos derechos de participaci¨®n pol¨ªtica que los hombres, era indiscutible que interven¨ªan, de todos modos, en el quehacer ciudadano y cotidiano¡±. Si en el caso de Su¨¢rez o de Javiera Carrera, a comienzos de nuestra historia independiente, la participaci¨®n femenina ten¨ªa mucho de gesta heroica, esa excepcionalidad se vuelve cada vez m¨¢s frecuente cuando se fundan y mantienen espacios de educaci¨®n femenina orientados a la formaci¨®n intelectual y profesional. En su relato, adem¨¢s, destaca el v¨ªnculo entre ciertos espacios de encuentro, como fueron los salones, con una cada vez mayor actividad en la esfera p¨²blica. La organizaci¨®n, por tanto, alrededor de mujeres aristocr¨¢ticas como Mercedes Mar¨ªn o Carmen Arriagada, o luego en torno al Club de Se?oras, fue mucho m¨¢s que un intento por procurar espacios de vida social; se transformaron en verdaderos semilleros de desarrollo intelectual y en una posibilidad por canalizar su preocupaci¨®n por los asuntos de la patria.
Esto se vincula con el tercer elemento que destaco, y que tiene que ver con la relaci¨®n entre la apertura de espacios educativos cada vez m¨¢s relevantes para las mujeres y el incremento en su participaci¨®n p¨²blica y pol¨ªtica. Si durante la colonia las instituciones educativas para las mujeres eran pocas y restringidas a unos cuantos conventos ¡ªespacios menos r¨ªgidos o silenciosos de lo que se piensa, donde circulaba mucha gente y la vida social entraba en tensi¨®n con la disciplina religiosa¡ª, esto cambia luego de la independencia. El nuevo escenario pol¨ªtico signific¨® una apertura ideol¨®gica y educativa, junto con una disposici¨®n importar las ideas propias del iluminismo del Viejo Mundo. As¨ª, de la mano de inmigrantes europeas como Fanny du Rosier o Mme. Whitelocke, religiosas como Anna du Rousier, y otros casos como el de las hermanas Cabez¨®n, en el siglo XIX bullen m¨²ltiples proyectos que buscaron resarcir las desventajas educativas de las mujeres. En busca de una educaci¨®n intelectual s¨®lida y profunda, estas debieron hacer frente a la resistencia de ciertos grupos reacios al cambio y que ve¨ªan en esta b¨²squeda riesgos incipientes para la estabilidad familiar.
Al concluir, la autora se arriesga con una valiente interpretaci¨®n de Gabriela Mistral, la ¡°mujer sin pa?uelo¡±. A diferencia de ciertas interpretaciones recientes que buscan retratarla como una aliada de cierto feminismo autonomista y reivindicatorio del aborto, Huidobro muestra a la Premio Nobel desde la feroz independencia que siempre la caracteriz¨®, y destaca c¨®mo no tuvo problemas para separar aguas del movimiento feminista chileno. Al examinar los textos que la poeta public¨® en diarios y revistas a lo largo del tiempo, Huidobro ve en Mistral a una intelectual, artista y docente que busc¨® siempre dignificar los oficios y la realidad de la mujer sin perder de vista sus rasgos ¨²nicos y distintivos. En sus palabras, ¡°lo suyo no pretend¨ªa ser feminismo en pleno sentido, pues Gabriela ve¨ªa con preocupaci¨®n que la tendencia hacia la igualdad anulara lo que era propio de la naturaleza de la mujer¡±.
Mujeres en la historia de Chile no se enreda en disquisiciones te¨®ricas ni en discusiones acad¨¦micas, pues prioriza el relato de los hechos en una prosa limpia y fluida, limit¨¢ndose a consignar en notas al final de cada cap¨ªtulo las fuentes utilizadas en su investigaci¨®n. Desde las parteras coloniales del mundo popular hasta las monjas de claustro, las aguateras de la Guerra del Pac¨ªfico, las anfitrionas de salones o las estudiantes universitarias acompa?adas de chaperonas, Mar¨ªa Gabriela Huidobro entrelaza finamente estos hilos para tejer una historia de las mujeres donde no queda duda el rol crucial que estas han jugado y seguir¨¢n jugando en el derrotero nacional.
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