Patricia Cerda, autora de ¡®Lucila¡±: ¡°Los hombres de su ¨¦poca no ve¨ªan a Gabriela Mistral como una mujer¡±
La autora aborda la intrincada relaci¨®n de la poeta con Chile, los desencuentros con Neruda y la melancol¨ªa que marc¨® su vida
La escritora chilena Patricia Cerda (Concepci¨®n, 1961) ha escrito sobre los artistas Violeta y Nicanor Parra, el poeta soldado espa?ol Alonso de Ercilla y el pintor alem¨¢n Rugendas, entre otros. Su ¨²ltima obra es Lucila (Planeta), una novela basada en el ¨²ltimo viaje de Gabriela Mistral (nacida Lucila Godoy Alcayaga) a Chile a mediados de 1950, donde entremezcla su biograf¨ªa con la ficci¨®n. El libro ser¨¢ publicada en julio por Ediciones B Espa?a.
En una entrevista por Zoom desde Alemania, donde reside la autora doctorada en historia en la Universidad Libre de Berl¨ªn, ahonda en la compleja persona que hay detr¨¢s de la figura de la poeta (Vicu?a, 1889-Nueva York, 1957) que se ha revalorizado en la ¨²ltima d¨¦cada. Esta semana, por ejemplo, se ha aprobado en el Congreso que el d¨ªa 7 de abril sea el ¡°D¨ªa de Gabriela Mistral¡±, en honor a su natalicio.
Pregunta. Dijo que tard¨® en escribir sobre Gabriela Mistral porque necesitaba estar preparada para entenderla. ?Lo logr¨®?
Respuesta. Creo que logr¨¦ acercarme a ella. O acercarla a m¨ª. Me demor¨¦ tanto porque es una persona demasiado respetada en Chile y hay que buscar la altura para este proyecto. Tambi¨¦n me parec¨ªa un poco inabarcable. Yo siempre hab¨ªa tenido la imagen de tres mujeres en el Valle del Elqui: la madre, la hermana y ella. El tema central era la dignidad y siempre vi ah¨ª una novela. Me puse a leer su poes¨ªa, en la que me segu¨ªa pareciendo herm¨¦tica, pero despu¨¦s le¨ª sus recados, sus columnas, sus art¨ªculos, y se me hizo mucho m¨¢s cercana. Vi que detr¨¢s hab¨ªa un proyecto pol¨ªtico, social, su feminismo. Siento que descubr¨ª cosas de ella que no hab¨ªamos descubierto por respetarla y quererla tanto.
P. ?C¨®mo cu¨¢les?
R. Una es que es una intelectual, una artista, una poeta del siglo XX, que era un siglo muy dif¨ªcil, donde todo estaba marcado por las ideolog¨ªas. Vivi¨® en Espa?a antes de la guerra civil, en una sociedad muy polarizada y supo mantener su independencia pol¨ªtica, social, cultural e intelectual. ?C¨®mo? Haciendo su propia s¨ªntesis. Ella sab¨ªa lo que le quedaba bien con su esp¨ªritu. No dej¨® nunca de ser cristiana, pero fue descubriendo otras cosas y se convirti¨® en una libre pensadora. Y eso, en el siglo XX, es un milagro. Yo no conozco m¨¢s, y si hay, son gigantes. Podr¨ªamos hablar de Miguel De Unamuno, pero son muy pocos. La mayor¨ªa, como nuestro mismo Pablo Neruda, era un completo alineado.
P. Una libre pensadora en el siglo XX¡ mujer.
R. Creo que los hombres no la ve¨ªan como una mujer. La ve¨ªan sin g¨¦nero, como una persona muy talentosa, una excelente poeta, y la sumaban a su c¨ªrculo, pero ella no se sumaba como se entend¨ªan en esa ¨¦poca a las mujeres, que llegaban arregladas, que buscaban gustarle a los hombres. La tomaban como algo neutro, lo que a ella no le molestaba en absoluto.
P. ?Los hombres no la ve¨ªan como mujer porque romp¨ªa los estereotipos?
R. No eran capaces de clasificarla. No era vanguardia, no era burguesa, tampoco quer¨ªa serlo. Muchas veces dijo que lo que escrib¨ªa no ten¨ªa ninguna importancia, tampoco era muy autorreferente. Ahora en el siglo XXI, la sociedad y la cultura se han desarrollado de tal manera que estamos preparados para aceptar y reconocer a personas que no cumplen con nuestros estereotipos, pero en el siglo XX era muy dif¨ªcil.
P. ?C¨®mo esa mujer criada en un peque?o pueblo del Valle del Elqui forja ese car¨¢cter?
R. Y una mujer solo con cuarto b¨¢sico. ?C¨®mo se explica? Es un tremendo misterio que intento desvelar en la novela. Creo que sab¨ªa qui¨¦n era. Los griegos dec¨ªan convi¨¦rtete en qui¨¦n eres. Sab¨ªa que eso tambi¨¦n le significaba tener enemigos. Gente que la iba a querer frenar porque no aceptar¨ªan que una maestra del Valle del Elqui fuera, por ejemplo, directora de alg¨²n liceo. Como Amanda Labarca, que quer¨ªa el mismo puesto y hab¨ªa estudiado en la Sorbonne. Por ah¨ª la cosa: defenderse, saber qui¨¦n es, cuidar su dignidad. Era ambiciosa tambi¨¦n. Una persona con talento que no es ambiciosa ni siquiera se da cuenta que lo tiene. Tambi¨¦n aparecieron los aliados, eso ayud¨® mucho, como Pedro Aguirre Cerda.
P. Mencionaba a los enemigos. Uno de ellos parece ser Pablo Neruda.
R. Ese es otro de los descubrimientos de esta novela. Todo el mundo piensa que eran amigos, que se quer¨ªan mucho¡. No era as¨ª. Ella en alg¨²n momento escribi¨® sobre Residencia en la Tierra, pero en esa ¨¦poca Neruda todav¨ªa no hab¨ªa hecho el vuelco hacia un alineamiento completo con la revoluci¨®n rusa. ?l iba todos los a?os a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, era presidente de los jurados de los premios Lenin y Stalin. Mistral despu¨¦s del Nobel tuvo alg¨²n dinero, pero si no, viv¨ªa con un sueldo que le pagaba el Congreso Nacional por el cargo honorario de c¨®nsul, pero era muy poco. En el fondo viv¨ªa de sus art¨ªculos y columnas y el costo de eso era su independencia. En cambio, vio que a Neruda su independencia no le interesaba tanto. Nunca hubo un enfrentamiento, pero s¨ª hubo un momento en que Neruda le ofreci¨® el premio Lenin y ella lo rechaz¨®. Despu¨¦s la invit¨® a un Congreso de escritores en 1953 y tambi¨¦n rechaz¨® ir. ?l la puso igual en la lista de los invitados y ella se tuvo que quejar, pero muy tranquilamente.
P. Se est¨¢ viendo en Chile una resignificaci¨®n de Gabriela Mistral y una revisi¨®n que ha perjudicado a Pablo Neruda.
R. Eso merece un ensayo. Es muy interesante porque tiene que ver con la cultura chilena, con c¨®mo hemos cambiado nuestra visi¨®n de estos dos grandes. A ella la tuvimos olvidada durante toda la segunda mitad del siglo XX. Despu¨¦s de que muri¨®, Pinochet se apropi¨® de los derechos de sus libros. El presidente Ricardo Lagos se los devolvi¨® a Doris Danna [la ¨²ltima compa?era de vida de la poeta]. Pero el ninguneo era incre¨ªble.
P. Tras su investigaci¨®n dice que no le quedan dudas sobre el feminismo de la poeta, algo que ha sido cuestionado.
R. Uno de sus primeros escritos es sobre la educaci¨®n de la mujer, en 1905, cuando todav¨ªa viv¨ªa en el Valle del Elqui. Despu¨¦s hay muchos recados y art¨ªculos. En 1928 abri¨® un congreso sobre la mujer en Madrid y habl¨® de la importancia de que la mujer sea independiente, que estudie en la universidad, que sea acad¨¦mica, que financie su propia vida. Ah¨ª ya est¨¢ con todas las feministas espa?olas. Es activista, pero es un activismo intelectual. No s¨¦ si le gustar¨ªa mucho que la pongan ah¨ª con esos pantalones [como la imagen s¨ªmbolo de las marchas feministas]. Ella ten¨ªa una visi¨®n muy clara de lo que ten¨ªa que cambiar la sociedad latinoamericana y espa?ola en relaci¨®n a los derechos de la mujer. Y pionera. Tambi¨¦n fue la primera que habl¨® sobre el genocidio de la conquista.
P. Sin ponerse una etiqueta, era muy pol¨ªtica.
R. Cuando sali¨® el voto femenino en unas parlamentarias escribi¨® un recado a Chile pidiendo que votaran por mujeres. Estaba muy, muy, muy atenta a todo lo que pasaba en Chile y a decir su opini¨®n. Como maestra, quer¨ªa dar consejo. Al principio quer¨ªa ser la pedagoga de la cultura chilena, pero no lo dejaron. Se fue a M¨¦xico y lo fue. Despu¨¦s pas¨® a ser la pedagoga de toda Am¨¦rica Latina y luego la embajadora de Latinoam¨¦rica en Europa. Ella dio a conocer la literatura latinoamericana en Francia y, cuando se va a Espa?a, todos los latinoamericanos le mandaban sus libros.
P. Segu¨ªa muy atenta Chile, un pa¨ªs del que se hab¨ªa ido con un sabor amargo. ?C¨®mo es la relaci¨®n con su tierra?
R. Muy conflictiva. Ella se fue en 1922 a M¨¦xico, volvi¨® por algunos meses el 25, despu¨¦s se fue a Francia y regres¨® unas semanas el 38, en parte para apoyar la campa?a de Pedro Aguirre Cerda. Despu¨¦s volvi¨® el 54 por algunos d¨ªas. Esa es su relaci¨®n con Chile. Ella ten¨ªa su patriecita chica: el Valle del Elqui, sus amigos, la literatura chilena. Pero no sus contempor¨¢neos porque eran complicados y cualquier error que cometiera iba a salir en un peri¨®dico diciendo que era esto y lo otro. Descart¨® volver cuando naci¨® Yin Yin, no me cabe la menor duda. Ella invent¨® un cuento [sobre el nacimiento del ni?o que no reconoci¨® p¨²blicamente como suyo] porque hab¨ªa que contar algo. No lo iba a llevar a Chile porque a alguien se le pod¨ªa ocurrir hacer una investigaci¨®n.
P. El libro da la impresi¨®n de que en su ¨²ltimo viaje a Chile, ya enferma, se resigna a que no pudo reconstruir la relaci¨®n.
R. Cuando va Chile ya ha pasado el suicidio de Yin Yin. Est¨¢ muy marcada por eso. Por otro lado, todav¨ªa no ha aparecido el c¨¢ncer, pero tiene varios problemas de salud. Fue a despedirse y a buscar el lugar donde quer¨ªa ser enterrada. Tuvo alegr¨ªas, como ir a su valle. Ella dice que despu¨¦s de que se fue de ah¨ª, nunca m¨¢s fue feliz. Fue a reencontrarse con ese sentimiento. Pero Santiago no le dice nada, es un paso casi obligado para recoger el Honoris Causa [otorgado por la Universidad de Chile].
P. ?Fue una mujer con una vida m¨¢s bien sufrida?
R. Esa pregunta est¨¢ siempre presente cuando escribo la novela. Pienso que es una persona muy emp¨¢tica y sensible. Un poeta alem¨¢n dec¨ªa que el dolor de la humanidad pasa por el centro del coraz¨®n del poeta. Ten¨ªa un poco de eso. Eso no significa que no fuera capaz de tener muchos momentos de felicidad. Pero s¨ª, hay un tono triste, melanc¨®lico, que se nota tanto en sus recados como en su poes¨ªa. Ella trataba de dilucidar de d¨®nde ven¨ªa y dec¨ªa que un poco del vasco, que es serio, directo, y un poco del ind¨ªgena, melanc¨®lico, que sufre la conquista.
P. Vinculado a su profundo rechazo a la conquista, ?c¨®mo era su relaci¨®n con Espa?a?
R. Gabriela era contradictoria, eso la hace tan interesante. En el primer viaje que hace a Europa visita Francia, Italia y Espa?a. En Espa?a, el viaje m¨¢s documentado, va al encuentro de la lengua. Visita Mallorca, donde hab¨ªa estado Rub¨¦n Dario 10 a?os antes. Se va a encontrar con el modernismo latinoamericano. Tiene una relaci¨®n muy estrecha con la cultura espa?ola, con la lengua, y una cr¨ªtica m¨¢s fuerte al imperio y a las formas en que se llev¨® adelante la colonia, porque ve las consecuencias en Chile y en M¨¦xico. Cuando el franquismo gana la guerra civil, hay una reivindicaci¨®n de la colonia, del imperio, y eso la aleja, corta con Espa?a.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Chile y reciba todas las claves informativas de la actualidad del pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.