Mundo woke
Si se quiere ser de izquierda, lo primero que hay que hacer es pensar de modo universal, a partir de causas que hagan sentido social y popular
Por estos d¨ªas, los chilenos hemos asistido a un extra?o episodio de discusi¨®n legislativa, en este caso a prop¨®sito de una ley de tramitaci¨®n compleja y en la que se juegan muchos intereses, la ley de pesca.
Como es bien sabido, la ley de pesca chilena adolece de graves problemas de legitimidad de origen, lo que se tradujo en la condena de un senador de derecha, Jaime Orpis (UDI), bajo el cargo de cohecho, lo que le cost¨® pena de c¨¢rcel.
La discusi¨®n de esta ley se inici¨® con importantes acusaciones de un posible cohecho dirigidas a tres diputados de derecha, quienes promovieron m¨¢s de 200 indicaciones a partir de la copia textual de observaciones provenientes de las mismas empresas pesqueras que podr¨ªan ver afectados sus intereses. Pues bien, es en el contexto de la discusi¨®n legislativa para reformar esta ley que irrumpi¨®, en modo intempestivo, una indicaci¨®n por parte de un diputado del Frente Amplio (Jorge Brito) en orden a considerar a peces y moluscos como seres sintientes, dotados de sensaciones, memoria e intereses, y hasta de la capacidad para aprender a jugar f¨²tbol. Citemos la argumentaci¨®n experta de quien fue invitada a exponer en la Comisi¨®n de Pesca, la directora general de la Fundaci¨®n VEG, Ignacia Uribe, cuya opini¨®n fundament¨® la indicaci¨®n del diputado frenteamplista: ¡°La verdad es que los peces son m¨¢s que n¨²meros y toneladas¡ Cada uno de esos peces es un individuo con su personalidad, pensamientos, intereses y memoria, hay peces t¨ªmidos y atrevidos¡, han aprendido a jugar f¨²tbol, a hacer trucos y utilizar herramientas¡±.
Mi ¨¢nimo, ya cansado con tanta tontera, no es de festinar con un tema que, de ser bien planteado, merece ser seriamente considerado: la protecci¨®n de la vida animal en sus dimensiones m¨¢s subjetivas (sintientes, si se quiere) es un verdadero tema, pero que necesita ser abordado de modo tal que, m¨¢s all¨¢ de lo que se diga en nombre de la ciencia, lo que resulta no puede ni debe ser grotesco. Pues bien, es lo grotesco lo que se impuso. De ser cierto que la pesca indiscriminada, de arrastre o no, se lleve con ella biograf¨ªas de peces e historias personales, es para el sentido com¨²n algo completamente absurdo: de ser cierto, eso querr¨ªa decir que el primer asesino en serie de la humanidad ser¨ªa Cristo, cuyo milagro de la multiplicaci¨®n de los peces para un consumo inmisericorde ser¨ªa prueba de su culpabilidad.
Este es un buen ejemplo de los problemas que pueden causar la ciencia y sus hallazgos cuando sus descubrimientos no hacen sentido en la vida real de las personas y, peor aun, generan iron¨ªa y hasta burla por parte de las personas comunes y corrientes. Esto es una seria e inquietante dificultad, ya que lo que se encuentra en discusi¨®n es el valor de la ciencia: para que la ciencia tenga valor, la ciencia necesita gozar de prestigio, que es precisamente lo que ha estado ausente en este inoportuno momento woke.
En l¨ªnea con lo anterior, y de modo aun m¨¢s grave, esta discusi¨®n legislativa y altamente publicitada sobre los peces como seres sintientes genera un efecto no deseado, y derechamente perverso, al vincularse directamente con dos debates pol¨ªticos de actualidad. El primero se refiere al inicio del debate legislativo sobre un proyecto de ley orientado a legalizar la eutanasia (o la ¡°muerte digna¡±), en donde precisamente lo que se encuentra en juego es el concepto de la vida y de su fin. El segundo contamina en modo t¨®xico la discusi¨®n legislativa que reci¨¦n se abre sobre una eventual extensi¨®n de los derechos reproductivos de las mujeres y el control que ellas ejercen sobre sus cuerpos, en donde la discusi¨®n en este caso se refiere a cuando se inicia la vida.
Cuando se alegan y reivindican los derechos de seres sintientes, desde plantas hasta animales, me parece evidente que este lamentable episodio tiene un efecto nefasto m¨¢s all¨¢ del mundo de los peces y moluscos. Es precisamente esta ceguera sobre las consecuencias que afecta al wokismo: su pasi¨®n por particularismos e identidades es tal que no logra percibir que, si se quiere ser de izquierda, lo primero que hay que hacer es pensar de modo universal, a partir de causas que hagan sentido social y popular, con el fin de alcanzar la emancipaci¨®n de todos, liber¨¢ndose en cada caso de sus propias cadenas.
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