El pa¨ªs con 6.000 kil¨®metros de costa en el que muy pocos pueden comer pescado
En Chile, el pescado es caro y hay poco. Frente a los efectos del cambio clim¨¢tico y la sobreexplotaci¨®n, 4.000 pescadores est¨¢n reconvirtiendo sus caletas en pesquer¨ªas m¨¢s sustentables y rentables
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Julieta Nu?ez se hunde cada d¨ªa en el mar con una botella de aire comprimido en la espalda. Tiene 61 a?os y es buzo mariscadora. Vive con lo que saca del mar. Su especialidad es la extracci¨®n de locos, unos moluscos con los que se hace chupe y loco mayo, una de las entradas m¨¢s caras en los restaurantes de la costa. Hoy hay loco en Conc¨®n, en la regi¨®n de Valpara¨ªso, pero cada cierto tiempo entra en veda, lo que en ocasiones impide su extracci¨®n por meses o incluso a?os. ¡°Yo bajo con mi ox¨ªgeno propio, porque no me gusta depender del compresor que maneja otra persona arriba del bote. Saco menos cantidad que el resto, pero lo prefiero as¨ª¡±, cuenta en entrevista telef¨®nica con Am¨¦rica Futura.
Julieta sac¨® unos cuantos locos en los roquer¨ªos de la caleta San Pedro. Y los vendi¨® a un bar de la zona. Son de tama?o legal, los m¨¢s peque?os los dej¨® en el mar, hasta que crezcan. Todos hacen los mismo. Es la regla. Como secretaria del Sindicato de Pescadores de la caleta San Pedro de Conc¨®n, el 21 de agosto habl¨® con el gobernador de Valpara¨ªso, Rodrigo Mundaca. Pidi¨® apoyo para ella y sus compa?eros, por la veda de merluza, otro pescado local que tambi¨¦n sufre de sobreexplotaci¨®n.
¡°La pesca est¨¢ p¨¦sima. Cada vez hay menos que pescar. No s¨¦ qu¨¦ est¨¢ pasando, pero la pesca industrial nos est¨¢ dejando sin nada para comer. Antes, las personas humildes com¨ªamos pescado, hoy no se puede¡±, reclama indignada en entrevista a Am¨¦rica Futura.
En Chile hay 500 unidades sociales y productivas de pesca artesanal o ¡°caletas de pescadores¡± en m¨¢s de 6.000 kil¨®metros de costa. El 76% de estas se sit¨²an en zonas rurales con altos niveles de pobreza y precariedad. En total, unos 97.000 pescadores artesanales extraen cerca del 40% de los recursos del mar. Pero estos se est¨¢n acabando.
¡°M¨¢s del 50% de las pesquer¨ªas se encuentran en estado de sobreexplotaci¨®n. Colapsadas. Se hace imperante cambiar hacia una pesca m¨¢s sostenible, que permita conservar la diversidad biol¨®gica y garantizar la actividad pesquera a las futuras generaciones. Estos principios son compartidos por la gran mayor¨ªa de los pescadores artesanales en Chile y es el objetivo fundamental del programa Caletas Sustentables¡±, dice Claudia Razeto, quien lidera este programa sin fines de lucro desde el a?o 2019, impulsado por la Fundaci¨®n Chile, una organizaci¨®n p¨²blico-privada cuyo prop¨®sito es impulsar la transformaci¨®n del pa¨ªs hacia el desarrollo sostenible.
Claudia Razeto a?ade que el cambio clim¨¢tico, adem¨¢s, est¨¢ jugando en contra de la abundancia de recursos en el mar, por lo que los pescadores han debido buscar nuevas estrategias urgentes. La agencia de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n, la FAO, confirm¨® en un encuentro en Costa Rica este a?o que las comunidades costeras y ribere?as vinculadas a la pesca y acuicultura conviven con una serie de desaf¨ªos a su labor productiva. ¡°Ya sea el aumento de temperatura del agua, fuertes y m¨¢s frecuentes marejadas [...] todos y cada uno de esos fen¨®menos est¨¢n generando ¨Cy seguir¨¢n generando¨C consecuencias a nivel ambiental, social y econ¨®mico de la m¨¢xima importancia para quienes se dedican a las actividades pesqueras y acu¨ªcolas¡±, indic¨® ese organismo.
Cambio de boyas
Paola C¨¢rcamo, presidenta de la Asociaci¨®n Gremial de Mitilicultores Aguas Azules, cultiva choritos de exportaci¨®n en Huito, Calbuco, en la regi¨®n de Los Lagos, en el sur de Chile. El 80% de este mejill¨®n de mar chileno se va a Rusia y a China. ¡°Soy huilliche, es decir, pertenezco a la etnia de la gente del mar¡±, cuenta en entrevista con Am¨¦rica Futura. C¨¢rcamo calza botas de goma mientras cocina choritos con longaniza y papas, el plato que m¨¢s repite de su men¨², porque dice que le encanta. Y que es su tradici¨®n.
Ella tambi¨¦n participa en Caletas Sustentables, el proyecto que apoya econ¨®mica y t¨¦cnicamente la pesca artesanal sustentable. Gracias a los fondos del proyecto, pudieron modernizar las boyas que usaban. Antiguamente, cuenta, se hac¨ªa todo con aislapol, un material muy contaminante que se desintegraba. Era legal, nosotros lo compramos en regla, en ley, pero era un producto que contaminaba demasiado porque se desprend¨ªa, llegaba a las costas y se lo com¨ªan las aves, los pajaritos com¨ªan aislapol. ¡°Cuando nosotros postulamos a este proyecto, pr¨¢cticamente esto aqu¨ª era casi todo blanco. Puro aislapol. Hoy ya estamos con el canal con un 95% de recambio a unas boyas que no contaminan¡±, cuenta.
Paola C¨¢rcamo asegura que hay un antes y un despu¨¦s en la acuicultura de su zona con el recambio de boyas. Adem¨¢s de hacer una caleta m¨¢s limpia, entre todos los pescadores lograron duplicar la producci¨®n. Las boyas de aislapol permit¨ªan solo un cultivo lineal de choritos porque eran m¨¢s peque?as. Las boyas nuevas, al ser m¨¢s resistentes y grandes y tener ganchos apropiados, permitieron duplicar la capacidad de captura. ¡°Por un lado dejamos de contaminar y, por otro, doblamos la cosecha de choritos. ?Qui¨¦n lo iba a pensar! Adem¨¢s logramos que nuestros productos alcanzaran nivel de exportaci¨®n porque pudimos pagar an¨¢lisis toxicol¨®gicos semanales. Somos 36 socios los que hacemos la exportaci¨®n grupal¡±, cuenta Paola, que entra al mar cada d¨ªa desde que tiene 9 a?os. Es su vida y ama que sea as¨ª.
Las boyas de aislapol que se reemplazaron fueron a parar a plantas recicladoras y se transformaron en maceteros y ladrillos para la construcci¨®n. Un 80% del material pudo ser aprovechado. En total, cada a?o, con los proyectos realizados por el programa Caletas Sustentables se ha evitado que 200 toneladas de desechos o residuos vayan al vertedero.
En Latinoam¨¦rica, al a?o 2016 la FAO estim¨® una p¨¦rdida y desperdicios de productos del mar de 33% desde la captura hasta su consumo. ¡°Si bien las p¨¦rdidas y desperdicios de estos recursos var¨ªan seg¨²n la regi¨®n y el eslab¨®n de la cadena, aqu¨ª se observa que las mayores p¨¦rdidas se generan durante el procesamiento de estos recursos y su distribuci¨®n, as¨ª como tambi¨¦n en la captura¡±, resume Razeto en un comunicado.
Todo sirve
Marjorie Ojeda, de 35 a?os, es la fundadora de los productos de algas deshidratadas Chilo¨¦ Mar y Tierra de Ancud, tambi¨¦n en la regi¨®n de Los Lagos. Empez¨® a muy peque?a escala, vendiendo algas a negocios locales. Y en 2018 partieron con clientes internacionales. ¡°Nuestro equipo de trabajo es gente de mar. Nuestros clientes nos exigen que se utilice la planta completa. A ellos no les gusta que haya desecho. Nos lo exigen y as¨ª la troceamos por partes¡±, narra en un documental de promoci¨®n del proyecto. ¡°Nosotros no generamos desechos¡±. La emprendedora recibi¨® de Caletas Sustentables estanter¨ªas para secar la producci¨®n de cochayuyo ¡ªalgas marinas comestibles¡ª, pues las que ten¨ªan estaban en muy mal estado. Estas nuevas son de acero inoxidable y le permiten generar un producto ¨®ptimo y de calidad.
Carlos Ojeda, alguero en Mar y Tierra, agrega: ¡°Es sacrificado, pero la Marjorie paga muy bien el kilo. Cuando la mar est¨¢ calma, buceamos y sacamos cochayuyo, pero dejamos un tallo largo para que se vuelva a reproducir. Porque si sacamos de ra¨ªz, ya no tenemos m¨¢s cochayuyo. Y hay que guardar para el futuro, para los que vienen¡±. El hombre reflexiona con una enredadera de algas pardas en la mano, un producto que antiguamente se com¨ªa en las casas chilenas como guiso. Hoy muy pocos ni?os la aprecian.
Claudia Razeto asegura que la pesca artesanal es uno de los sectores m¨¢s vulnerables al cambio clim¨¢tico, algo que los pescadores viven en el d¨ªa a d¨ªa. ¡°La mayor¨ªa est¨¢ super consciente que se requiere hacer cambios. Y los hacen, de a poco. Son cambios culturales. Nosotros apostamos por la resiliencia frente al cambio clim¨¢tico. Apostamos por la fuerza de los pescadores, apostamos por ellos¡±, dice.
Pero los hombres y las mujeres del mar no esconden su miedo al futuro. ¡°Ya nadie quiere ser pescador. ?Qui¨¦n va a querer entrar al mar a las 4.00 de la ma?ana con marejada para no sacar nada en cinco d¨ªas seguidos?¡±, lamenta Julieta Nu?ez, la pescadora de Valpara¨ªso. ¡°Uno antes dec¨ªa: voy a ser mi propio jefe, voy a entrar al mar igual que mi padre y mi abuelo. Pero ahora no hay gente joven pescando. Si t¨² ves, s¨®lo los viejos entramos al mar. Y ya tenemos rabia¡±, remata antes de ingresar nuevamente al mar como todos los d¨ªas de su vida.
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