Democracia y periodismo bajo ataque
Debemos tener sistemas educacionales que formen ciudadanos. Las escuelas de periodismo deben responder, entregando profesionales que entiendan el rol de la prensa, que inquieran, confronten el poder establecido, que hagan del cuestionamiento, la fiscalizaci¨®n y la denuncia pr¨¢cticas habituales
Las elecciones en Europa, los conflictos en Ucrania, Gaza y otras partes del mundo, la fallida intentona golpista de Bolivia, el proceso eleccionario de Venezuela y la justa carrera presidencial de Estados Unidos est¨¢n hablando claro: la democracia no pasa por su mejor momento. Putin fue reelegido para su quinto per¨ªodo, con el 87% de los votos, pero con elecciones controladas por el Kremlin y opositores asesinados, exiliados o impedidos de participar. Nicol¨¢s Maduro protagoniza un bochornoso robo electoral, en un proceso marcado por la falta de transparencia e informaci¨®n y por la arremetida judicial en contra de sus adversarios, entre ellos el que se presenta a ojos de la comunidad internacional como el leg¨ªtimo ganador de los comicios del 28 de julio pasado.
Por ello, no resulta extra?o que las columnas y la literatura m¨¢s reciente lleven t¨ªtulos como Democracia en peligro, Democracia bajo fuego o, derechamente, El ocaso de la democracia.
Con el periodismo y la prensa no nos va tanto mejor. Los medios enfrentan los desaf¨ªos crecientes de la desinformaci¨®n ¨Cde la cual se les acusa, pero no son parte¨C, la p¨¦rdida de confianza, los ataques pol¨ªticos y, por supuesto, la incertidumbre del negocio, con la fuga de lectores y del avisaje y con las estrategias de las grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas para precipitar su ca¨ªda, casi llev¨¢ndolos a la obsolescencia como si fueran un aparato, un equipo m¨¢s que se desecha, no por mal funcionamiento, sino porque, aparentemente, no est¨¢ respondiendo a las exigencias del mercado, mercado ¨Cdicho sea de paso¨C que est¨¢n controlando cada vez m¨¢s gracias a sus algoritmos y estratagemas.
En este escenario poco alentador, a¨²n hay espacio para la democracia, aunque parezca en retirada, y su aliada consustancial e incondicional: la libertad de expresi¨®n y de prensa.
La democracia es una forma de gobierno m¨¢s bien nueva que nos ha permitido avanzar en derechos, entre ellos los derechos de las ni?as y las mujeres. Pero hoy, aquello que cre¨ªamos alcanzado puede, en cualquier momento, desaparecer.
Las pasadas elecciones del Parlamento Europeo y en Francia han dejado m¨¢s que claro el posicionamiento de las fuerzas de ultraderecha y ello, sumado a una serie de gobernantes populistas y autoritarios, nos alerta que estamos frente a una tendencia que ya no se presenta como pasajera, sino que alcanza hoy mayor¨ªas necesarias para asirse del poder.
Desde el otro extremo del espectro pol¨ªtico, la situaci¨®n venezolana nos indica que en la izquierda tambi¨¦n se fraguan acciones burdas para asirse y perpetuarse en el poder.
Parece que estamos en un punto de inflexi¨®n, donde las personas est¨¢n abandonando la creencia en la democracia y est¨¢n valorando el populismo y el autoritarismo.
?Por qu¨¦? Algunos autores, como Anne Applebaum, han planteado que existir¨ªa en el hombre una predisposici¨®n al autoritarismo y que, ante un mundo demasiado complejo, saturado de informaci¨®n, lleno de inseguridades, nos volvemos nost¨¢lgicos del orden, de la seguridad. As¨ª comienzan a hacer sentido aquellos discursos simplones, surge la post verdad, la caricaturizaci¨®n del oponente. Emergen las figuras que prometen solucionar de golpe y porrazo todo aquello que vemos que est¨¢ mal. Surgen l¨ªderes populistas y las conspiraciones para explicar lo que nos parece complejo. Viene la polarizaci¨®n, la ret¨®rica beligerante y la l¨®gica adversaria en el discurso p¨²blico, donde subyace el desprecio a la complejidad humana y el empe?o de uniformar todo, eliminando matices y las contradicciones propias de nuestra naturaleza.
El excanciller chileno, Heraldo Mu?oz, ha declarado que el autoritarismo es eterno y que los partidos ¨²nicos y los l¨ªderes ¨²nicos, m¨¢s que una filosof¨ªa, son mecanismos de acceso y de retenci¨®n del poder.
En buena parte del mundo, el secuestro de las democracias se est¨¢ haciendo desde adentro, de manera gradual, furtiva, respetando el juego de las mayor¨ªas. Una vez instalados en el poder, se desplazan las instituciones democr¨¢ticas, se conculcan derechos, se cambian y derogan leyes.
En paralelo, la corrupci¨®n avanza a pasos agigantados, carcomiendo todo y grupos, como los del crimen organizado, instalan sus propias l¨®gicas.
?Qu¨¦ pasa con el periodismo mientras tanto?
¡°En estos tiempos de obscuridad y desesperanza...¡±, as¨ª comenz¨® el discurso que explic¨® por qu¨¦ se entreg¨® en mayo pasado el Premio Libertad de Prensa a los periodistas palestinos que cubren el conflicto en Gaza. El reciente reporte de la Federaci¨®n Internacional de Periodistas fij¨® en 129 los reporteros asesinados durante el a?o pasado, el 70% de ¨¦stos en la franja de Gaza, calificando a 2023 como ¡°uno de los peores a?os¡±. Tras Oriente-Medio, las regiones m¨¢s peligrosas para la prensa fueron la de Asia-Pac¨ªfico, donde murieron 12 periodistas, y Am¨¦rica Latina, con 11 asesinatos.
?C¨®mo comenzamos este 2024? Seg¨²n Reporteros sin Fronteras, con 521 periodistas encarcelados por causas arbitrarias. China es la mayor c¨¢rcel para ellos, con 121 profesionales encerrados. Tras China y Birmania, Bielorrusia se convirti¨® en una de las tres mayores prisiones del mundo y tiene el mayor n¨²mero de mujeres periodistas (10) encarceladas, despu¨¦s de China, con 14. Ir¨¢n y Turqu¨ªa tambi¨¦n han hecho del encarcelamiento una herramienta para reprimir a los reporteros.
Este 2024 comenz¨® con 54 periodistas secuestrados y 84 profesionales desaparecidos. De ¨¦stos, casi uno de cada tres es mexicano.
Con apariencia democr¨¢tica o sin ella, la tendencia de los que est¨¢n gobernando y accediendo al poder es cerrar medios, controlarlos estrictamente, censurar y evitar que, a trav¨¦s de ¨¦stos o de las redes sociales, los ciudadanos puedan acceder a material que pueda propagar pensamientos opositores.
El acoso cibern¨¦tico es hoy otra forma de violencia que tiene a las mujeres periodistas como v¨ªctimas principales. En este mar de incertidumbre, ?qu¨¦ hacer? Se debe fortalecer a los medios y a los periodistas.
Debemos, primero, tener sistemas educacionales que formen ciudadanos. Las escuelas de periodismo deben responder, entregando profesionales que entiendan el rol de la prensa, que inquieran, confronten el poder establecido, que hagan del cuestionamiento, la fiscalizaci¨®n y la denuncia pr¨¢cticas habituales. Se debe alentar, pero tambi¨¦n financiar el periodismo de investigaci¨®n.
A fin de septiembre, Punta Arenas (Chile) ser¨¢ sede del XXV Congreso Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras y all¨ª estos temas cruzar¨¢n la discusi¨®n. La periodista y escritora espa?ola Rosa Montero inaugurar¨¢ esta cita internacional. Ella ha hablado de los desaf¨ªos que estamos enfrentando frente al ¡°virus del autoritarismo¡±. Ha dicho que debemos actuar colectivamente ante el creciente apoyo ciudadano que estas ideas est¨¢n teniendo en las urnas, incluso, en reg¨ªmenes con libertades p¨²blicas. Ha planteado que no podemos rendirnos a la estratagema del uso de m¨²ltiples canales para que el poder, los poderosos se dirijan directamente al pueblo, sin pasar por los periodistas y por los medios.
Ante este cuadro de desesperanza y del avance de quienes quieren subvertir los derechos fundamentales, trastornar nuestras democracias, la respuesta tiene que ser el buen periodismo y el regreso a las casas conocidas, a las que operan bajo el principio de la ¨¦tica y del bien com¨²n. La democracia no ha sucumbido y, como nos alienta Montero, es prioritario salir a las calles, entender lo que la gente est¨¢ viviendo y sufriendo, para identificar en qu¨¦ recodo del camino se quedaron olvidados los que prefieren gobiernos autoritarios porque perdieron la confianza, porque nadie les respondi¨® ni les dio sus seguridades b¨¢sicas.
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