Las deudas del nuevo ministerio de Seguridad P¨²blica
A pesar de las buenas intenciones, surge la pregunta de si este cambio estructural es suficiente para encarar los complejos desaf¨ªos de seguridad que enfrentamos
La reciente aprobaci¨®n de la creaci¨®n del ministerio de Seguridad P¨²blica ha generado diversas reacciones en el ¨¢mbito pol¨ªtico y social chileno. Esta iniciativa busca responder a la creciente preocupaci¨®n ciudadana por la seguridad y la necesidad de enfrentar de manera m¨¢s eficiente los desaf¨ªos que plantea la delincuencia y el crimen organizado en el pa¨ªs. Al separar las funciones pol¨ªticas del ministerio del Interior, de las tareas espec¨ªficas de seguridad, se pretende lograr una mayor especializaci¨®n y enfoque en la gesti¨®n de estas problem¨¢ticas.
Este nuevo ministerio tendr¨¢ bajo su mando a instituciones fundamentales como Carabineros de Chile, la Polic¨ªa de Investigaciones (PDI) y Gendarmer¨ªa, con el objetivo de coordinar y fortalecer las acciones destinadas a proteger a la ciudadan¨ªa. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones que motivan esta reforma, surge la pregunta de si este cambio estructural es suficiente para encarar los complejos desaf¨ªos de seguridad que enfrentamos.
Uno de los puntos cr¨ªticos que se han se?alado es la exclusi¨®n de organismos clave del nuevo sistema integrado de seguridad. La Unidad de An¨¢lisis Financiero (UAF), por ejemplo, desempe?a un rol esencial en la detecci¨®n y prevenci¨®n del lavado de dinero y financiamiento del terrorismo. Al no estar incorporada directamente en la estructura del nuevo ministerio, se podr¨ªa limitar la capacidad de abordar de manera integral estos delitos, que son parte fundamental de las operaciones del crimen organizado.
Asimismo, el Servicio Nacional de Migraciones queda fuera de la ¨®rbita del nuevo ministerio. En un mundo globalizado, los flujos migratorios tienen un impacto significativo en la seguridad nacional. La migraci¨®n irregular y la trata de personas son fen¨®menos que requieren una respuesta coordinada entre las distintas entidades del Estado. La ausencia de este servicio en la estructura ministerial podr¨ªa dificultar la implementaci¨®n de pol¨ªticas efectivas en materia de control migratorio y seguridad fronteriza.
Otro punto cr¨ªtico es el rol de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI). Seg¨²n la minuta oficial del gobierno, la ANI ser¨¢ parte del nuevo Sistema de Seguridad y estar¨¢ alineada con la Estrategia de Seguridad P¨²blica. Sin embargo, es importante aclarar que dicho organismo no depender¨¢ jer¨¢rquicamente del nuevo ministerio, sino que continuar¨¢ funcionando como un ente aut¨®nomo que coordina con diversas instituciones. Este dise?o plantea desaf¨ªos para garantizar una coordinaci¨®n efectiva y evitar brechas en la implementaci¨®n de pol¨ªticas de seguridad. Si bien esta autonom¨ªa permite flexibilidad operativa, tambi¨¦n refuerza la necesidad de establecer canales claros y eficientes de comunicaci¨®n entre la ANI y el nuevo ministerio, ya que sin una integraci¨®n efectiva se corre el riesgo de que existan brechas en la organizaci¨®n y el intercambio de informaci¨®n estrat¨¦gica, lo cual podr¨ªa mermar la eficacia de las acciones de seguridad.
La falta de control sobre el sistema penitenciario tambi¨¦n plantea interrogantes significativas. Gendarmer¨ªa, encargada de la administraci¨®n de las c¨¢rceles y de la reinserci¨®n social de los reclusos, estar¨¢ bajo el alero del nuevo ministerio. No obstante, sin una estrategia clara que aborde la rehabilitaci¨®n y la prevenci¨®n de la reincidencia, se podr¨ªa estar desatendiendo un elemento fundamental para reducir los ¨ªndices de criminalidad a largo plazo. Las c¨¢rceles, si no se manejan adecuadamente, pueden convertirse en escuelas del crimen donde las bandas reclutan y fortalecen sus operaciones.
Adem¨¢s, la creaci¨®n de Secretar¨ªas Regionales Ministeriales de Seguridad P¨²blica introduce una nueva din¨¢mica en la gesti¨®n territorial. Estas autoridades tendr¨¢n la responsabilidad de coordinar las acciones de seguridad en cada regi¨®n, pero la dualidad de responder tanto al ministro de Seguridad P¨²blica como a los Delegados Presidenciales Regionales podr¨ªa generar conflictos de competencias y diluir la claridad en la toma de decisiones. La efectividad en el combate al crimen requiere de una cadena de mando clara y una coordinaci¨®n fluida entre las distintas entidades.
En este contexto, es v¨¢lido cuestionar si la reforma propuesta, a pesar de sus avances, logra articular una visi¨®n hol¨ªstica y coordinada que integre todos los frentes necesarios para enfrentar los desaf¨ªos actuales. La complejidad de la delincuencia moderna, que incluye cibercrimen, narcotr¨¢fico, corrupci¨®n y delitos transnacionales, exige soluciones integrales que abarquen desde la prevenci¨®n hasta la persecuci¨®n y sanci¨®n efectiva de los delitos.
Es fundamental considerar que la seguridad no es solo responsabilidad de las fuerzas policiales y de inteligencia. Requiere la participaci¨®n activa de m¨²ltiples sectores, incluyendo ¨¢reas como educaci¨®n, salud, desarrollo social y justicia. Por otro lado, la participaci¨®n ciudadana es esencial para construir comunidades m¨¢s seguras. Programas de prevenci¨®n comunitaria, educaci¨®n c¨ªvica y fortalecimiento de la confianza entre la poblaci¨®n y las instituciones de seguridad pueden generar un impacto positivo significativo. Ambos enfoques no est¨¢n incorporados en la nueva institucionalidad..
La creaci¨®n del ministerio de Seguridad P¨²blica es un avance importante hacia la especializaci¨®n en la gesti¨®n de la seguridad, pero su ¨¦xito depender¨¢ de su capacidad para coordinar de manera efectiva a los actores clave ya mencionados. Adem¨¢s, ser¨¢ fundamental adoptar una visi¨®n integral que priorice tanto la reinserci¨®n social como la prevenci¨®n de la delincuencia. Sin estos elementos, es probable que esta reforma no alcance plenamente los objetivos de seguridad que demanda la ciudadan¨ªa
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