Por qu¨¦ el coronavirus va a cebarse con los m¨¢s pobres
En las ciudades hay grandes desigualdades sociales que previsiblemente se ensanchar¨¢n y se har¨¢n m¨¢s visibles por la pandemia de Covid-19
Hoy en d¨ªa viven en ciudades m¨¢s de 4.000 millones de personas, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial. Las ciudades est¨¢n creciendo r¨¢pidamente incluso en ¨¢reas geogr¨¢ficas que eran b¨¢sicamente rurales hace solo unas d¨¦cadas. Quienes emigran a las ciudades buscan mejores puestos de trabajo, mejores servicios, una vida mejor para ellos y sus familias. Pero el efecto de la vida urbana sobre la salud puede ser mejor o peor, dependiendo de c¨®mo se organicen y se gobiernen las ciudades. La actual pandemia de Covid-19 ilustra como nunca el efecto de la vida urbana y las pol¨ªticas urbanas sobre la salud.
Las ciudades tienen por definici¨®n alta densidad de poblaci¨®n, en ellas vivimos juntas muchas personas que interactuamos y socializamos nuestra vida constantemente. Esto es lo que da a las ciudades su energ¨ªa, su impulso, su creatividad. En el caso de enfermedades respiratorias transmisibles como la infecci¨®n por Covid-19, esa es tambi¨¦n es la raz¨®n por la cual la transmisi¨®n de la enfermedad se acelera. Eso es lo que estamos viendo en las ciudades de pr¨¢cticamente todo el mundo. Cuando el aislamiento de casos y el rastreo de contactos (el enfoque inicial de salud p¨²blica para controlar los brotes) se vuelve dif¨ªcil porque los casos aumentan muy r¨¢pidamente o no son f¨¢cilmente identificables (porque se carece de pruebas diagn¨®sticas, o porque la enfermedad puede ser asintom¨¢tica), el distanciamiento social puede ser una estrategia necesaria. El distanciamiento social significa disminuir o incluso eliminar las interacciones personales cercanas. Pero interactuar con otras personas es una de nuestras necesidades principales como seres sociales y una de las caracter¨ªsticas cardinales, para bien o para mal, de la vida urbana.
El distanciamiento social al que hoy asistimos en Filadelfia, en N¨¢poles, en Buenos Aires y en las ¨¢reas urbanas de todo el mundo es un experimento social sin precedentes, motivado por la amenaza de una enfermedad v¨ªrica que se propaga r¨¢pidamente de persona a persona y que, aunque es leve en la mayor¨ªa de las personas infectadas, es grave y mortal en una proporci¨®n peque?a pero significativa de quienes enferman. Si la transmisi¨®n se generaliza, incluso una proporci¨®n muy peque?a de casos graves puede provocar decenas o cientos de miles de muertes. Los sistemas de salud pueden colapsarse r¨¢pidamente, como ha ocurrido por ejemplo en el norte de Italia, lo que hace que haya m¨¢s defunciones. Se hace urgente actuar y el distanciamiento social aparece claramente justificado por el r¨¢pido crecimiento del n¨²mero de casos y la posibilidad de que muchos casos asintom¨¢ticos est¨¦n transmitiendo la infecci¨®n. Pero lo cierto es que las consecuencias para la salud y para la sociedad en general de este gran experimento son por ahora muy dif¨ªciles de predecir.
Interactuar con otras personas es una de nuestras necesidades principales como seres sociales y una de las caracter¨ªsticas cardinales, para bien o para mal, de la vida urbana
Si bien puede estar justificado en condiciones de pandemia, el distanciamiento social, especialmente si ha de mantenerse durante periodos largos, podr¨ªa tener consecuencias dram¨¢ticas inesperadas para la salud de los residentes de las ciudades. El aislamiento social no solo afecta la salud mental, tambi¨¦n puede afectar el desarrollo y la evoluci¨®n de muchas enfermedades cr¨®nicas y otros problemas de salud. El aplazamiento de la atenci¨®n m¨¦dica para otras enfermedades, que ya est¨¢ ocurriendo en todo el mundo a medida que los sistemas de atenci¨®n sanitaria se sobrecargan y anticipan la afluencia de casos de Covid-19, podr¨ªa afectar dr¨¢sticamente la morbilidad y la mortalidad por diversas enfermedades cr¨®nicas. Permanecer en casa, como ya se nos pide en muchas de nuestras ciudades, a menudo puede significar largas horas de reclusi¨®n en viviendas abarrotadas e inadecuadas. Y eso puede tener efectos adversos para la salud. Casi la tercera parte de la poblaci¨®n urbana de todo el mundo vive en barrios marginales.
Desde el punto de vista de la salud p¨²blica es clave el efecto del distanciamiento social sobre los determinantes sociales de la salud. Con empresas obligadas a cerrar, los despidos aumentan, ya hemos visto aumentar el desempleo. Muchos trabajadores carecen de licencia por enfermedad y perder¨¢n ingresos si enferman. Con los ni?os en casa, sin escuela, habr¨¢ padres y madres que no podr¨¢n trabajar. Los ni?os que dependen de las escuelas para las comidas perder¨¢n ese beneficio. Los trabajadores empleados en la econom¨ªa informal, que son una proporci¨®n significativa del empleo en las ciudades de muchos pa¨ªses, ver¨¢n desaparecer sus medios de vida. Todo ello puede tener enormes repercusiones sociales.
Permanecer en casa, como ya se nos pide en muchas de nuestras ciudades, a menudo puede significar largas horas de reclusi¨®n en viviendas abarrotadas e inadecuadas. Y eso puede tener efectos adversos para la salud. Casi la tercera parte de la poblaci¨®n urbana de todo el mundo vive en barrios marginales
En las ciudades hay grandes desigualdades sociales que previsiblemente se ensanchar¨¢n y se har¨¢n m¨¢s visibles por la pandemia de Covid-19 y por nuestras respuestas a ella. Es demasiado pronto para saber c¨®mo est¨¢ afectando la pandemia a diferentes grupos sociales. Pero por lo que sabemos sobre otras enfermedades, lo m¨¢s probable es que la infecci¨®n por COVID-19 se concentre, sea m¨¢s grave y tenga mayor letalidad entre los m¨¢s desfavorecidos, que tendr¨¢n menos acceso a diagn¨®sticos y tratamientos oportunos y de calidad, aunque el tratamiento para la infecci¨®n sea hoy por hoy muy limitado. Los grupos sociales m¨¢s desfavorecidos a menudo padecen m¨¢s afecciones y enfermedades cr¨®nicas que los ponen en riesgo de enfermar gravemente y morir. Es previsible que, sobre todo donde no hay acceso igualitario a sistemas nacionales de atenci¨®n de salud, esos sectores se vean m¨¢s afectados por retrasos en el diagn¨®stico y tratamiento de otros problemas de salud. Y lo m¨¢s importante es que los desfavorecidos socialmente sufrir¨¢n las mayores consecuencias econ¨®micas y sociales del distanciamiento social con implicaciones adversas a¨²n no cuantificadas pero probablemente significativas para la salud.
La pandemia de Covid-19 no solo no anula los dem¨¢s problemas sociales, sino que crea condiciones nuevas para su desarrollo y para el surgimiento de problemas nuevos
La pandemia de Covid-19 es actualmente el foco que concentra la atenci¨®n de las autoridades y de la poblaci¨®n, pero hay otros problemas de salud en las ciudades, otras epidemias m¨¢s silenciosas que contin¨²an y que en algunos casos cobran m¨¢s vidas que el Covid-19: los homicidios y los suicidios, las defunciones relacionadas con el tr¨¢fico y con la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, las muertes por sobredosis de drogas o por alcoholismo, las defunciones por enfermedades cr¨®nicas prevenibles, las muertes infantiles evitables. Parad¨®jicamente, por la reducci¨®n del tr¨¢fico y la actividad industrial est¨¢ habiendo reducciones muy significativas de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica y presumiblemente ello reducir¨¢ las muertes relacionadas con el tr¨¢fico y las enfermedades cardiovasculares y respiratorias. El impacto de la pandemia de Covid-19 en el transporte nacional e internacional tendr¨¢ un efecto importante en la reducci¨®n de las emisiones de CO2 que causan el cambio clim¨¢tico. Todo esto muestra de una manera quiz¨¢ perversa c¨®mo la acci¨®n humana tiene efectos a menudo no buscados sobre las condiciones ambientales. Pero demuestra tambi¨¦n que mediante acciones humanas se pueden cambiar esas condiciones ambientales de forma planificada. Por otra parte, no tenemos ni idea de c¨®mo los cambios sociales y econ¨®micos que estamos viviendo podr¨¢n afectar a la violencia y la inestabilidad social en las ciudades, especialmente a medida que aumentan las restricciones a la movilidad y sus efectos econ¨®micos. Y c¨®mo los gobiernos autoritarios podr¨¢n usar este nuevo poder sin precedentes para restringir la vida social y los movimientos sociales y reforzar su control social y pol¨ªtico. La pandemia de Covid-19 no solo no anula los dem¨¢s problemas sociales, sino que crea condiciones nuevas para su desarrollo y para el surgimiento de problemas nuevos.
La pandemia de Covid-19, como otras pandemias visibles e invisibles, destaca la falta de coordinaci¨®n y planificaci¨®n en muchas instituciones y estructuras gubernamentales y hace m¨¢s visibles las conexiones entre las desigualdades sociales y la salud. Pero tambi¨¦n ha puesto en claro c¨®mo nuestra salud est¨¢ conectada con la salud de los vecinos, c¨®mo la salud de un pa¨ªs est¨¢ inextricablemente conectada con la salud de quienes viven al otro lado de la frontera y c¨®mo son posibles acciones decisivas para proteger la salud de la poblaci¨®n. Tambi¨¦n muestra c¨®mo la humanidad puede unirse en tiempos de crisis y hacer cosas sin precedentes, grandes y peque?as, desde cantar juntos desde los balcones hasta compartir conocimientos entre los pa¨ªses. Esperemos que esto sean buenos augurios y que la humanidad maneje esta pandemia de la mejor manera dentro de lo que sea posible, que sigamos aprendiendo c¨®mo abordar los muchos problemas de salud p¨²blica que enfrentan las ciudades y que seamos capaces de proteger nuestra salud y nuestro medio ambiente en el futuro.
Ana V. Diez Roux es decana de la Escuela de Salud P¨²blica Dornsife (Drexel University, Filadelfia, EEUU) e investigadora principal del Programa SALURBAL (Salud Urbana en Am¨¦rica Latina)
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