Frente al coronavirus: informaci¨®n contrastada y veraz, aunque nos duela
Es importante no obsesionarse y mantener la calma, saber cuidarnos y respetar los consejos de las autoridades competentes. Pero ?c¨®mo conseguirlo?
Frente al coronavius hay algo en que todos coincidimos: es importante no obsesionarse y mantener la calma para no cometer errores, saber cuidarnos y respetar los consejos de las autoridades competentes. Pero ?c¨®mo conseguirlo?
Lo que ahora m¨¢s nos obsesiona y pone nerviosos es el miedo a contraer el virus, a que lo contraigan nuestros familiares o amigos y a las consecuencias de todo tipo de la enfermedad, incluidas las econ¨®micas. Ese miedo no se puede evitar del todo, pues estamos biol¨®gicamente programados para tenerlo en situaciones de peligro. El miedo, como cualquier emoci¨®n poderosa, concentra nuestra atenci¨®n y nuestra energ¨ªa mental en lo que nos preocupa, en el coronavirus y su evoluci¨®n en nuestro caso, impidiendo en buena medida que pensemos o nos dediquemos a otras cosas. Un miedo moderado nos da energ¨ªa para reaccionar ante el peligro y actuar buscando las mejores soluciones, pero el miedo intenso, como cualquier otra emoci¨®n intensa, inhibe o dificulta nuestros pensamientos racionales y nuestra capacidad para actuar del modo conveniente. Por eso hay que tratar de mantenerlo a raya cuando, como es el caso, no podamos evitarlo del todo.
El miedo que esas circunstancias y otras similares producen est¨¢ causado en buena parte por algo que el cerebro humano se resiste a soportar: la ambig¨¹edad y su inseparable aliada, la incertidumbre
El miedo es imposible de evitar cuando nos dicen, por ejemplo, que en un d¨ªa ha habido un importante incremento de afectados o de muertos, y, peor a¨²n, cuando eso ocurre en nuestro propio entorno. Pero el miedo que esas circunstancias y otras similares producen est¨¢ causado en buena parte por algo que el cerebro humano se resiste a soportar: la ambig¨¹edad y su inseparable aliada, la incertidumbre. Hay estudios cient¨ªficos con neuroim¨¢genes funcionales que muestran que la am¨ªgdala, una importante regi¨®n del cerebro humano implicada en el procesamiento del miedo, se activa m¨¢s en situaciones de ambig¨¹edad (cuando desconocemos la probabilidad de lo que puede pasar) que en situaciones de riesgo (cuando conocemos la probabilidad de lo que puede pasar). M¨¢s a¨²n, la ambig¨¹edad parece recibir una especial atenci¨®n en el cerebro humano, pues otros trabajos cient¨ªficos han demostrado tambi¨¦n que se procesa en la corteza prefrontal lateral, territorio implicado en las m¨¢s altas funciones mentales. Juega, por tanto, un papel importante en nuestras vidas, y en nuestros miedos.
Un modo entonces de reducir el miedo es cambiando la ambig¨¹edad y la incertidumbre por el riesgo seguro que afrontemos, y ah¨ª juegan un papel muy importante la informaci¨®n contrastada y veraz y sus difusores, es decir, los organismos internacionales de salud (la OMS), los gobiernos nacionales, auton¨®micos y locales, y los medios de comunicaci¨®n. Difundir informaci¨®n que genere ambig¨¹edades e incertezas producir¨¢ m¨¢s miedo que difundir la que genere seguridades, aunque no sea la que m¨¢s nos gustar¨ªa o¨ªr, porque el cerebro y la mente humana tienen tambi¨¦n capacidad para soportar la adversidad y crear resiliencia, un concepto que la psicolog¨ªa ha adoptado del mundo de la ingenier¨ªa y que alude a la capacidad de un material para recuperar su forma original cuando es sometido a una tensi¨®n que lo doblega. Los humanos tenemos mucha m¨¢s resiliencia de la que imaginamos o nos creemos.
Nos lo muestra Marco Aurelio, el ¨²ltimo gran emperador romano de la dinast¨ªa hisp¨¢nica de los Antoninos y uno de los padres de la modernamente llamada inteligencia emocional. Sus estoicos postulados nos ense?an que hay que aceptar la realidad como un dictado de la naturaleza. Ni le faltaba raz¨®n, ni dej¨® de ense?arnos c¨®mo hacerlo. Sus can¨®nicas ¡°Meditaciones¡±, una lectura apropiada para los d¨ªas de confinamiento que vivimos, incluyen una sentencia que deber¨ªa estar grabada con martillo y cincel en el frontispicio de todas las facultades de psicolog¨ªa del mundo: La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella. Es decir, si est¨¢s angustiado por algo externo el malestar no es debido a ese algo, que no puedes cambiar, sino a c¨®mo lo valoras, a tu modo de verlo, y eso es algo que s¨ª puedes cambiar en cualquier momento.
Traducido a nuestra situaci¨®n podemos decir que estamos capacitados para valorar las malas y reales noticias que nos lleguen sobre el virus como una motivaci¨®n incentiva para aceptar lo que sabemos que puede combatirlo y cambiar la situaci¨®n, particularmente el confinamiento y la colaboraci¨®n solidaria con las posibles v¨ªctimas o los afectados en todo lo que est¨¦ en nuestras manos. Esto es una lucha de todos, donde no valen salvaciones individuales, como las ofrecidas por algunos pol¨ªticos insolidarios, y donde la empat¨ªa y la solidaridad pueden ser tambi¨¦n uno de los principales acicates para ganar resiliencia en la adversidad y volver a recuperar la normalidad incluso cuando, en el peor de los casos, hayamos sido v¨ªctimas personales de la enfermedad.
Ignacio Morgado Bernal es catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa en el Instituto de Neurociencias y la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, autor de ¡®Emociones e inteligencia social: Las claves para una alianza entre los sentimientos y la raz¨®n¡¯ (Ariel, 2010)
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