C¨®mo los ?us y otras especies salvajes olvidadas pierden la batalla frente al ser humano
El 97% de la biomasa de mam¨ªferos del mundo est¨¢ constituido por el ganado y los humanos
La poblaci¨®n crece sin cesar y roba terreno a la fauna silvestre que sale perdiendo y se convierte en premio o productos para el comercio. Esta derrota parece evidente cuando se lee en un art¨ªculo publicado en Frontiers in Ecology and Evolution que el 97% de la biomasa de mam¨ªferos del mundo est¨¢ constituida por el ganado y las personas. El estudio, con una bibliograf¨ªa extensa de hasta 285 referencias, recopila las amenazas que sufren los ungulados en peligros de extinci¨®n y muestra la universalidad del problema, desde Estados Unidos hasta China, pasando por la Patagonia. Varios mam¨ªferos terrestres nativos han sufrido reducciones masivas en las ¨²ltimas d¨¦cadas, entre ellos los yaks salvajes tibetanos, el ciervo sur andino, el takin de But¨¢n, el saola de Vietnam y los ?us de ?frica.
La producci¨®n de cachemira, por ejemplo, fomenta el cambio en el reino del Himalaya y en el desierto de Gobi (China) al aumentar el n¨²mero de cabras, ya que los perros cazan media docena de estos ungulados que huyen o mueren. En definitiva, se pierde el curso natural del ecosistema y la relaci¨®n entre depredador y presa se ve altamente perjudicada.
La soluci¨®n que ve Joel Berger, principal autor del trabajo e investigador en la Universidad del Estado de Colorado (Estados Unidos), no es sencilla. ¡°Los problemas de conservaci¨®n requieren cambios en el comportamiento de las personas. A medida que aumenta la poblaci¨®n, hay un mayor uso de los recursos naturales y los cambios de h¨¢bitat crecen¡±, asegura. El experto est¨¢ convencido de que la poblaci¨®n no dejar¨¢ de aumentar y con ella las demandas. ¡°Debemos cambiar y si no lo hacemos, continuaremos perdiendo especies locales y reemplazarlas de manera que no anticipemos¡±, advierte.
Berger siente una pasi¨®n particular por aquellas especies lejanas que nadie conoce. ¡°Le repito a mi hija que deben ser animales realmente incre¨ªbles para ser capaces de vivir en lugares con condiciones tan extremas¡±, cuenta. El que m¨¢s le atrae, por la dificultad que supone encontrarlo y analizarlo, es el ciervo sur andino de Patagonia. ¡°Necesitan mucha ayuda, al igual que el tak¨ªn de Himalay o el buey almizclero del ?rtico, porque no tienen un club de fans como los leones o los elefantes¡±, opina.
?reas protegidas
El manejo de las ¨¢reas protegidas no est¨¢ exento de reproches. Se espera de esos lugares que preserven y protejan la biodiversidad y, sobre todo, que mantengan los procesos naturales. No obstante, seg¨²n el art¨ªculo de Berger, unas ocho mil millones de personas las visitan cada a?o aumentando la perturbaci¨®n. Por otro lado, se manipula la gen¨¦tica, se introducen familias extranjeras que perjudican la interacci¨®n entre especies o se desnaturaliza las poblaciones al alimentarlas artificialmente en momentos inadecuados. Frente a todo ello, un estudio publicado en Journal of Environmental Management pide una pol¨ªtica m¨¢s coordinada (centr¨¢ndose en Europa).
Juan Carranza, uno de los autores del trabajo y catedr¨¢tico de la Universidad de C¨®rdoba, explica que se basaron en dos indicadores para juzgar: ¡°Primero, miramos la composici¨®n de la comunidad de los ungulados, es decir, asegurarnos que existe una diversidad de especies aut¨®ctonas, un m¨ªnimo de especies ex¨®ticas y suficientes depredadores para regular. Luego, analizamos el manejo. Si se dejan solo los procesos naturales es mejor, pero a veces no hay m¨¢s remedio y hay que ajustar la poblaci¨®n en funci¨®n de la capacidad de carga del lugar¡±. El experto en ungulados desde hace m¨¢s de 25 a?os insiste aun as¨ª en que la conservaci¨®n no se ci?e solo a una ¨¢rea protegida: ¡°Las comunidades de animales de todo el territorio se ven afectadas. Los parques nacionales no son islas aparte.¡±
Para M¨¢ximo Mu?oz Escribano, experto del Observatorio del Estado de Conservaci¨®n del Lobo y presidente de la Sociedad de Estudios del Sistema Central, la creaci¨®n o ampliaci¨®n de parques nacionales es lo mejor para estas especies en v¨ªas de extinci¨®n. ¡°En el Parque Nacional de Yellowstone [Estados Unidos], han creado una superficie natural de hasta 1,2 millones de hect¨¢reas [m¨¢s que la Comunidad de Madrid]. No hay un solo n¨²cleo de poblaci¨®n¡±, asevera.
Otros focos: superpoblaci¨®n y gen¨¦tica
En Quebec (Canad¨¢), la poblaci¨®n de ciertos ungulados es abundante, es dif¨ªcil de controlar, ya que var¨ªa cada a?o en funci¨®n del invierno y se extiende por zonas muy cercanas al ser humano. Un ejemplar puede aparecer en un abrir y cerrar de ojos en medio de la carretera. Por eso, para Ma?l Moreni, que estudia como detectar ciervos de Virginia en im¨¢genes de drones en la Universidad de Sherbrooke y en el Centro de Investigaci¨®n de Inform¨¢tica de Montr¨¦al, es imprescindible que la conservaci¨®n de la vida silvestre no se enfoque solo en las especies a punto de desaparecer, sino tambi¨¦n en las que no paran de crecer. ¡°Este exceso afecta la interacci¨®n y puede causar o fomentar otras extinciones¡±, comenta.
El gobierno canadiense intenta manejar las interacciones con la poblaci¨®n humana cada a?o mediante dos indicadores: la cantidad de accidentes de carretera y el n¨²mero de ejemplares obtenidos por la caza. Adem¨¢s, como estos dos m¨¦todos no son 100% fiables, utilizan helic¨®pteros para contar animales, una forma m¨¢s eficaz, pero muy costosa. ¡°Por eso la utilizaci¨®n de drones me parece una buena opci¨®n para conservar y controlar estos animales, ya que es una tecnolog¨ªa asequible y menos invasiva para ellos¡±, opina. ¡°Los datos regulares y locales permiten adaptar los planes de manejo a las poblaciones y saber cuantos cazadores hace falta enviar¡±, a?ade.
Las comunidades de animales de todo el territorio se ven afectadas. Los parques nacionales no son islas aparteJuan Carranza, catedr¨¢tico de la Universidad de C¨®rdoba
Mu?oz, por otra parte, asegura que el cazador hace una selecci¨®n negativa a nivel evolutivo al querer conseguir el mejor ejemplar mientras que lobo va hacia el m¨¢s d¨¦bil. ¡°Todo se desarticula. Es irreal. El ser humano va al rev¨¦s de lo que hace la naturaleza¡±, cuenta. A esto se suma la alteraci¨®n de su gen¨¦tica natural debido a la endogamia o a la introducci¨®n de especies extranjeras. En 2003, un trabajo, en el cual participaba Carranza, explic¨® que cambiar los animales silvestres por otros ejemplares de granja o hibridados con ungulados no aut¨®ctonos provoca extinciones. ¡°Si ya no est¨¢ la especie en ese lugar y se a?ade de nuevo, se destruyen las caracter¨ªsticas gen¨¦ticas naturales y las interacciones con el resto de las comunidades¡±, explica.
Un ejemplo actual es el bisonte europeo que se est¨¢ reintroduciendo en el norte de Palencia desde la frontera entre Polonia y Rusia. Sin embargo, ?qu¨¦ pasa si la causa por la cual desapareci¨® sigue presente? ¡°Las reintroducciones deben ser muy cautas y tenemos que analizar bien si valen la pena. No s¨¦ si estos proyectos son positivos¡±, contesta Mu?oz. ¡°La soluci¨®n es intentar restablecer la cadena, el orden natural de los ecosistemas¡±, concluye en armon¨ªa con el resto de los expertos consultados.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.