Las plagas que acaban con una civilizaci¨®n
El colapso de los rapanui en la isla de Pascua fue gradual y no repentino, y muchos factores entraron en juego para desencadenarlo
Los recursos de una isla remota, marginada de todo el planeta y de poco m¨¢s de 163 kil¨®metros cuadrados, son finitos. En ese peque?o espacio, el aumento de la poblaci¨®n supone uno de los mayores retos, pues, poco a poco, el terreno para el uso agr¨ªcola se vuelve insuficiente. Es lo que ocurri¨® con los habitantes de la isla de Pascua (Chile), los rapanui, que sufrieron un gran declive de su poblaci¨®n por falta de alimento. En su momento se extendi¨® la falsa creencia de que ellos fueron los propios causantes de su desaparici¨®n por abusar de su sistema. Sin embargo, su colapso no lleg¨® solo por su mal proceder. Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the Royal Society demuestra que el cambio clim¨¢tico, la llegada de los europeos y las epidemias tambi¨¦n tuvieron mucho que ver.
Seg¨²n el trabajo, hubo tres grandes etapas claras del declive de esta civilizaci¨®n. Para empezar, es esencial hablar del a?o 1450 que, en cierto modo, signific¨® el principio del final. Es la fecha en que la poblaci¨®n de la isla sufri¨® el primer gran impacto. Desde el siglo XIII, la zona experimentaba grandes tormentas y cat¨¢strofes naturales, as¨ª como terremotos y tsunamis. Los rapanui huyeron de la costa hacia el interior de la isla. Por otra parte, el paisaje acumul¨® alteraciones y fuertes cambios clim¨¢ticos. El suelo de la isla se termin¨® secando, lo que dificult¨® la producci¨®n de alimentos mientras la poblaci¨®n iba creciendo. En el siglo XVIII, llegaron los europeos y estos fueron los que dieron el golpe m¨¢s fuerte a los habitantes de la isla. Bajo el azote de la esclavitud y las epidemias, en el siglo XIX la cosa empeor¨® y la cultura Rapa Nui termin¨® desapareciendo. Hoy, en ese lugar aislado, ya no se habla el mismo idioma que anta?o.
La decadencia, por lo tanto, fue gradual y no brutal como se pensaba hasta ahora. Muchos factores entraron en juego. ?C¨®mo ha surgido la verdad ahora? ¡°Fue como leer las p¨¢ginas de un libro¡±, cuenta Olga Margalef, una de las autoras del estudio y especialista en el cambio clim¨¢tico que ha sufrido este lugar en los ¨²ltimos 7.000 a?os. Margalef, que desarrolla su tarea como ge¨®loga en el CREAF (Centro de Investigaci¨®n Ecol¨®gica y Aplicaciones Forestales), explica que en los a?os ochenta, durante los primeros pasos de la investigaci¨®n, faltaban datos esenciales. ¡°Es como si hubiesen arrancado algunas p¨¢ginas¡±, comenta. Los primeros investigadores que describieron este fen¨®meno sacaron el registro arqueol¨®gico de un lago que se hab¨ªa secado y que hab¨ªa perdido la informaci¨®n sobre periodos esenciales de esta civilizaci¨®n. Solo se obtuvo datos de las fases m¨¢s antiguas y de las m¨¢s recientes. El equipo del cual forma parte la investigadora ha extraido datos que abarcan 2.000 a?os de historia.
Para reconstruir un ambiente o un paisaje antiguo los expertos realizan un registro d¨®nde pueda estar preservada la informaci¨®n por orden cronol¨®gico. El suelo de la superficie no sirve para nada, pues est¨¢ movido, erosionado y es imposible tener algo fijado en el tiempo. En los tres lagos de la isla de Pascua, sin embargo, es donde reside su pasado. Los sedimentos han ido cayendo de forma ordenada en el fondo de estos vol¨²menes de agua y ah¨ª abajo no ha habido mucha perturbaci¨®n. Lo m¨¢s antiguo permanece abajo mientras lo m¨¢s nuevo se va acumulando arriba. ¡°Vamos con un tubo que colocamos perpendicular al suelo y, gracias a ¨¦l, tenemos todas estas l¨¢minas que corresponden a diferentes episodios de acumulaciones. Gracias al m¨¦todo del carbono 14 podemos saber en qu¨¦ ¨¦poca nos hallamos¡±, detalla la experta.
Las se?ales parecen sencillas. Si hay arena en uno de los estratos que muestra el registro es que en esa ¨¦poca llovi¨® de manera copiosa. ¡°Podemos saber por lo tanto cuando han ca¨ªdo fuertes precipitaciones y cuando no hubo casi ninguna¡±, ejemplifica. Si en una de las l¨¢minas hay polen, es que la vegetaci¨®n crec¨ªa. Eso s¨ª, cada elemento solo no cuenta nada. ¡°Hay que poner todo junto para saber lo que ocurri¨® y luego hacemos una propuesta¡±, asevera Margalef.
Las palmeras dominaban los alrededores de los lagos y la isla estaba cubierta por una vegetaci¨®n arbustiva. Sin embargo, los expertos han podido ver que en las ¨¦pocas de sequ¨ªa o deforestaciones, el polen de las palmeras cae y aparece un de tipo hierba similar al de un prado. ?C¨®mo se distingue un cambio natural de uno forzado por la actividad humana? En las muestras de los sedimentos que reflejar¨ªan lo ocurrido en el siglo XVI, se ve claramente que gran parte de la isla ha quedado deforestada porque hay muchos restos de carbono asociados a yacimientos arqueol¨®gicos. Los expertos deducen que se debe a la acci¨®n humana por el manejo del fuego. ¡°La historia no es solo una cuesti¨®n de decisiones humanas, sino que es la interacci¨®n entre el paisaje, el clima, el tipo de ecosistema y los fen¨®menos extremos que rompen los equilibrios establecidos¡±, asevera la investigadora.
La complejidad que alberga una isla tan peque?a, tan estudiada y con tantos misterios es lo que m¨¢s fascina a los expertos consultados. ¡°Por el simple hecho de ser habitada de forma continua y que la poblaci¨®n sobreviviera a muchas crisis y con una cultura muy particular es incre¨ªble¡±, concluye Margalef.
De paisaje a tradici¨®n
La ca¨ªda de un imperio o la transformaci¨®n de una civilizaci¨®n van acompa?adas a menudo de grandes cambios clim¨¢ticos y Sergi Pla Rab¨¦s, bi¨®logo del CREAF, asegura que esto no es una simple coincidencia. Fue el caso de la decadencia de los mayas en medio de un periodo de grandes sequ¨ªas, seg¨²n cuantific¨® un estudio de Science. Otro trabajo publicado en Scientific Reports demuestra que Europa tambi¨¦n fue un ejemplo de esta relaci¨®n a mediados del Holoceno cuando las condiciones terrestres en una regi¨®n hasta ese momento marginal, mejoraron. El aumento de temperatura foment¨® la agricultura y, a su vez, increment¨® la poblaci¨®n. Para el experto, todo es cuesti¨®n de espacio y de los recursos que vienen de fuera: ¡°Si todo coincide, todo se altera¡±.
Con los cambios de circunstancias clim¨¢ticas, tambi¨¦n llegan los de las costumbres, pues las sociedades se tienen que adaptar a los nuevos ambientes. En 1450, los rapanui dejaron, por ejemplo, de hacer sus famosos moais, esas enormes estatuas antropomorfas que albergan todav¨ªa grandes misterios. ?C¨®mo las constru¨ªan? ?de d¨®nde extra¨ªan los materiales para elaborarlas? ?c¨®mo las desplazaban?
Tal y como explica Pla Rab¨¦s, el cambio clim¨¢tico trajo tambi¨¦n nuevas maneras de organizarse jer¨¢rquicamente, como se puede ver en la selecci¨®n del que deb¨ªa ser su jefe. El elegido era el que cog¨ªa el primer huevo de una ave migratoria. A ra¨ªz de eso, lo encerraban en una cueva durante un a?o para que no tuviese ninguna influencia exterior y supiese c¨®mo ten¨ªa que gobernar. ¡°Fue un cambio cultural muy fuerte y esto pasa cuando hay una crisis social debido a la escasez de alimento, por ejemplo¡±, subraya el especialista.
Un lugar donde el especialista quiere adentrarse es el ?rtico, pues podr¨ªa ocurrir algo parecido en algunos a?os: ¡°Si cambia el clima, la ruta de las aves migratorias y de mam¨ªferos marinos tambi¨¦n lo har¨¢, me gustar¨ªa ver c¨®mo el cambio clim¨¢tico puede afectar al modo tradicional de vida de las poblaciones de esa zona¡±
?Esto podr¨ªa volver a ocurrir en la actualidad? ¡°Hay que imaginar la isla de Pascua como un microcosmos¡±, contesta Pla Rab¨¦s. ¡°Ahora lo tendr¨ªamos que ver a escala de la tierra. ?Qu¨¦ capacidad tiene para producir si aumenta la temperatura? El crecimiento no puede ser ilimitado y habr¨¢ epidemias porque la poblaci¨®n crece de forma exponencial, pero los alimentos y los recursos, no¡±, a?ade. En definitiva, es posible imaginar que lo que pas¨® en la isla de Pascua, puede ocurrir a nivel global, pues los recursos tambi¨¦n se pueden agotar un d¨ªa. La actividad humana juega con fuego, m¨¢s all¨¢ de las capacidades que ofrece el planeta. El calentamiento global altera los ecosistemas y fomenta los fen¨®menos clim¨¢ticos extremos y la poblaci¨®n crece sin cesar con un sistema que no consigue alimentar a todo el mundo.
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