Dinosaurios en Venus
La existencia de una qu¨ªmica an¨®mala que no sabemos explicar no basta por si sola para afirmar que existe vida en el planeta
En el cap¨ªtulo titulado Cielo e infierno de la serie Cosmos, Carl Sagan nos contaba una an¨¦cdota cient¨ªfica divertida y un tanto embarazosa. Las primeras observaciones del planeta Venus a trav¨¦s de los telescopios primitivos no permit¨ªan distinguir ning¨²n rasgo sobre su superficie. La geograf¨ªa de Venus estaba oculta por una densa atm¨®sfera opacada por nubes, cuya composici¨®n era desconocida. A partir de aqu¨ª, se desboc¨® la imaginaci¨®n: No podemos ver la superficie de Venus, porque est¨¢ tapada por nubes. Bueno, ?y de qu¨¦ est¨¢n hechas las nubes? De agua, por supuesto. Por lo tanto, Venus debe tener mucha agua. Y, si tiene mucha agua, el terreno debe estar empapado. Venus debe ser una gran ci¨¦naga. Y en las ci¨¦nagas hay helechos. Y si hay helechos, quiz¨¢ haya dinosaurios. N¨®tese el razonamiento: observaci¨®n, no veo nada; conclusi¨®n, dinosaurios.
Hoy nos hemos desayunado con una versi¨®n actualizada y un poco m¨¢s elaborada de esta misma historia. Debemos ser cautelosos para que no termine produciendo un embarazo similar. La historia de hoy se basa en datos reales sobre la composici¨®n de la atm¨®sfera venusina: en algunas de las capas m¨¢s altas de la atm¨®sfera de Venus se ha detectado fosfina (PH3), un compuesto que, en la Tierra, solo lo producen de manera natural algunos microorganismos que viven en ausencia de ox¨ªgeno. Hasta aqu¨ª la observaci¨®n. Concluir que la fosfina apunta hacia la existencia de vida en Venus nos puede acercar peligrosamente a la afirmaci¨®n dinos¨¢urida.
Venus est¨¢ m¨¢s cerca del Sol que la Tierra, y tiene un tama?o, masa y composici¨®n general similares a los de nuestro planeta. Pero los parecidos terminan aqu¨ª. Venus gira sobre s¨ª mismo tan despacio que el d¨ªa all¨ª es m¨¢s largo que el a?o, y adem¨¢s rota en sentido inverso al resto de planetas del Sistema Solar. Su atm¨®sfera es tan densa que sobre la superficie de Venus hay una presi¨®n similar a la que soportar¨ªamos a 900 metros bajo la superficie del oc¨¦ano terrestre, y est¨¢ compuesta mayoritariamente por di¨®xido de carbono con nubes de ¨¢cido sulf¨²rico. La temperatura en la superficie supera los 450?C. Venus no es buen destino para ir de vacaciones.
La concentraci¨®n de fosfina detectada en Venus es de unas 20 mol¨¦culas por cada mil millones de mol¨¦culas en la atm¨®sfera, una cantidad que, aunque no lo parezca, es significativa. Y el hallazgo es el resultado de m¨¢s de una d¨¦cada de investigaciones. La b¨²squeda de fosfina como bioindicador comienza con su descubrimiento en la d¨¦cada de los 70 en las atm¨®sferas de J¨²piter y Saturno, donde se forma naturalmente por la combinaci¨®n de temperaturas y presiones extremas. El mismo equipo de investigadores que publica hoy el hallazgo en Venus se empez¨® a preguntar hace 10 a?os si la fosfina se podr¨ªa producir de forma natural en la Tierra. Y encontraron que, efectivamente, aparece en casi cualquier lugar donde no hay ox¨ªgeno.
La concentraci¨®n de fosfina detectada en Venus es de unas 20 mol¨¦culas por cada mil millones de mol¨¦culas en la atm¨®sfera, una cantidad que, aunque no lo parezca, es significativa
Un detalle interesante de esta historia es que la fosfina en la Tierra es abundante en las ci¨¦nagas, esos lugares que se supon¨ªan habitados por helechos y dinosaurios en la fantas¨ªa que record¨¢bamos al principio. Tambi¨¦n aparece en los intestinos de muchos animales. Ya habr¨¢ imaginado el lector las caracter¨ªsticas del aroma de las fosfinas. En general, para los organismos terrestres a los que no les gusta el ox¨ªgeno, la fosfina parece ser una mol¨¦cula muy ¨²til.
Determinar que la fosfina est¨¢ asociada al metabolismo anaerobio fue la pista principal que siguieron los investigadores para considerarla un bioindicador. El siguiente paso era descartar que la fosfina se pudiera producir por procesos no biol¨®gicos en planetas rocosos. La fosfina est¨¢ formada por un ¨¢tomo de f¨®sforo y tres de hidr¨®geno, que de forma natural no quieren estar juntos. Para formar la mol¨¦cula de fosfina se requiere una gran cantidad de energ¨ªa, como la que existe en las atm¨®sferas de J¨²piter y Saturno o la que es capaz de aportar el metabolismo. Los investigadores han testado un gran n¨²mero de escenarios no biol¨®gicos para formar fosfina en la Tierra (vulcanismo, impactos meteor¨ªticos, tormentas el¨¦ctricas, fricci¨®n de placas tect¨®nicas), y ninguno parece producir cantidades apreciables de la mol¨¦cula, aunque estos resultados a¨²n est¨¢n en proceso de evaluaci¨®n.
A continuaci¨®n, los investigadores simularon atm¨®sferas de exoplanetas y las cargaron con diferentes cantidades de fosfina, para estudiar si podr¨ªa ser detectable con nuestros telescopios que buscan exoplanetas. Concluyeron que, efectivamente, si en un exoplaneta se produjera fosfina en cantidades similares al metano que se produce en la Tierra, ser¨ªa detectable. Por lo tanto, la fosfina parec¨ªa ser un buen indicador de la posible presencia de vida en exoplanetas.
Finalmente, los investigadores volvieron la vista hacia Venus. Desde hace d¨¦cadas se ha propuesto que, en algunas capas altas de la atm¨®sfera venusina, donde la temperatura disminuye hasta unos apacibles 30?C, podr¨ªan existir organismos vivos. La idea, de nuevo, remite a Sagan, quien la propuso por vez primera en 1967. Los investigadores repitieron sus observaciones en numerosas ocasiones y con diferentes telescopios, y el resultado es s¨®lido: la fosfina est¨¢ presente en la atm¨®sfera de Venus.
Ahora bien, la presencia de fosfina en las nubes de Venus, ?significa que hay vida en Venus? Los mismos autores del art¨ªculo publicado hoy nos advierten de que no se puede aventurar tal conclusi¨®n. ?nicamente describen un descubrimiento nuevo que precisa de una explicaci¨®n que a¨²n no tenemos, y avisan de que la interpretaci¨®n biol¨®gica es, por definici¨®n, la m¨¢s compleja. Por supuesto, tambi¨¦n es la que mejor se vende. Basta con deslizar el argumento de que la cantidad de fosfina en la atm¨®sfera de Venus ser¨ªa explicable como consecuencia del metabolismo de microorganismos similares a los terrestres trabajando simplemente al 10% de su capacidad. La imaginaci¨®n echa a volar a lomos de pterosaurios.
?Hay vida en Venus? Los mismos autores del art¨ªculo publicado hoy nos advierten de que no se puede aventurar tal conclusi¨®n
La realidad es que no se puede descartar que la fosfina en Venus sea un subproducto volc¨¢nico, porque justamente este a?o hemos aprendido que Venus es un mundo volc¨¢nicamente muy activo. Adem¨¢s, para tomar en serio un origen biol¨®gico, ser¨ªa preciso proponer rutas metab¨®licas espec¨ªficas para la formaci¨®n de fosfina en la atm¨®sfera de Venus. ?C¨®mo ser¨ªa el proceso biol¨®gico en la atm¨®sfera venusina, hiper¨¢cida, extremadamente seca y cargada de nubes compuestas en un 90% por ¨¢cido sulf¨²rico?
Volviendo a Carl Sagan, era el cient¨ªfico neoyorkino el que dec¨ªa que ¡°afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias¡±. Por lo tanto, no podemos hacer la afirmaci¨®n extraordinaria de que se ha encontrado un posible indicio de vida en Venus. No con los datos que se han publicado hoy, que tan solo indican la existencia de una qu¨ªmica an¨®mala que no sabemos explicar. ?Puede haber vida en Venus? No lo sabemos, y no lo sabremos hasta que volvamos a llevar naves de exploraci¨®n al planeta y seamos capaces de traer a la Tierra muestras de su atm¨®sfera para analizarlas detalladamente. Corroborar afirmaciones extraordinarias requiere una cantidad de trabajo extraordinaria.
Alberto Gonz¨¢lez Fair¨¦n es investigador en el Centro de Astrobiolog¨ªa (CSIC-INTA) en Madrid, y en el Departamento de Astronom¨ªa de la Universidad Cornell en Nueva York.
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