No empujen

Supongo que este ser¨¢ un mensaje duro de digerir para los antivacunas, cuya tesis favorita es que la urgencia por desarrollar una vacuna del coronavirus responde a una conspiraci¨®n de la gran industria farmac¨¦utica (Big Pharma) para crear una necesidad ficticia y disparar as¨ª su cifra de beneficios. Resulta que Sanofi, AstraZeneca, Pfizer, GSK y otras cinco multinacionales farmac¨¦uticas anunciaron la semana pasada su compromiso con las exigencias de la ciencia y contra las presiones de Donald Trump, que est¨¢ empe?ado en exhibir alg¨²n milagro farmacol¨®gico antes de las elecciones del 3 de noviembre. El conspiranoico atribuir¨¢ ese compromiso de los laboratorios a una estrategia de despiste, pero se volver¨¢ a equivocar, porque la Big Pharma tiene razones muy s¨®lidas para abrazar la mejor ciencia disponible.

Si incluso la gente bien informada percibe que los gigantes farmac¨¦uticos se avienen a las urgencias de la presi¨®n pol¨ªtica, los antivacunas no estar¨¢n solos en su escepticismo sobre la seguridad y la eficacia del f¨¢rmaco. De hecho, ese escepticismo estar¨ªa plenamente justificado, pues los protocolos de aprobaci¨®n de un medicamento est¨¢n ah¨ª por algo, y cuando haya que modificarlos tendr¨¢ que ser en tiempos de paz, por llamar as¨ª al periodo pospand¨¦mico.

Los Gobiernos est¨¢n financiando en parte estas investigaciones y los ciudadanos tienen derecho a conocerlas, sin que eso implique violar ning¨²n secreto industrial

Por eso Trump no solo ha presionado a los laboratorios, sino que tambi¨¦n ha maquinado para pervertir el mism¨ªsimo proceso de aprobaci¨®n, poniendo al frente de la agencia del medicamento de su pa¨ªs (la FDA, una referencia mundial) a una serie de personajes m¨¢s receptivos que los anteriores a los pu?etazos en la mesa que emergen del despacho oval. Resulta f¨¢cil predecir que esas maniobras presidenciales acabar¨¢n por deteriorar la imagen p¨²blica de la FDA y, de paso, del resto de las agencias reguladoras en materia cient¨ªfica. La ¨²ltima ha sido la Agencia Nacional Oce¨¢nica y Atmosf¨¦rica (NOAA), que va a tener al frente a un negacionista del cambio clim¨¢tico. Tampoco ese desgaste de la FDA interesa lo m¨¢s m¨ªnimo a la Big Pharma, pues el p¨²blico empezar¨¢ a desconfiar de cualquier f¨¢rmaco aprobado por ella.

Hay otros aspectos, sin embargo, en que la industria farmac¨¦utica lo est¨¢ haciendo fatal. El par¨®n temporal de los ensayos con la vacuna anticovid de Oxford y AstraZeneca no fue explicado al p¨²blico por la empresa, sino susurrado por su director ejecutivo, Pascal Soriot, a un selecto grupo de hombres de negocios reunido por el banco de inversiones J. P. Morgan, informa The New York Times. Por esa v¨ªa semiopaca supimos que una participante hab¨ªa mostrado s¨ªntomas neurol¨®gicos graves. Aun ahora, una vez reanudado el ensayo, AstraZeneca no ha revelado ning¨²n detalle. Pfizer exhibe una opacidad similar sobre su proyecto de ampliar otro ensayo a miles de voluntarios. La falta de transparencia es habitual en este sector, pero la situaci¨®n actual es cualquier cosa menos habitual. Los Gobiernos est¨¢n financiando en parte estas investigaciones y los ciudadanos tienen derecho a conocerlas, sin que eso implique violar ning¨²n secreto industrial.

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