La visi¨®n po¨¦tica de la ciencia
Goethe desarrolla una f¨ªsica del color basada en la experiencia cotidiana, dejando a un lado el ¡°prisma¡± del que se sirvi¨® Newton para tratar los colores
Seg¨²n cuentan, las ¨²ltimas palabras de Goethe antes de morir fueron ¡°Licht! Mehr Licht!¡±, es decir, ¡°?Luz, m¨¢s luz!¡±. Algo significativo si tenemos en cuenta que, en 1810, el poeta alem¨¢n public¨® su Teor¨ªa de los colores, donde refut¨® a Newton tomando como punto de partida el argumento de que el color debe su origen a la interacci¨®n entre luz y oscuridad.
Con todo, su teor¨ªa fue se?alada por la comunidad cient¨ªfica como un delirio. Porque la significaci¨®n simb¨®lica que Goethe dio a los colores no dejaba de ser un argumento po¨¦tico, tan subjetivo como alejado del empirismo cient¨ªfico que llevar¨ªa a Newton a expresar su teor¨ªa ¨®ptica. Recordemos que para Newton, la luz blanca era la suma de varios colores y la oscuridad era la ausencia de luz.
Lo que hizo Goethe fue seguir los pasos de los atomistas griegos, en especial los de Dem¨®crito que dio la vuelta al ¡°no ser¡± de Parm¨¦nides convirti¨¦ndolo en ¡°ser¡± al contemplar el vac¨ªo como un elemento m¨¢s en la composici¨®n de la materia. El poeta alem¨¢n lo explic¨® a partir de la oscuridad como elemento activo, nada que ver con Newton y con su enfoque anal¨ªtico, es decir, nada que ver con la oscuridad como ausencia de luz.
Para Goethe, cada color -en s¨ª mismo- ¡°es un grado de la oscuridad¡±. De esta manera, el poeta desarrolla una f¨ªsica del color basada en la experiencia cotidiana, dejando a un lado el ¡°prisma¡± del que se sirvi¨® Newton para tratar los colores. Seg¨²n Goethe, el fen¨®meno de los colores prism¨¢ticos es tan complejo que requiere una explicaci¨®n m¨¢s sencilla que la ofrecida por Newton, siendo los colores, para Goethe, el resultado de la relaci¨®n existente entre luz y oscuridad.
Con estos y otros asuntos, el profesor brit¨¢nico de f¨ªsica Henri Bortoft (1938-2012) tiene un ensayo que acaba de ser publicado en castellano por la editorial Atalanta con el t¨ªtulo ¡°La naturaleza como totalidad¡±. Se trata de un trabajo donde explora la visi¨®n cient¨ªfica de Goethe, no solo en su refutaci¨®n a la teor¨ªa ¨®ptica de Newton, sino que alcanza al Goethe bot¨¢nico y sus viajes por los Alpes en busca del secreto de las plantas, cuando la ¡°Idea¡± de Plat¨®n, la esencia inmutable, lat¨ªa en cada esqueje que el poeta tomaba para su estudio.
Bortoft se sirve de los trabajos de Goethe para explicarnos que absolutizar las distintas visiones de un fen¨®meno nos impide experimentarlo en su totalidad. Amputar la poes¨ªa del cuerpo de la ciencia es caer en el cientificismo, postura fundamentalista que excluye un punto de vista de vital importancia para completar el peso org¨¢nico del conocimiento cient¨ªfico. Como dijo el propio Goethe ¡°Podemos atrevernos a afirmar que la historia de la ciencia es ciencia en s¨ª misma¡± y para que la historia de la ciencia deje de ser ciencia en s¨ª misma, no debemos excluir la poes¨ªa.
El trabajo del profesor Bortoft acerca de Goethe sigue la pista de la fascinaci¨®n que en su d¨ªa tuviese Werner Heisenberg cuando ley¨® la Teor¨ªa de los colores. Para el f¨ªsico alem¨¢n, la percepci¨®n de Goethe no contradec¨ªa la percepci¨®n newtoniana, sino que ambas eran complementarias. Tanto la percepci¨®n de Goethe como la de Newton se refieren a dos dimensiones de la realidad bien diferenciadas, pero inseparables. Para Heisenberg, la realidad de un artista como Goethe es inseparable del mundo objetivo y cient¨ªfico. Ambas realidades son paralelas, y pueden complementarse de la misma manera que se complementa el observador con el fen¨®meno que observa. En resumidas cuentas: la poes¨ªa de Goethe a?adi¨® ¡°Mehr Licht¡± al conocimiento cient¨ªfico.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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