Una historia triste
Con los a?os, los estudios de Fritz Haber ser¨ªan de gran utilidad para ser aplicados a las c¨¢maras de gas durante el Holocausto
Se llamaba Clara Immerwahr y fue la primera mujer en doctorarse en la Universidad polaca de Breslavia. Por lo que se sabe, muri¨® en circunstancias dram¨¢ticas poco antes de cumplir los 45 a?os, cuando la noche del 2 de mayo de 1915 decidi¨® poner fin a su vida.
Para ello, sali¨® de su casa armada con la pistola de su marido y lleg¨® hasta el jard¨ªn, donde se detuvo para ajustarse el ca?¨®n de la pistola al pecho. Sin pens¨¢rselo m¨¢s, apret¨® el gatillo. Su hijo, que contaba con 13 a?os de edad, fue el que descubri¨® el cuerpo.
Se piensa que la muerte de Clara tuvo que ver con las desaven...
Se llamaba Clara Immerwahr y fue la primera mujer en doctorarse en la Universidad polaca de Breslavia. Por lo que se sabe, muri¨® en circunstancias dram¨¢ticas poco antes de cumplir los 45 a?os, cuando la noche del 2 de mayo de 1915 decidi¨® poner fin a su vida.
Para ello, sali¨® de su casa armada con la pistola de su marido y lleg¨® hasta el jard¨ªn, donde se detuvo para ajustarse el ca?¨®n de la pistola al pecho. Sin pens¨¢rselo m¨¢s, apret¨® el gatillo. Su hijo, que contaba con 13 a?os de edad, fue el que descubri¨® el cuerpo.
Se piensa que la muerte de Clara tuvo que ver con las desavenencias en su matrimonio. Su marido, el tambi¨¦n qu¨ªmico Fritz Haber, experiment¨® y desarroll¨® gases nerviosos para ser usados como arma b¨¦lica durante la Gran Guerra. Ella no estaba de acuerdo en servirse de la ciencia para tales fines y, presuntamente, fue lo que termin¨® llev¨¢ndola al suicidio.
¡°En tiempo de paz, un cient¨ªfico pertenece al mundo, pero en tiempo de guerra pertenece a su pa¨ªs¡±, era la justificaci¨®n de Fritz Haber cada vez que su esposa le increpaba por sus experimentos letales. Siguiendo esta l¨ªnea oscura, donde la ¨¦tica dejaba de ser un fin en s¨ª mismo, Fritz Haber lleg¨® a ser Premio Nobel de Qu¨ªmica en 1918 por su contribuci¨®n a la s¨ªntesis del amoniaco.
Fritz Haber pasar¨¢ a la historia de la ciencia por ser el padre de la guerra qu¨ªmica
Con todo, Fritz Haber pasar¨¢ a la Historia de la ciencia por ser el padre de la guerra qu¨ªmica. Sus experimentos con gas letal le merecieron tal calificativo. En sus estudios present¨® la relaci¨®n matem¨¢tica entre el tiempo de exposici¨®n y la cantidad de gas venenoso. Demostr¨® que resulta igual de perniciosa la exposici¨®n, durante mucho tiempo, a una cantidad baja de gas venenoso, que la exposici¨®n a una alta concentraci¨®n de gas durante un corto espacio de tiempo. Dicha f¨®rmula es conocida como la regla de Haber. Con los a?os, sus estudios en materia de gas venenoso ser¨ªan de gran utilidad para ser aplicados a las c¨¢maras de gas durante el Holocausto.
Pero no todo iban a ser efectos negativos.
Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, Louis Goodman y Alfred Gilman, farmac¨®logos graduados en la Universidad de Yale, en vista de lo que se avecinaba, se dispusieron a crear un contraveneno que sirviera de ant¨ªdoto para el gas venenoso que tanta destrucci¨®n org¨¢nica hab¨ªa causado durante la guerra anterior.
Al ponerse a estudiar los diferentes casos, descubrieron que el l¨ªquido nutriente de los soldados afectados por el gas mostaza apenas ten¨ªa gl¨®bulos blancos; gl¨®bulos que son m¨¢s sensibles a la mutaci¨®n celular cuando el organismo sufre de c¨¢ncer. Decididos a experimentar con el gas mostaza, demostraron la evoluci¨®n positiva de un paciente aquejado de c¨¢ncer, ya que, el citado gas une las c¨¦lulas que el c¨¢ncer divide, devolviendo las c¨¦lulas a su cordura natural, por decirlo de una manera metaf¨®rica.
En el a?o 2011 se publicaron los estudios de Louis Goodman y Alfred Gilman que llevaban perdidos cerca de siete d¨¦cadas. El paciente tratado con el gas mostaza aparece en los documentos con las siglas JD. Seg¨²n se explica en el documento, recibi¨® su primera inyecci¨®n intravenosa de mostaza nitrogenizada a las 10:00 de la ma?ana del 27 de agosto de 1942. Una fecha a tener en cuenta, pues supondr¨ªa el primer paso para lo que hoy se conoce como quimioterapia. Un dato que no sirvi¨® de consuelo al hijo de Clara Immerwahr y Fritz Haber, de nombre Hermann y emigrado a Estados Unidos durante la II Guerra Mundial. Porque Hermann decidi¨® seguir los pasos de su madre y se quit¨® la vida. El recuerdo tan familiar del gas venenoso venci¨® para siempre sus ganas de seguir rodeado de fantasmas.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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