La desigualdad de las ciudades latinoamericanas: entre una longevidad como la alemana y la mortalidad de una zona de guerra
Un estudio descubre diferencias de m¨¢s de una d¨¦cada en la esperanza de vida al comparar por primera vez la mortalidad de 363 urbes de nueve pa¨ªses
La paradis¨ªaca localidad de Acapulco, la perla del Pac¨ªfico, es un destino tur¨ªstico muy deseado por sus kil¨®metros de playas. Pero fuera de los hoteles, la situaci¨®n no parece un para¨ªso: el 19% de las muertes de la ciudad se deben a la violencia que aterroriza sus calles, uno de los porcentajes m¨¢s altos de Latinoam¨¦rica. La esperanza de vida al nacer all¨ª para un hombre es de apenas 63 a?os. Son 14 a?os menos que los a?os que rondan en muchas ciudades de Chile, Per¨² y Costa Rica. Una demostraci¨®n de las gigantescas desigualdades que se dan entre las ciudades latinoamericanas y que pone de manifiesto un estudio que se publica hoy en Nature Medicine, en el que se analiza la longevidad y mortalidad de 363 urbes de nueve pa¨ªses.
La violencia es una de las causas de fallecimiento m¨¢s brutalmente desiguales del continente. En las tablas destacan ciudades como Acapulco o Porto Seguro (Brasil), con porcentajes similares a los que se pueden dar en Irak, mientras que en el otro extremo aparecen urbes como Lima (Per¨²) o Valpara¨ªso (Chile) con porcentajes baj¨ªsimos y niveles de esperanza de vida comparables a los de pa¨ªses ricos. ¡°Lo que aqu¨ª hacemos es mostrar que dependiendo de la ciudad en la que vivas, tu esperanza de vida va a variar un mont¨®n¡±, afirma uno de los autores del estudio, Usama Bilal, de la Universidad Drexel (EE UU). Y aunque la violencia est¨¢ muy asociada los hombres, las mujeres tambi¨¦n son v¨ªctimas. ¡°La ciudad con menor esperanza de vida en mujeres mexicanas es Ju¨¢rez, precisamente¡±, apunta Bilal, en referencia a una ciudad conocida por sus numerosos feminicidios.
¡°Normalmente comparamos la esperanza de vida de pa¨ªses que la tienen muy alta, como Espa?a y Jap¨®n, con otros que la tienen muy baja, como Afganist¨¢n y Botsuana¡±, explica este epidemi¨®logo ¡°Pero aqu¨ª vemos que dentro de un mismo pa¨ªs, como M¨¦xico o Brasil, hay ciudades con esperanza de alta muy alta y muy baja: tenemos datos como los de Alemania y menores que los de India, como en Acapulco. Dentro de M¨¦xico tenemos muchos pa¨ªses distintos¡±, a?ade Bilal. Una de las cosas que llama la atenci¨®n de los investigadores de todos estos pa¨ªses es tambi¨¦n las diferencias en las causas de muerte entre ciudades del mismo pa¨ªs. Las regiones del norte de Argentina, con un dato muy alto de muertes por enfermedades infecciosas, tienen un perfil muy distinto al de Buenos Aires. Brasil, por ejemplo, tiene patrones muy distintos de violencia: poca en el sur y valores alt¨ªsimos en el norte.
Si algo resalta de esta investigaci¨®n es que no es la ciudad como tal ¡ªen contraposici¨®n a lo rural¡ª la que genera unas condiciones de salud, sino el tipo de ciudad. ¡°Estudios como este son importantes porque sugieren que las pol¨ªticas urbanas tienen impacto sobre la salud. Mejorar la salud en las ciudades requiere pol¨ªticas en intervenciones que van mucho m¨¢s all¨¢ de la atenci¨®n m¨¦dica¡±, se?ala Ana Diez Roux, investigadora principal del proyecto SALURBAL (Salud Urbana en Am¨¦rica Latina). La muestra la componen las ciudades de m¨¢s de 100.000 habitantes de los nueve pa¨ªses que cuentan con cient¨ªficos en el proyecto: Colombia, M¨¦xico, Chile, Per¨², Brasil, Argentina, Costa Rica, Panam¨¢ y El Salvador. En este estudio se han usado datos desde 2010 hasta 2016.
Los investigadores analizaron qu¨¦ factores est¨¢n asociados al nivel de esperanza de vida y encontraron que lo m¨¢s decisivo es lo que llaman el ¨ªndice de entorno social, una mezcla de cuatro indicadores: la proporci¨®n de gente que ha completado la educaci¨®n primaria, que tiene acceso a agua en su casa, que est¨¢ conectada a la red de saneamiento y, por ¨²ltimo, la proporci¨®n de habitantes que viven en situaciones de hacinamiento. ¡°Esto implica de que la ciudad est¨¢ m¨¢s desarrollada, econ¨®mica y socialmente. Y vemos que es muy predictivo de la esperanza de vida¡±, resume Bilal, que recibi¨® en 2018 dos millones de d¨®lares para estudiar c¨®mo afectan las ciudades a la salud de las personas. El proyecto implica analizar m¨¢s de 700 ciudades en todo el continente americano, incluyendo EE UU.
Este mismo equipo public¨® en diciembre de 2019 otro estudio en el que estudiaba estos mismos factores dentro de las ciudades, y descubrieron datos como que una mujer que reside en una de las zonas menos favorecidas de Santiago de Chile vivir¨¢ 18 a?os menos que otra mujer que viva en un barrio rico de su misma ciudad. ¡°Aqu¨ª vemos hasta 14 a?os de vida entre ciudades, pero si mir¨¢ramos dentro de las ciudades observar¨ªamos todav¨ªa m¨¢s desigualdad: si compar¨¢ramos al pobre de Acapulco con el rico de Santiago las diferencias ser¨ªan much¨ªsimo mayores¡±, indica Bilal.
Uno de los principales problemas que han tenido a la hora de recoger y analizar los datos es un fen¨®meno, el del infraconteo: no todas las muertes acaban en el registro civil. ¡°Si no las tenemos contabilizadas, puede parecer que la esperanza de vida es mayor de lo que realmente es. Es un problema muy grande en Per¨², donde un alto porcentaje de las muertes, en torno al 40%, no se registraban¡±, afirma Bilal. Aunque aplicaron m¨¦todos estad¨ªsticos para corregirlo, puede explicar que haya ciudades peruanas en las que la esperanza de vida de los hombres se muestra tan alta. En este estudio se han usado datos de 2010 a 2016.
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