Se han encontrado cr¨ªas de elefante enterradas, ?qu¨¦ significado tiene?
Las lesiones de los cad¨¢veres y el terreno compactado de alrededor sugieren un entierro intencionado por parte de estos animales
El mito de los cementerios de elefantes est¨¢ profundamente arraigado en la cultura popular. Un estudio reciente de los restos de cinco cr¨ªas de elefante asi¨¢tico enterradas da credibilidad a lo que hasta ahora era leyenda. La investigaci¨®n se ha publicado en el Journal of Threatened Taxa. Los autores del estudio, del Servicio Forestal Indio, describen cinco casos de cr¨ªas de elefante enterradas con las piernas en posici¨®n vertical dentro de zanjas de riego de plantaciones de t¨¦ en el norte de Bengala (India). El terreno circundante est¨¢ compactado por las patas de varios elefantes y las cinco cr¨ªas tienen lesiones que sugieren un arrastre tras la muerte. Estas son las razones que apuntan a pr¨¢cticas de enterramiento intencionado.
La conclusi¨®n atribuye a los elefantes una comprensi¨®n de la muerte y el duelo potencialmente diferente a la de cualquier otra especie, a excepci¨®n de la humana.
Enterrar a los nuestros
Las pruebas arqueol¨®gicas sugieren que nuestros antepasados hom¨ªnidos llevan al menos 100.000 a?os realizando rituales de enterramiento. Para nosotros, y presumiblemente para los primeros en iniciar esta pr¨¢ctica, el entierro no es solo deshacerse de los cuerpos, supone una expresi¨®n de dolor, y tambi¨¦n un homenaje a la vida vivida.
Todas las culturas dedican tiempo y esfuerzo a los rituales funerarios como forma de conmemorar la vida, y los entierros son un indicio claro de la sensibilidad y empat¨ªa de nuestra especie. De hecho, com¨²nmente se cree que nuestras reacciones ante la muerte son el signo m¨¢s claro de humanidad.
Hasta la fecha, las pruebas de representaciones mentales de la muerte similares a la nuestra son escasas. Salvo casos aislados, no se ha encontrado ninguna especie que entierre sistem¨¢ticamente a sus muertos de la forma ritualizada en que lo hacemos nosotros.
?Son intencionados los enterramientos de elefantes?
Quiz¨¢ es aventurado eliminar los enterramientos de la lista de pr¨¢cticas exclusivamente humanas. Pero los informes de las cinco cr¨ªas de elefante del norte de Bengala son al menos intrigantes. Los investigadores no observaron directamente los enterramientos, por lo que se abren muchos interrogantes. Es posible que las cr¨ªas, muertas o d¨¦biles, cayeran en las zanjas mientras eran transportadas, y que el consiguiente p¨¢nico de la familia hiciera que la zanja se derrumbara alrededor de los cuerpos. Es decir, que no hubiera un enterramiento intencionado.
Ever heard about a phenomenon called as #Elephant burials ! Few have heard but rarely document it from India. Here we publish first of its kid study from #India of Asian elephant burials with multiple real documentation in ¡®Journal of Threatened Taxa¡¯https://t.co/cJCu5wLCLa¡ pic.twitter.com/wsr10o1OpM
— Parveen Kaswan, IFS (@ParveenKaswan) February 28, 2024
Sin embargo, los informes son coherentes con lo que sabemos sobre las reacciones de los elefantes ante la muerte. Se ha observado a elefantes transportando cad¨¢veres de beb¨¦s muertos, y con frecuencia muestran cambios de comportamiento cuando se acercan al cad¨¢ver de un miembro de la familia o de otro individuo.
Las respuestas de los elefantes van desde el silencio, olfatear y tocar partes del cuerpo con la cabeza baja, hasta incluso mover o tratar de despertar el cad¨¢ver y, en raras ocasiones, colocar barro o grandes hojas de palmera sobre los cuerpos. Es probable que todo esto equivalga a lo que, en los humanos, reconocer¨ªamos como duelo o luto.
Comprender la muerte
Los elefantes no son los ¨²nicos animales que muestran reacciones interesantes ante sus compa?eros muertos. Cuando un cuervo muere y es descubierto por otro, este emite una se?al de alarma que atrae a otros cuervos de la zona, una pr¨¢ctica que se ha interpretado como un funeral. Pero esta reuni¨®n social tambi¨¦n podr¨ªa brindar a los cuervos la oportunidad de conocer un peligro que deben evitar, y que realmente no sea una despedida, en el sentido tradicional de los funerales.
Algunos insectos sociales, como las hormigas, se deshacen de sus muertos. Cuando detectan ciertas sustancias qu¨ªmicas liberadas por individuos moribundos o muertos en su colonia, retiran los cad¨¢veres. Algunas especies incluso los entierran, posiblemente para limitar la posibilidad de transmisi¨®n de enfermedades.
Sin embargo, como investigadores del comportamiento animal y, m¨¢s concretamente, del duelo, no tenemos motivos suficientes para suponer que este extraordinario comportamiento de ¡°gesti¨®n de cad¨¢veres¡± signifique que las hormigas tengan alg¨²n tipo de comprensi¨®n sobre la vida o la muerte. En la d¨¦cada de 1950, el bi¨®logo y entom¨®logo E.O. Wilson aplic¨® una sustancia t¨®xica a hormigas vivas, provocando que sus compa?eras de nido respondieran como lo har¨ªan ante un animal muerto: intentaron arrastrar al desafortunado individuo fuera del nido y lo arrojaron a una distancia segura.
Se han observado respuestas similares a sustancias t¨®xicas en ratas, que entierran a otras que llevan muertas el tiempo suficiente para volverse p¨²tridas. Al igual que las hormigas de Wilson, tambi¨¦n intentan enterrar a las ratas anestesiadas, pero a¨²n vivas. Las hormigas incluso intentan enterrar palos de madera con el mismo olor. Algunos animales que viven en sociedad est¨¢n programados para eliminar los objetos en descomposici¨®n de su nido. Estos ejemplos de ratas y hormigas son claramente diferentes de los enterramientos humanos y del comportamiento de duelo que observamos en elefantes y otras especies, incluidas las orcas.
Aunque todav¨ªa no se sabe si los elefantes realmente deciden enterrar a los suyos, es innegable que sus reacciones emocionales ante la muerte de familiares o compa?eros son extraordinarias y profundamente conmovedoras. Estas reacciones siguen siendo dif¨ªciles de explicar sin sugerir que los elefantes tienen alg¨²n tipo de concepto sobre el significado de la muerte.
Lucy A. Bates es profesora titular de Psicolog¨ªa Comparada y Evolutiva en la Universidad de Portsmouth.
Leanne Proops es profesora asociada de Comportamiento y Bienestar Animal en la Universidad de Portsmouth.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en The Conversation.
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