Los humanos y el cambio clim¨¢tico llevaron al rinoceronte lanudo a la extinci¨®n
De las m¨¢s de 60 especies de megafauna que hab¨ªa durante la ¨²ltima edad de hielo ya solo quedan ocho y la mayor¨ªa en peligro cr¨ªtico de desaparecer
Fue lo que los militares llaman una maniobra envolvente. Despu¨¦s de 2,5 millones de a?os prosperando por toda Eurasia, la pen¨ªnsula ib¨¦rica incluida, el rinoceronte lanudo (Coelodonta antiquitatis) se fue retirando cada vez m¨¢s al este y cada vez m¨¢s al norte, perseguido por el mal clima y rematado por los neandertales y, en especial, por los humanos modernos. Al final, cuando la edad de hielo hab¨ªa pasado y el planeta entraba en la era actual, como le sucedi¨® a los mamuts y la mayor¨ªa de la megafauna, solo quedaban unos pocos en el extremo nordeste de Siberia. No llegaron a cruzar a Am¨¦rica por el estrecho de Bering, se extinguieron antes. Ahora, el modelado de aquella retirada ha permitido repartir las culpas: los vaivenes clim¨¢ticos fabricaron su ata¨²d y la caza humana puso los clavos. Los autores de esta investigaci¨®n creen que cuatro de las cinco especies de rinocerontes que quedan tambi¨¦n est¨¢n en la misma autopista a la extinci¨®n. Pero les quedan unas pocas v¨ªas de salida.
La extinci¨®n de la mayor parte de la megafauna (en sentido laxo, animales de m¨¢s de 1.000 kilogramos) del Pleistoceno tard¨ªo es uno de los mayores enigmas que le han complicado la vida a los paleont¨®logos. Mamuts, gliptodontes, mastodontes, rinocerontes lanudos, osos de las cavernas... y as¨ª hasta unas 65 especies exist¨ªan mucho antes de que se iniciara la ¨²ltima edad de hielo (hace unos 126.000 a?os). A¨²n hollaban la Tierra cuando los humanos modernos iniciaron su expansi¨®n desde ?frica, llegando a Europa occidental hace unos 55.000 a?os. Durante milenios, neandertales, sapiens y diversas especies de grandes dimensiones, tanto megaherb¨ªvoros como carn¨ªvoros que dejar¨ªan al le¨®n en un gato grande, compartieron espacio. Pero al concluir este periodo, cuyo t¨¦rmino lo marca el fin de la glaciaci¨®n, hace unos 12.000 a?os, dando paso al periodo c¨¢lido del Holoceno, se pod¨ªan contar con los dedos de las manos las especies de grandes animales que quedaban. Hoy, dejando a un lado los bisontes europeos y americanos, solo quedan los hipop¨®tamos, elefantes y rinocerontes en ?frica y otras especies de los dos segundos en el sur de Asia. El estudio del rinoceronte lanudo podr¨ªa ayudar a saber qu¨¦ paso a los dem¨¢s extintos y lo que le espera a los que quedan.
Investigadores de varias universidades europeas, australianas y chinas han recopilado centenares de referencias a restos de rinoceronte lanudo (ya sea en el registro f¨®sil, en forma de huesos, o su ADN antiguo) de los ¨²ltimos 52.000 a?os para alimentar un modelo en el que tambi¨¦n incluyeron la evoluci¨®n del clima en Eurasia (este animal vivi¨® desde la Pen¨ªnsula ib¨¦rica hasta el extremo este de Asia). Lo completaron con la presencia tambi¨¦n en el registro f¨®sil de los neandertales y la progresiva ocupaci¨®n del territorio por parte de los humanos modernos. La dataci¨®n y ubicaci¨®n de cada registro les ha permitido dibujar un mapa din¨¢mico con la evoluci¨®n de la distribuci¨®n de estos rinocer¨®tidos. El mapa y todo el trabajo, publicados en la revista cient¨ªfica PNAS, muestra que el cambio clim¨¢tico no acab¨® con ellos, como defienden los tirios. Tampoco lo hicieron las distintas especies humanas, como alegan los troyanos. Fueron ambos.
¡°El tiro de gracia se lo dimos nosotros, pero era una especie que estaba ya muy enferma, hab¨ªa entrado en unas din¨¢micas, principalmente por el cambio clim¨¢tico, negativas, recesivas¡±, dice el profesor de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y coautor del estudio, David Nogu¨¦s. Cuando los humanos modernos llegaron y se expandieron por Eurasia, en plena Edad de Hielo, incorporaron a su dieta a megaherb¨ªvoros como el mamut o el rinoceronte lanudo. Pero el registro f¨®sil no detecta un descenso significativo de las poblaciones de animales hasta muchos milenios despu¨¦s. ¡°Las diferencias las detectamos cuando el planeta va hacia el m¨¢ximo glaciar¡± a?ade. La ¨²ltima edad de hielo, llamada la glaciaci¨®n de W¨¹rm, tuvo un pico de fr¨ªo entre hace 26.000 y 20.000 a?os, cuando el hielo en el hemisferio norte baj¨® hasta la franja superior de lo que hoy es Estados Unidos y en Europa, hasta Alemania. Y m¨¢s al sur, centenares de kil¨®metros de permafrost. ¡°Lo que le pas¨® a los ecosistemas es que la productividad vegetal colaps¨®. Eso hizo que los herb¨ªvoros tuvieran menos para comer¡±, a?ade Nogu¨¦s.
Ya estaba el ata¨²d listo. Los rinocerontes van desapareciendo de Europa y de casi toda Siberia, quedando restringidos a la franja sur siberiana, la meseta tibetana y, en el extremo norte, en Beringia. El registro f¨®sil tambi¨¦n detecta un creciente consumo de este animal por parte de unos humanos, los modernos, que adem¨¢s de las lanzas han incorporado las flechas y otros proyectiles arrojadizos a sus armas de caza. Lo resume el profesor del Instituto Medioambiental de la Universidad de Adelaida (Australia) y primer autor del estudio, Damien Fordham: ¡°Desde hace unos 30.000 a?os, una combinaci¨®n de temperaturas fr¨ªas y bajos pero sostenidos niveles de caza provoc¨® que se contrajera la distribuci¨®n de los rinocerontes lanudos hacia el sur, atrap¨¢ndolos en h¨¢bitats aislados y en acelerado deterioro hasta el fin de la Edad de Hielo.¡±
¡°A medida que la Tierra se descongelaba, las poblaciones de rinoceronte lanudo no pudieron colonizar los nuevos h¨¢bitats que se estaban abriendo en el norte de Eurasia¡±Damien Fordham, profesor del Instituto Medioambiental de la Universidad de Adelaida, Australia
Pero la tapa del ata¨²d fue cosa del clima, esta vez en sentido contrario. Tras el m¨¢ximo glaciar, se inicia un lento calentamiento de unos 10.000 a?os. Los hielos se baten en retirada, liberando grandes zonas que volv¨ªan a estar disponibles para los megaherb¨ªvoros. ¡°A medida que la tierra se descongelaba y las temperaturas sub¨ªan, las poblaciones de rinoceronte lanudo no pudieron colonizar los nuevos h¨¢bitats que se estaban abriendo en el norte de Eurasia, lo que provoc¨® que sus poblaciones se desestabilizaran y colapsaran, llevando a su extinci¨®n¡±, detalla Fordham. Los autores reconocen no saber qu¨¦ pas¨® exactamente, pero los rinocerontes lanudos no vuelven a parecer en el registro f¨®sil en la mayor parte del territorio que ocupaban en el pasado. Aqu¨ª introducen elementos de la teor¨ªa ecol¨®gica para explicarlo: los grupos que quedan estaban en un h¨¢bitat fragmentado, aislados. Por lo que se sabe gracias a los rinocerontes actuales, su movilidad es muy limitada y con la fragmentaci¨®n, se reduce el intercambio gen¨¦tico entre poblaciones, lo que debi¨® disminuir su capacidad de adaptaci¨®n a los cambios ambientales. Y cada generaci¨®n, los efectivos se reduc¨ªan por la caza.
Los ¨²ltimos rinocerontes lanudos sobrevivieron, como los mamuts, en el extremo nordeste, en el lado asi¨¢tico del estrecho de Bering. Durante el m¨¢ximo glaciar, Beringia se mantuvo relativamente libre de hielo y se convirti¨® en un refugio clim¨¢tico. Pero la especie ya estaba condenada. Los ¨²ltimos ejemplares de esta especie se extinguieron hace algo m¨¢s de 9.000 a?os.
¡°La autopista que llev¨® a la extinci¨®n al rinoceronte lanudo es en la que se encuentran el resto de rinocerontes¡±David Nogu¨¦s, investigador de la Universidad de Copenhague, Dinamarca
¡°Las extinciones no es la extinci¨®n del ¨²ltimo individuo. No son un evento, son un proceso¡±, destaca Nogu¨¦s. ¡°Hay diferentes autopistas que te llevan hacia la extinci¨®n. No hay una sola, pero lo que sabemos es que la qu¨¦ llev¨® a la extinci¨®n del rinoceronte lanudo, es en la que se encuentran el resto de las especies de rinocerontes, con los mismos procesos: fragmentaci¨®n de los h¨¢bitats, caza, incapacidad de las poblaciones para conectarse...¡±, a?ade. Y esto pasa en el rinoceronte negro y las tres especies asi¨¢ticas. La subespecie de blanco del norte est¨¢ virtualmente extinguida al quedar solo dos ejemplares en cautividad. Pero el investigador espa?ol tambi¨¦n destaca que, en esta ocasi¨®n, hay un factor que no estaba presente en el pasado, la consciencia humana de su responsabilidad y de su capacidad para dar una alternativa a estos animales que parecen venidos de la prehistoria: ¡°Hay una especie, el rinoceronte blanco, cuya poblaci¨®n del sur era de apenas 100 animales hace un siglo y ahora hay m¨¢s de 18.000 ejemplares. Es uno de los cl¨¢sicos ejemplos de que, cuando se pone dinero, ganas, recursos, medios, decisiones pol¨ªticas, se puede recuperar el mundo natural¡±.
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