Unas puntas de 54.000 a?os sugieren que los ¡®sapiens¡¯ ya disparaban flechas cuando contactaron con los neandertales
Centenares de peque?as piedras halladas en una cueva del sur de Francia habitada por humanos modernos indica que ambas especies se encontraron milenios antes de lo que se cre¨ªa
La historia de los primeros encuentros entre neandertales y humanos modernos podr¨ªa depender de centenares de piedrecitas halladas en una gruta del sur de Francia. Talladas con mimo, estas piedras de s¨ªlex ser¨ªan puntas de flechas, seg¨²n los autores del descubrimiento. Datadas hace unos 54.000 a?os, se tratar¨ªa del ejemplo m¨¢s antiguo de su uso en Europa occidental. Entre los estudiosos de la evoluci¨®n humana hay consenso en que el arco y la flecha fue una tecnolog¨ªa que dio una ventaja competitiva a los humanos modernos sobre los neandertales. De confirmarse, supondr¨ªa que los sapiens llegaron a los dominios de los neanderthalensis milenios antes de lo que se cre¨ªa. Pero la duda se extiende entre otros cient¨ªficos.
En febrero del a?o pasado, un grupo de cient¨ªficos franceses public¨® un estudio que levant¨® tanta polvareda como escepticismo entre los paleont¨®logos. En aquel trabajo, detallaban el hallazgo de varios dientes en una gruta del valle del R¨®dano, en Francia. Todos pertenec¨ªan a neandertales, salvo uno: un diente de leche incompleto de un ni?o de no m¨¢s de siete a?os. Sostienen que pertenec¨ªa a un Homo sapiens, es decir, a un humano moderno. Estimaron que deb¨ªa tener 54.000 a?os. El problema con esta dataci¨®n es que implicar¨ªa adelantar varios milenios la llegada de los croma?ones a Europa occidental. De ah¨ª la relevancia de este nuevo trabajo, publicado en Science Advances, que a?ade un segundo argumento, las flechas, un invento de los humanos modernos.
Desde hace unos 300.000 a?os, los territorios europeos fueron el dominio de los neandertales, que se extinguieron hace unos 40.000 a?os arrinconados, seg¨²n parece, en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Aunque es un tema debatido, para los cient¨ªficos, estos humanos habr¨ªan sucumbido en un proceso en el que la expansi¨®n de otros humanos, los modernos, fue clave. Durante ese periodo, los sapiens salieron de ?frica por Suez y se expandieron por el resto del mundo, llegando al occidente europeo en la parte final del Paleol¨ªtico medio. Las pistas m¨¢s seguras se encuentran en Alemania e Italia hace entre 48.000 y 45.000 a?os. Apoyar el vuelco a esta historia en un ¨²nico diente es, al menos, comprometido.
Pero los mismos investigadores que encontraron el diente de leche hallaron en la misma capa de terreno unos 1.500 artefactos de piedra. Hechas en su mayor¨ªa de s¨ªlex o pedernal, hay hojas cortantes, lascas afiladas por ambos lados y un extremo romo y centenares de peque?as puntas de forma triangular. Para ellos, deb¨ªan ser puntas de flechas. Eso implicar¨ªa que aquellos humanos usaban arcos y flechas para cazar, una tecnolog¨ªa con la que los neandertales no contaban y que dio una ventaja competitiva a los sapiens. Las estudiaron con todo detalle, llegando a montarlas en nuevas flechas (ver imagen) y dispar¨¢ndolas sobre animales para ver su desgaste y compararlas con las de la gruta.
La investigadora de la Universidad de Aix-Marsella (Francia) y primera autora del estudio, Laure Metz, explica la relevancia de analizar estas piezas: ¡°Al estudiar las puntas y todos los dem¨¢s artefactos descubiertos en la cueva Mandrin, enriquecemos profundamente nuestro conocimiento de estas tecnolog¨ªas en Europa y nos permite hacer retroceder la era del tiro con arco en Europa en m¨¢s de 40.000 a?os¡±, dice la tambi¨¦n cient¨ªfica de la Universidad de Connecticut (Estados Unidos). La comparaci¨®n con lo encontrado en otras capas que se corresponden con la ocupaci¨®n neandertal permite saber tambi¨¦n qu¨¦ armas usaban ellos. ¡°El estudio muestra que los neandertales no desarrollaron armas propulsadas mec¨¢nicamente y continuaron usando sus armas tradicionales basadas en el uso de enormes puntas en forma de lanza que empujaban o arrojaban con la mano¡±, completa Metz.
¡°El arco ofrece una ventaja competitiva fundamental a las poblaciones familiarizadas con esta tecnolog¨ªa¡±Ludovic Slimak, investigador de la Universidad de Toulouse-Jean Jaur¨¨s, Francia
El autor s¨¦nior de esta investigaci¨®n Ludovic Slimak, investigador de la Universidad de Toulouse-Jean Jaur¨¨s (Francia), destaca en un correo la importancia de las flechas que han encontrado: ¡°El arco ofrece una ventaja competitiva fundamental a las poblaciones familiarizadas con esta tecnolog¨ªa¡± Entre sus argumentos recuerda que los arcos y otros sistemas de propulsi¨®n como las azagayas permiten cazar a distancia con gran precisi¨®n a gran velocidad y mayor eficiencia. ¡°La lista es muy larga y aporta una gran diferencia con poblaciones que solo usaban lanzas pesadas lanzadas a mano, como los neandertales¡±, a?ade. Estos necesitar¨ªan un contacto cercano con sus presas, algo que complica la caza y la hace mucho m¨¢s peligrosa. ¡°Los arcos ofrecen un acceso seguro, f¨¢cil y casi infinito a las prote¨ªnas. Y esto debe haber tenido un impacto directo tambi¨¦n en cu¨¢ntas personas puedes alimentar y, por lo tanto, a cu¨¢ntos ni?os puedes asegurar la subsistencia de manera segura¡±, termina Slimak.
Joseba R¨ªos Garaizar es experto en industria l¨ªtica de los humanos antiguos, antes en el CENIEH y ahora en el Museo Arqueol¨®gico de Bilbao. Es decir, estudia sus herramientas y armas de piedra, en particular las marcas que deja su uso en ellas. Para ¨¦l, la hip¨®tesis que plantea este trabajo es muy sugerente, pero cree que van demasiado lejos. ¡°Est¨¢ claro que algunas de las puntas tienen marcas de impacto, pero no todas. Pudieron formar parte de un arma propulsada, pero que fueran flechas es mucho decir¡±, asegura. Otra duda que le plantea este trabajo es la dataci¨®n de las puntas. Para fechar el estrato donde las encontraron, as¨ª como al diente de leche, recurrieron al holl¨ªn de las hogueras acumulado en las paredes del refugio. La gruta Mandrin ha sido habitada durante milenios, pero no de forma continua. As¨ª que se alternan capas de tizne con el carbonato c¨¢lcico depositado como el de las estalagmitas. Como si fueran anillos de los ¨¢rboles, esto les permiti¨® estimar que ten¨ªan 54.000 a?os.
¡°Est¨¢ claro que algunas de las puntas tiene marcas de impacto. Pudieron formar parte de un arma propulsada, pero que fueran flechas es mucho decir¡±Joseba R¨ªos Garaizar, experto en industria l¨ªtica del Museo Arqueol¨®gico de Bilbao
Enrique Baquedano, director del Museo Arqueol¨®gico y Paleontol¨®gico de la Comunidad de Madrid, recuerda que esta t¨¦cnica de dataci¨®n hay que combinarla con otras y aun as¨ª, dice, ¡°es una dataci¨®n muy complicada¡±. Este cient¨ªfico coincide con R¨ªos Garaizar en resaltar lo sugerente de la hip¨®tesis de los primeros humanos modernos con sus arcos y sus flechas. Pero tambi¨¦n a?ade otro punto d¨¦bil en esta idea: ¡°Es un resultado muy potente, pero depende de un ¨²nico diente de leche que ni siquiera est¨¢ completo, est¨¢ partido¡±. Baquedano, que recientemente public¨® un trabajo sobre la caza y su simbolismo entre los neandertales, recuerda adem¨¢s que, ¡°siendo cierto que ellos no ten¨ªan flechas, su industria l¨ªtica tambi¨¦n incluye cosas muy peque?as¡±
Al codirector de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, le gusta la idea de que sean flechas y de que fueran de los primeros humanos modernos que llegaron a Europa, pero ¡°habr¨ªa que probarlo¡±, dice en un correo. Como otros colegas, duda de la identificaci¨®n que se hizo del diente de leche. En lo de las flechas no se mete, ya que, dice, es una cuesti¨®n que deben resolver los arque¨®logos, no los paleont¨®logos como ¨¦l. Para Arsuaga existen tres posibilidades: ¡°O los neandertales utilizaban propulsores/arcos o los habitantes de la cueva Mandrin eran croma?ones o las puntas de piedras no eran para flechas o azagayas, sino para jabalinas que se lanzaban a mano¡±.
Esta investigaci¨®n tan relevante como cuestionada tiene un final no exento de iron¨ªa. El holl¨ªn de las paredes indica que aquella primera oleada apenas vivi¨® 40 a?os en la gruta Mandrin. Despu¨¦s ya no hay m¨¢s rastro de ellos en los estratos de la cueva que, siglos despu¨¦s, volver¨ªan a usar de nuevo los neandertales.
A la pregunta de por qu¨¦ un grupo con una tecnolog¨ªa superior no sobrevive a la segunda generaci¨®n, Slimak, que defiende su tesis desde que hace dos d¨¦cadas empez¨® a excavar en Mandrin, recuerda lo siguiente: ¡°La capacidad de llegar a un territorio no implica que tu poblaci¨®n permanecer¨¢ para siempre en un territorio determinado. Una cuesti¨®n importante para las poblaciones n¨®madas que viven en peque?os grupos es poder crear una red de conexiones sociales s¨®lida con las poblaciones abor¨ªgenes. Esto es fundamental, ya que la supervivencia de cualquier poblaci¨®n n¨®mada tradicional requiere del intercambio de genes para reproducirse y sobrevivir¡±. Aunque esto sucedi¨® milenios despu¨¦s, como muestra el porcentaje de ADN neandertal en los humanos actuales, parece que no fue as¨ª con los sapiens de aquella cueva.
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