As¨ª se protegen las hembras de las agresiones sexuales en la naturaleza
Hembras de delf¨ªn que cooperan, peces que venden a otras hembras o babuinos hembra que modifican su ciclo menstrual: las estrategias en la naturaleza para evitar las agresiones sexuales son muy diversas
Cuando las noticias de abusos sexuales aumentan, las mujeres responden. Las redes sociales se llenan de v¨ªdeos y tuits de personas que, con indignaci¨®n, hacen sus mejores esfuerzos por educar en feminismo. En los seres humanos, la educaci¨®n es la estrategia estrella para reducir la agresividad de una poblaci¨®n.
Pero no somos las ¨²nicas que tenemos que luchar contra esto: la coerci¨®n sexual es una pr¨¢ctica frecuente en la naturaleza. Se da cuando los machos fuerzan a las hembras para aumentar su posibilidad de aparearse con ellas o disminuir la probabilidad de que se apareen con otros machos. Esta coerci¨®n puede adaptar distintas formas: intimidaci¨®n, castigos, acoso e incluso c¨®pulas forzadas.
Para los machos que la practican, la coerci¨®n sexual es una estrategia adaptativa que mejora sus posibilidades de dejar descendencia, pero las hembras lo sufren como un aut¨¦ntico problema: las agresiones suelen incluir lesiones, suponen un gasto energ¨¦tico porque disminuye el tiempo que pueden dedicar a alimentarse, sufren estr¨¦s fisiol¨®gico y hasta aumenta su mortalidad.
Por eso, las hembras desarrollan diversas estrategias para luchar contra las agresiones de los machos. En este art¨ªculo les expongo seis ejemplos muy llamativos:
Delfinas que cooperan
Las agresiones sexuales en manada son raras, solo se han documentado en humanos, algunos otros primates y en delfines nariz de botella (Tursiops spp.). Varios estudios a largo plazo han documentado que estos cet¨¢ceos forman alianzas estables que se mantienen en el tiempo para coaccionar a las hembras. Son frecuentes las mordeduras, golpes, persecuciones y amenazas hasta que consiguen lo que quieren.
En la Bah¨ªa Shark, al oeste de Australia, se ha observado a las delfines hembra practicar a menudo un comportamiento conocido como nataci¨®n de contacto (contact swimming), en el que un delf¨ªn apoya su aleta pectoral contra otro y nadan en sinton¨ªa, a veces durante largos per¨ªodos de tiempo. Un trabajo publicado en 1996, propuso que la nataci¨®n de contacto era un tipo de cooperaci¨®n entre las hembras para boicotear el acoso masculino, ya que a menudo se iniciaba en estos contextos de agresi¨®n.
Gallinas y alces que manipulan a los machos
Las hembras de muchas especies de animales producen fuertes vocalizaciones durante las c¨®pulas. La funci¨®n de este comportamiento es a¨²n objeto de debate, pero algunos investigadores han propuesto que podr¨ªa ser un mecanismo para manipular a los machos.
Un ejemplo es el caso de los alces de Alaska y el de las gallinas. Las hebras de ambas especies sufren con frecuencia c¨®pulas forzosas por parte de machos poco dominantes que no les gustan y se defienden de forma similar. Cuando esto ocurre y saben que hay otro macho dominante cerca, producen fuertes vocalizaciones para atraerle. As¨ª consiguen generar competencia entre estos dos machos y librarse del indeseado encuentro.
Babuinas que alteran su ciclo menstrual
Los babuinos chacma (Papio ursinus) forman grupos donde conviven muchos machos y hembras. En esta especie, es muy evidente cuando una hembra ovula, porque la zona de alrededor de la vagina se les llena de sangre y forma una hinchaz¨®n muy vistosa que dura varios d¨ªas. Durante este periodo, con frecuencia los machos coaccionan a las hembras para monopolizarlas.
Un estudio reciente ha demostrado que la duraci¨®n de las hinchazones es variable y que, cuando hay muchos machos en el grupo y la coacci¨®n es intensa, las hembras acortan este periodo reduciendo as¨ª el n¨²mero de agresiones. Dado que la coacci¨®n empieza antes de la ovulaci¨®n, es posible que sea el estr¨¦s que sufren las babuinas el que produzca este acortamiento.
Peces que venden a otras hembras
Los poec¨ªlidos (Poeciliidae), un grupo de peces de agua dulce con fecundaci¨®n interna, son un caso paradigm¨¢tico de conflicto sexual. Los machos son sin duda unos peces muy ardientes, ya que pueden llegar a realizar una c¨®pula por minuto. En cambio, las hembras no necesitan tanta actividad, ya que un par de encuentros sexuales son suficientes para fertilizar todos sus huevos. Esto genera un desequilibrio en el que los machos molestan y acosan constantemente a las hembras, que prefieren dedicar su tiempo a buscar alimento.
Los peces forman bancos para escapar de los depredadores, ya que los movimientos sincronizados de los individuos hacen que sea dif¨ªcil focalizarse en un solo individuo. Las hembras de poec¨ªlidos utilizan esta misma estrategia para librarse de los machos. Cuanto m¨¢s grande sea el banco, mejor para ellas. Las hembras de menor tama?o cuentan adem¨¢s con otra posibilidad, que consiste en arrimarse a compa?eras m¨¢s grandes, ya que estas resultan m¨¢s atractivas para los machos.
Ranas que espantan al agresor con vocalizaciones
Las ranas son uno de los animales m¨¢s afectados por la coerci¨®n sexual. Los machos llevan a cabo el amplexo, en el que el macho se acerca a la hembra por detr¨¢s y la abraza por la parte dorsal con sus patas delanteras, limitando sus movimientos hasta el punto de estrangularla en algunas ocasiones. El amplexo puede durar varios d¨ªas durante los cuales las hembras no tienen posibilidad alguna de ponerle fin.
Se ha descubierto que hay una especie de rana, Pelophylax nigromaculatus, cuyas hembras emiten unas vocalizaciones cuando hay un macho cerca con las que consiguen espantarlo. Es una estrategia muy efectiva contra la coerci¨®n sexual pero ?por qu¨¦ funciona? Se vio que las hembras sin huevos vocalizaban con m¨¢s frecuencia que las que ten¨ªan huevos. Es posible que los machos interpreten estas vocalizaciones como una se?al de que las hembras no tienen huevos que fecundar y, por tanto, no merece la pena hacerles el amplexo.
Orangutanes que buscan la protecci¨®n de otros machos
Los orangutanes son el ¨²nico primate en el que las c¨®pulas forzadas son muy frecuentes. Varios factores propician esta situaci¨®n: un dimorfismo sexual muy marcado, un estilo de vida semi solitario, largos periodos entre el nacimiento de las cr¨ªas (entre 6 y 9 a?os) y el hecho de que el periodo de ovulaci¨®n, al contrario de los babuinos, est¨¦ oculto. La consecuencia de todo esto es que las hembras est¨¢n expuestas a las agresiones sexuales durante mucho tiempo.
Los machos adultos que ya han desarrollado todos sus caracteres sexuales secundarios, como pelo largo y rebordes en las mejillas, atraen a las hembras receptivas mediante largas llamadas. Sin embargo, los sub adultos no tienen tanto ¨¦xito y solo consiguen copular a la fuerza. En estos casos, la estrategia de las hembras consiste en aproximarse a machos adultos para que los j¨®venes no se atrevan a acercarse. Esta asociaci¨®n es solo temporal. Si no hay riesgo, las hembras prefieren alimentarse en soledad, ya que los machos adultos ingieren mucha comida.
Llama la atenci¨®n que muchas de las estrategias tienen una cosa en com¨²n: la evitaci¨®n del aislamiento social. Por eso, creo que la mejor lecci¨®n que nos da la naturaleza en este ¨¢mbito es la importancia de contar con un entramado social fuerte.