La realidad complet¨¢ndose a s¨ª misma
El fil¨®sofo brit¨¢nico Peter Kingsley nos sit¨²a en el tiempo de los focidios para descifrar la antigua sabidur¨ªa de una civilizaci¨®n mucho antes de que Plat¨®n expusiese la idea de la redondez de la Tierra
Los focidios fueron un pueblo peculiar de la Antigua Grecia cuyo asentamiento se localizaba en lo que hoy es la ciudad de Eskifo?a, en el golfo de Esmirna. Debido a la amenaza persa, los focidios abandonaron su hogar y erraron por el Mediterr¨¢neo hasta mediados del siglo VI a. C. cuando fundaron Velia, una peque?a ciudad al sur de Italia donde mantuvieron sus costumbres.
Desde su nuevo asentamiento, la inquietud los llevar¨ªa a seguir explorando las fronteras de lo posible, navegando hacia el oeste donde fundaron una colonia hermana llamada Massalia ¨Choy Marsella¨C como escala para viajar m¨¢s lejos. Seg¨²n Tuc¨ªdides, esto ocurri¨® hacia el 600 a.C.
Peter Kingsley, en su ¨²ltimo libro publicado en castellano por Atalanta con el t¨ªtulo Realidad, nos sit¨²a en el tiempo de los focidios para descifrar la antigua sabidur¨ªa de una civilizaci¨®n cuyos textos han sufrido la distorsi¨®n interesada de los tiempos. Porque antes de que Plat¨®n expusiese la idea de la redondez de la Tierra en su di¨¢logo basado en las ¨²ltimas horas de S¨®crates, y que conocemos como Fed¨®n, unos cien a?os antes, el fil¨®sofo Parm¨¦nides, de origen focidio, ya hab¨ªa se?alado la forma esf¨¦rica de la Tierra.
Pero no solo eso nos cuenta Peter Kingsley en su libro, pues, revolviendo entre los pliegues del pasado, el fil¨®sofo brit¨¢nico descubre que fue tambi¨¦n Parm¨¦nides la primera persona que dividi¨® la Tierra en cinco zonas a partir de la temperatura de la misma, siendo de fr¨ªo intenso en los polos, y con dos regiones templadas y pr¨®ximas a ambos lados de una zona ecuatorial c¨¢lida.
De manera did¨¢ctica, Kingsley nos lleva de viaje acompa?ado por c¨¦lebres focidios como lo fueron Eut¨ªmenes y Piteas, exploradores que navegaron por el Atl¨¢ntico partiendo desde Massalia, la ciudad reci¨¦n fundada. Eut¨ªmenes ¨Cen alg¨²n momento del siglo V a. C¨C atraves¨® el Estrecho de Gibraltar para navegar hacia el sur, bordeando la costa en direcci¨®n al ?frica ecuatorial.
Por otro lado Piteas ¨Cya en el siglo IV a. C¨C dej¨® atr¨¢s Escocia, llegando a las regiones escandinavas en las que el mar del Norte se junta con el B¨¢ltico y donde, para los griegos, ten¨ªa su origen el ¨¢mbar, sustancia divina que era hija del sol, y que cient¨ªficamente es un resto f¨®sil producido a partir de la resina de los ¨¢rboles.
Por este detalle podemos afirmar que a Piteas, adem¨¢s de ser llevado por la curiosidad, af¨¢n com¨²n a todo explorador, lo que realmente le condujo fue encontrar nuevas rutas comerciales. Con ello, cartografi¨® todo lo que encontraba en su periplo, llegando a se?alar que Hispania era una pen¨ªnsula. Fue tambi¨¦n el primero en describir la aurora boreal. Con todo, en la ¨¦poca de Cristo, el ge¨®grafo Estrab¨®n tacho de charlat¨¢n y de ficticio a Piteas, no siendo revalorizado hasta el siglo XVI, cuando Europa ya estaba abierta al Atl¨¢ntico, y los datos geogr¨¢ficos recopilados por Piteas fueron ¨²tiles para los navegantes de la modernidad.
El libro de Kingsley es un viaje m¨ªstico y cient¨ªfico a la par, un relato donde nos presenta a los focidios ¨C traducidos como foceos por Paula Kuffer- como pioneros en la conquista de la lejan¨ªa. Seg¨²n Kingsley, la ciencia viene a ser una fr¨¢gil mitolog¨ªa del momento que se construye con preguntas y respuestas a partes iguales. Tras su lectura, nos sentimos obligados a creer que el ser humano es una realidad complet¨¢ndose a s¨ª misma despu¨¦s de m¨¢s de dos millones de a?os de evoluci¨®n.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento
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