El c¨¢lculo y el azar de un revolucionario llamado ?variste Galois
A?os despu¨¦s de la tr¨¢gica muerte del pensador en 1832 vieron la luz los manuscritos que le rechazaron, dando lugar al nacimiento de una rama de la matem¨¢tica: la teor¨ªa de grupos
La din¨¢mica azarosa no s¨®lo es intr¨ªnseca a los procesos de las part¨ªculas subat¨®micas, a veces lo es tambi¨¦n al macrocosmos, al mundo visible, present¨¢ndose dicha din¨¢mica como una causalidad desconocida.
Tal vez sea por esto que en matem¨¢ticas, al igual que en literatura, las grandes casualidades se convierten en peque?as verdades universales como la que junt¨® en una prisi¨®n de Par¨ªs al escritor G¨¦rard de Nerval (1808-1855) y al matem¨¢tico ?variste Galois (1811-1832), donde hicieron amistad.
El literato estaba preso por gamberro y el matem¨¢tico por revolucionario. Seg¨²n parece, ?variste Galois la montaba all¨ª por donde aparec¨ªa. Con verbo retador e incendiario, Galois protestaba contra todo lo que le pareciese reaccionario. As¨ª se enfrent¨® al idealismo de Victor Cousin, fil¨®sofo y director de l¡¯?cole Normale, la escuela m¨¢s prestigiosa de Francia en lo que se refiere a formaci¨®n cient¨ªfica. Para Galois, el fundamento del progreso descansaba sobre una base pedag¨®gica donde el idealismo hegeliano quedase desplazado por el materialismo cient¨ªfico, y Cousin representaba lo primero.
Al ser expulsado de l¡¯?cole Normale, el bueno de Galois se puso a dar clases de matem¨¢ticas en una librer¨ªa. De esta manera se ganaba el sustento. En sus ratos libres emborronaba cuartillas con abstracciones algebraicas, f¨®rmulas que ser¨ªan rechazadas una y otra vez por los mandarines de su ¨¦poca. Galois siempre result¨® una amenaza para ellos.
El 9 de mayo de 1931, en un banquete en el que tambi¨¦n est¨¢ presente Alexandre Dumas, el matem¨¢tico empu?a el cuchillo de manera teatral, emulando retar al rey Luis Felipe de Orleans. Por este gesto, Galoises es detenido, juzgado y condenado a la Prisi¨®n de Sainte-P¨¦lagie, a la que identificar¨ªa con el infierno dantesco en uno de sus escritos: ¡°Una puerta tan maciza como imponente, muros de un metro de espesor que compiten con el horror de los pasillos oscuros que rezuman inmundicia, fr¨ªo y desesperaci¨®n. ?Todo aqu¨ª huele a Muerte! Dante tendr¨ªa que venir para escribir su Infierno¡±.
Seg¨²n cuenta G¨¦rard de Nerval, el matem¨¢tico le prometi¨® que cuando saliera de prisi¨®n ir¨ªa a hacerle una visita. Pero Galois no pudo cumplir su promesa. A la salida de prisi¨®n, la mala suerte vino en su busca en forma de epidemia. El c¨®lera invadi¨® Par¨ªs y Galois acab¨® en el hospital donde conoci¨® a la hija de un m¨¦dico.
Se llamaba Stephanie y fue su gran amor. Por ella se bati¨® en duelo la madrugada del 30 de mayo de 1832, muriendo a la edad de veinte a?os con un balazo en el vientre.
Catorce a?os despu¨¦s de su tr¨¢gico final vieron la luz los manuscritos que le fueron rechazados, dando lugar al nacimiento de una rama de la matem¨¢tica: la teor¨ªa de grupos; algo muy importante, ya que, con el manejo del ¨¢lgebra abstracta, Galois mostr¨® las propiedades asociativas de los elementos en un mismo conjunto. Esto, aplicado a las comunicaciones, ha dado lugar al GPS, el sistema de navegaci¨®n por sat¨¦lite que nos permite localizar con exactitud matem¨¢tica cualquier objeto o persona as¨ª como cualquier lugar sobre la Tierra.
Con todo, para quien todav¨ªa no lo sepa, el tr¨¢gico final de este pionero del cacharrito localizador vino a ser lo m¨¢s parecido a un GPS trucado, pues la tal Stephanie, en realidad, era un cebo que le pusieron a Galois para que acabase su vida en un duelo frente a un soldado del ej¨¦rcito franc¨¦s versado en el manejo de armas. En su caso, lo que aparentemente pareci¨® el resultado de una din¨¢mica azarosa, fue programado de antemano.
Seg¨²n cuentan, tras el duelo sus testigos le dejaron solo, abandonado en el campo de honor. Fue un campesino quien encontr¨® su cuerpo y lo llev¨® al hospital. Al otro d¨ªa muri¨®, pero Galois todav¨ªa tuvo tiempo de blasfemar contra el sacerdote que vino a darle la extremaunci¨®n, neg¨¢ndose a recibirla.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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