La desaparici¨®n de las mariposas es un asunto serio
Cada vez hay menos mariposas y un buen n¨²mero de ellas emigra a las grandes ciudades. Hemos llegado a un punto en el que cualquier pol¨ªgono industrial tiene m¨¢s vida que ofrecer a los insectos que las extensiones sembradas de ma¨ªz
Se dice que las mariposas son hijas del sol y Hermann Hesse les dedic¨® poemas. Nabokov las coleccionaba y los griegos las llamaron psyche, igual que el alma, porque cuando morimos el alma abandona el cuerpo como si fuera una mariposa.
Sin duda alguna, se trata del insecto m¨¢s bello y po¨¦tico de todos los que conocemos; tambi¨¦n del m¨¢s misterioso, su envoltur...
Se dice que las mariposas son hijas del sol y Hermann Hesse les dedic¨® poemas. Nabokov las coleccionaba y los griegos las llamaron psyche, igual que el alma, porque cuando morimos el alma abandona el cuerpo como si fuera una mariposa.
Sin duda alguna, se trata del insecto m¨¢s bello y po¨¦tico de todos los que conocemos; tambi¨¦n del m¨¢s misterioso, su envoltura pupal se asemeja a la de una momia cuyas alas sombrean a la espera del estallido. Cuando ocurre, dejan atr¨¢s la pupa; y con las alas h¨²medas salen dispuestas a desencadenar un tornado en Texas, por decirlo a la manera de la teor¨ªa del caos, tan apropiada siempre que se habla de lepid¨®pteros.
El mismo Nabokov sab¨ªa que el vuelo de una mariposa es impredecible cuando se trata de pronosticar su rumbo a las claras del d¨ªa, aunque se hace posible a la noche, cuando el sol se oculta y se dispone un foco de luz ultravioleta para atraerlas. De esta manera, las mariposas se acercan a los fluorescentes y el experimento se pone en pr¨¢ctica una vez que las polillas van entrando en una bolsa donde quedan atrapadas junto a otros insectos. Es cuando se procede a su identificaci¨®n. Este mismo m¨¦todo fue el que aplic¨® el bi¨®logo alem¨¢n Josef H. Reichholf en sus tiempos de estudiante, a finales de los a?os sesenta.
Desde aquel momento tan m¨¢gico, a Reichholf se le fue haciendo evidente que cada vez capturaba menos mariposas. Esto supuso un aviso, ¡°una inequ¨ªvoca se?al sobre los cambios que estaba sufriendo nuestra naturaleza¡±, apunta Reichholf en su libro La desaparici¨®n de las mariposas (Cr¨ªtica), un ensayo que nos introduce en el misterio de los lepid¨®pteros y su relaci¨®n con el entorno donde habitan; un libro esencial para conocer el mundo m¨¢gico de las mariposas cuya carga cr¨ªtica lo convierte en un trabajo de denuncia acerca del exterminio que est¨¢n sufriendo.
Reichholf se?ala el deterioro del ecosistema como el origen de la desaparici¨®n de las mariposas; un desastre originado por el uso de herbicidas t¨®xicos como el glifosato, y tambi¨¦n por la sobrefertilizaci¨®n y los monocultivos que surgen cuando se arrasan grandes extensiones de terreno -h¨¢bitats de mariposas- para la construcci¨®n de granjas industriales. Todo ello da lugar a una corriente migratoria de mariposas a las grandes ciudades.
Como bien dice Reichholf, ¡°por increible que parezca, la fauna y la flora de las ciudades son m¨¢s naturales que la de las plantaciones y bosques comerciales. Porque nadie introduce y convoca a las plantas silvestres y animales de la ciudad¡±. Hemos llegado a tal punto que los aparcamientos de cualquier pol¨ªgono industrial tienen m¨¢s vida que ofrecer a los insectos que las extensiones sembradas de ma¨ªz.
En resumidas cuentas, lo que viene a decirnos Reichholf en su trabajo es que el modelo de comportamiento ca¨®tico que domina el campo de la econom¨ªa global no funciona, y lo que est¨¢ ocurriendo con las mariposas es tan s¨®lo uno de los muchos ejemplos de la cat¨¢strofe en la que andamos inmersos.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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