¡®Lolita¡¯, de Nabokov, conserva su atracci¨®n en tiempos del Me Too
Un ensayo publicado en Estados Unidos analiza las causas del influjo y fascinaci¨®n que despierta la novela seis d¨¦cadas despu¨¦s de su publicaci¨®n
Acaba de aparecer en Estados Unidos Lolita in the Afterlife (¡±Lolita en la posteridad¡±), volumen en el que seis d¨¦cadas despu¨¦s de su publicaci¨®n 18 escritoras y ocho escritores analizan Lolita, una de las novelas m¨¢s controvertidas de todos los tiempos. La obra de Vlad¨ªmir Nabokov (San Petersburgo, Rusia, 1899-Montreux, Suiza, 1977) aborda asuntos en extremo problem¨¢ticos, que en el momento por el que atraviesa la sociedad estadounidense, presidido por el signo de fen¨®menos como el movimiento Me Too, resulta particularmente arriesgado explorar.
Quienes colaboran en el volumen coinciden en se?alar que Lolita es una obra maestra. Ello explica que haya hechizado a millones de lectores de todo el mundo. Pero tambi¨¦n es cierto que Lolita siempre ha generado rechazos tan intensos y numerosos como las adhesiones que despierta, debido a lo aterrador de su tema, la violaci¨®n sistem¨¢tica de una ni?a de 12 a?os por parte de su padrastro, un monstruo que adem¨¢s de pederasta resulta ser un asesino.
Lolita en la posteridad responde al intento, tan honesto como radical, de desentra?ar lo que cabr¨ªa caracterizar como la paradoja de Lolita: ?C¨®mo es posible que, dado el atroz asunto de la novela, esta nunca haya dejado de despertar el entusiasmo de infinidad de lectores? Conscientes de haber sucumbido de manera visceral ante algo que saben que es un logro art¨ªstico de primer orden (¡°la belleza desgarradora que exuda el libro es como un veneno que aniquila la resistencia de la lectora m¨¢s alerta¡±, escribe una de las autoras), quienes participan en el volumen intentan procesar el fen¨®meno de manera racional.
Nabokov tard¨® cinco a?os en completar la novela, a raz¨®n de 16 horas al d¨ªa. Tras ser rechazada por las editoriales m¨¢s prestigiosas de EE UU, en 1955 la public¨® en Par¨ªs Olympia Press, especializada en obras de tema er¨®tico. Pas¨® desapercibida hasta que Graham Greene la elogi¨® en una rese?a publicada en el Times de Londres que levant¨® ampollas por su supuesta inmoralidad. El esc¨¢ndalo que rode¨® a la aparici¨®n de la novela en Estados Unidos tres a?os despu¨¦s la catapult¨® al n¨²mero uno de la lista de superventas de The New York Times, caso ins¨®lito, trat¨¢ndose de una obra literaria exigente. Rompiendo otro molde, la novela bati¨® el r¨¦cord establecido por Lo que el viento se llev¨® en 1939, vendiendo m¨¢s de cien mil ejemplares en tres semanas.
Honestidad intelectual
Lolita trascendi¨® inmediatamente los l¨ªmites de la literatura. No bien hubo sido concebida, la criatura de ficci¨®n se abri¨® paso en el mundo por su cuenta, dejando atr¨¢s a su creador, que afirm¨®: ¡°Lolita es famosa, no yo¡±. La palabra ¡°lolita¡± ha pasado a formar parte del imaginario universal, col¨¢ndose en toda suerte de dominios. El Diccionario de la lengua espa?ola la define como ¡°adolescente seductora y provocativa¡±. Por qu¨¦ no ha ocurrido lo mismo con Humbert, el nombre del protagonista masculino, es una de las preguntas que plantea el volumen, que rastrea la huella del t¨¦rmino ¡°lolita¡± en ¨¢mbitos como la subcultura adolescente femenina en Jap¨®n, el mundo de la moda, la m¨²sica pop, el cine, la publicidad o la iconograf¨ªa de portadas de libros y p¨®steres. La notoriedad del vocablo se manifiesta en hechos como que la localidad de Lolita, en Texas, se viera obligada a cambiar de nombre, o que Jeffrey Epstein, el fallecido magnate estadounidense, condenado por ped¨®filo, bautizara a su jet privado como Lolita Express. Ir¨®nicamente, Nabokov consideraba que Lolita era ¡°el m¨¢s puro sus libros¡± y no se cansaba de decir que se trataba de una novela seria con una intenci¨®n seria.
Me gustar¨ªa decir que amo Lolita solo por la belleza del lenguaje, pero no es cierto. Amo el libro por su audacia.Morgan Jerkins
Lolita en la posteridad llama la atenci¨®n tambi¨¦n por su audacia y honestidad intelectual. Dejando de lado los clich¨¦s, el libro se propone explorar las claves m¨¢s profundas de la novela, apelando a la opini¨®n de un grupo representativo de las voces recientes m¨¢s originales de la cr¨ªtica y la creaci¨®n literaria estadounidense. La edici¨®n nos recuerda que una lectora tan cualificada como Dorothy Parker sol¨ªa decir que la novela ten¨ªa tantas admiradoras como admiradores. La escritora Roxane Gay comparte con muchas de las colaboradoras del volumen la idea de que es imposible trazar con claridad los l¨ªmites que separan el odio del amor que inspira un libro as¨ª. M¨¢s perturbador le resulta reconocer que afirmar que Lolita es una obra maestra implica hacerse c¨®mplice de las monstruosidades perpetradas por su protagonista.
Lolita, leemos en otro de los art¨ªculos, es un libro diab¨®lico porque la habilidad con que se representa en ¨¦l el mal que impera en el mundo logra pervertir a la lectora m¨¢s inocente. La periodista Kate Russell rememora su papel en una web creada por adolescentes fascinadas por el libro que manten¨ªan correspondencia con hombres de la edad del protagonista, incluidos reclusos convictos de asesinato. Para Susan Choi, lo inquietante de la novela es que resulta imposible no sucumbir a su belleza insidiosa. Para Kira von Eichel el peligro estriba en que penetra en la cabeza y las v¨ªsceras de las lectoras, atrap¨¢ndolas junto al depredador. Seg¨²n Lila Azam Zanganeh, ning¨²n libro ilustra mejor la idea de que el deseo humano carece de l¨ªmites. Neg¨¢ndose a sentir culpa o verg¨¹enza, Morgan Jerkins sostiene: ¡°Me gustar¨ªa decir que amo Lolita solo por la belleza del lenguaje, pero no es cierto. Amo el libro por su audacia¡±. Seg¨²n otra colaboradora, ¡°la extra?a verdad es que las mujeres, incluidas feministas como yo, pueden ser infectadas y de hecho lo hemos sido por este libro¡±.
A la novelista Christina Baker Kline le parece una especie de manual de instrucciones para depredadores sexuales, pero tambi¨¦n un libro que es importante leer en 2021. Mary Gaitskill, una de las narradoras estadounidenses m¨¢s potentes de las ¨²ltimas d¨¦cadas, advierte acerca del peligro de autosatisfacci¨®n moral en que al leer el libro incurren quienes se sienten autorizados a condenar a los dem¨¢s en nombre de sus propias convicciones.
No est¨¢ entre sus autoras, pero el volumen se hace eco de la opini¨®n de la lectora m¨¢s cualificada que ha tenido jam¨¢s Lolita, V¨¦ra Nabokov, esposa del autor, a quien est¨¢ dedicada la novela original. La lectora cero de Lolita se quejaba de que la cr¨ªtica jam¨¢s reparaba en el p¨¢rrafo m¨¢s aterrador del libro, en el que se dice que la ni?a lloraba en silencio ¡°cada noche, cada noche¡±. A un periodista que le pregunt¨® si su marido le hab¨ªa pedido consejo antes de publicar Lolita, V¨¦ra Nabokov le respondi¨®: ¡°Cuando una obra maestra as¨ª ve la luz del d¨ªa, el ¨²nico problema es encontrar quien se atreva a publicarla¡±.
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