?D¨®nde hay civilizaciones extraterrestres?
Claves para empezar una discusi¨®n, seria, sobre la existencia de civilizaciones avanzadas extraterrestres
Si hay vida ah¨ª fuera y si esa vida es inteligente, en el sentido de que vive en un mundo avanzado y tecnol¨®gico, ?podremos saberlo en alg¨²n momento? ?C¨®mo? Las grandes producciones de Hollywood nos dicen que nos enteraremos de que existen seres extraterrestres inteligentes cuando en alg¨²n momento lleguen a nuestro planeta, con mejores o peores intenciones. Y ah¨ª tenemos una gran variedad de situaciones: algunos extraterrestres se pierden, o incluso enferman, y llegan con necesidad de que les ayudemos, como ET; otros llegan buscando algo que les falta, como los lagartos de V (y los hacemos enfermar), La Guerra de los Mundos (esos no sab¨ªan de biolog¨ªa) o los peque?ines de Independence Day (la primera torta que dio Will Smith); otros simplemente buscan diversi¨®n en entornos para ellos ex¨®ticos, como los predators. El problema de todas esas pel¨ªculas, al menos con nuestros conocimientos cient¨ªficos actuales, es que salvar las distancias existentes entre estrellas, por no hablar de entre galaxias, parece imposible en escalas de tiempo humanas. Y lo de acelerarse hasta la velocidad de la luz o superior o usar agujeros de gusano es, ahora mismo, algo que consideramos f¨ªsicamente imposible.
As¨ª que, ?nos queda alguna alternativa para en un futuro cercano descubrir civilizaciones avanzadas extraterrestres? M¨¢s all¨¢ de la ciencia ficci¨®n, qued¨¢ndonos solo dentro de la ciencia, podemos efectivamente pensar en ciertos indicios, m¨¢s o menos claros, de que existen artefactos creados por alguna mente inteligente en estrellas lejanas. Hablamos aqu¨ª de algunos ejemplos de lo que se conoce como tecnomarcadores.
El primer indicio de la existencia de una civilizaci¨®n avanzada extraterrestre que se nos viene a la cabeza ser¨ªa el env¨ªo de una se?al electromagn¨¦tica, en ondas radio ser¨ªa lo m¨¢s eficaz. Pero ¨¦stas ni siquiera cuentan ya como tecnomarcador. Demasiado obvio, hasta el cine lo ha tenido en cuenta en pel¨ªculas como Contact. A pesar de lo que diga la pel¨ªcula, lo m¨¢s normal es que una emisi¨®n radio lanzada en todas direcciones no sea lo suficientemente potente y continua como para que alguien la vea. ?Demasiada coincidencia estar mirando con un radiotelescopio a la Tierra justo cuando emiten los Juegos Ol¨ªmpicos de Berl¨ªn 1936! Bueno, justo cuando la se?al pasa por el planeta, a?os despu¨¦s de su emisi¨®n.
Los tecnomarcadores, tal y como se entienden hoy, se refieren m¨¢s bien a artefactos que no han sido construidos expresamente para comunicarse con otros sistemas planetarios. Ser¨ªan artilugios de uso cotidiano que podr¨ªan ser detectables a distancias interestelares durante largos periodos de tiempo, ?incluso m¨¢s all¨¢ del periodo de existencia de la propia civilizaci¨®n que las construye!
?Qu¨¦ podr¨ªa casar con esa definici¨®n? Bueno, lo normal ser¨ªa pensar en qu¨¦ nos preocupa a nivel global a nosotros y con qu¨¦ tecnolog¨ªa podr¨ªamos acabar con esa preocupaci¨®n (de manera positiva o negativa, ahora voy a ello). Y con esa premisa cabe pensar en c¨®mo podr¨ªan haber superado esas preocupaciones ya los extraterrestres m¨¢s inteligentes y/o avanzados que nosotros.
Un ejemplo ser¨ªa la energ¨ªa, nunca mejor tra¨ªda la preocupaci¨®n en estos tiempos. Un mundo tecnol¨®gico necesita cada vez m¨¢s energ¨ªa. ?Y c¨®mo conseguirla? Podemos pensar en producir grandes cantidades de energ¨ªa con reactores nucleares de fisi¨®n, no muy bien vistos hist¨®ricamente, o de fusi¨®n, mucho m¨¢s limpios, pero m¨¢s dif¨ªciles de construir. Y podemos tambi¨¦n pensar en alfombrar tejados de paneles solares, ah¨ª ya hemos llegado. Si ya somos una civilizaci¨®n m¨¢s avanzada y se nos queda corta la superficie del planeta, lo suyo ser¨ªa pensar a lo grande y rodear nuestra estrella de artilugios que recojan energ¨ªa. Pensemos que solo uno de cada 1.000 millones de fotones del Sol llega a un planeta, ?el resto se pierde para siempre en el universo! Una megaestructura que rodee (en 3 dimensiones) una estrella para extraer la mayor cantidad posible de energ¨ªa es lo que se conoce como una esfera de Dyson. La presencia de esa estructura deber¨ªa ser detectable porque parte de la energ¨ªa de la estrella ser¨ªa reemitida en otras zonas del espectro, en el infrarrojo por el calentamiento de la estructura m¨¢s probablemente, o producir reflejos, con su consiguiente alteraci¨®n en la polarizaci¨®n de la luz recibida, por ejemplo.
Otro ejemplo de problema global que una civilizaci¨®n inteligente muy avanzada podr¨ªa plantearse es el de los peligros c¨®smicos, como son el impacto de meteoritos o cometas, o la explosi¨®n de supernovas cercanas. Obviamente nosotros no hemos llegado a ese nivel de inteligencia y avance, ya que aqu¨ª ese tema es solo motivo de risas en una pel¨ªcula que muchos interpretan en torno a otro problema global, como es el cambio clim¨¢tico, o en pel¨ªculas de h¨¦roes a la americana que hacen explotar un meteorito justo antes de que llegue. Cuando nos concienciemos de que ese peligro existe a nivel de milenios o decenas de milenios encontraremos soluciones (si llegamos a tiempo), que podr¨ªan involucrar mover astros de sus ¨®rbitas (algo que ya se est¨¢ empezando a explorar), ?incluido todo el Sol con su sistema planetario! Una posibilidad podr¨ªa pasar por construir megaestructuras a modo de vela que usar¨ªan como ¡°viento¡± la propia luz de la estrella, haciendo posible que las ¨®rbitas de choque se eviten. Y es aqu¨ª donde volvemos al tema que nos ocupa, la detecci¨®n de tecnomarcadores. Lo interesante de este artilugio, un motor estelar se llama, es que deber¨ªa mantener su posici¨®n relativa entre la estrella y la b¨®veda celeste, apuntando siempre hacia el mismo sitio, hacia donde se quiere variar la ¨®rbita estelar, es decir, no orbitar como un astro normal. Y as¨ª ser¨ªa detectable para nosotros como algo construido por una civilizaci¨®n s¨²peravanzada: un objeto con ¨®rbita contra natura.
Quiz¨¢s nuestros primos extraterrestres, hijos de alguna estrella hermana, juegan a otra cosa, su tecnolog¨ªa es mucho m¨¢s avanzada que la nuestra y ni podemos imaginarnos lo que pasa por sus cabezas (si tienen) y se puede construir. Ya lo dec¨ªa sir Arthur C. Clarke: ¡°cualquier tecnolog¨ªa lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia¡±. Si realmente existen civilizaciones extraterrestres tan avanzadas como para construir artilugios como los mencionados o algunos que no caben en nuestras mentes (?a¨²n?), ?por qu¨¦ no se habr¨ªan hecho notar claramente? Hay tres respuestas posibles, alguna m¨¢s desesperanzadora que otra: nosotros no tenemos la tecnolog¨ªa a¨²n para detectarlos, ellos no quieren que se les encuentre, o un nivel tan avanzado de civilizaci¨®n tecnol¨®gica no dura demasiado, hay peligros internos o externos que acaban con ellas. Solo hay que pensar que en nuestra ¡°querida¡± Tierra, desde la primera se?al radio creada por la humanidad hasta la creaci¨®n de armas de destrucci¨®n a escala planetaria pasaron menos de 100 a?os. Eso y m¨¢s cosas est¨¢n en la conocida como ecuaci¨®n de Drake, otro d¨ªa hablamos de ella.
Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez es investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA)
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre ¡°vac¨ªo c¨®smico¡± hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de 1 ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo. La secci¨®n la integran Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez, investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa; Patricia S¨¢nchez Bl¨¢zquez, profesora titular en la Universidad Complutense de Madrid (UCM); y Eva Villaver, investigadora del Centro de Astrobiolog¨ªa.
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