?Qu¨¦ son los mares de la Luna?
Uno de los rasgos m¨¢s caracter¨ªsticos de nuestro sat¨¦lite es el color m¨¢s oscuro de algunas de sus regiones, los conocidos como mares de la Luna. ?Qu¨¦ son? ?Por qu¨¦ son m¨¢s oscuros? ?C¨®mo se formaron?
Giovanni Battista Riccioli en el siglo XVII public¨® lo que llam¨® el Nuevo Almagesto, que tomaba el nombre del muy famoso Almagesto de Ptolomeo, escrito 1500 a?os antes y que supone el mayor tratado astron¨®mico de la Antig¨¹edad. ¡°El m¨¢s grande¡±, eso significa la palabra de origen ¨¢rabe almagesto, que sustituy¨® al nombre original del tratado de Ptolomeo, una m¨¢s as¨¦ptica ¡°Sintaxis matem¨¢tica¡±, los ¨¢rabes sab¨ªan ya del clickbait. Ambos libros son grandes enciclopedias del saber sobre los astros, separadas 15 siglos.
El caso es que en el compendio de Riccioli se present¨® el primer gran mapa de la Luna, con nombres para sus detalles orogr¨¢ficos que a¨²n hoy conservamos (y que denotan los gustos y preferencias del autor, por cierto). Aparte de los cr¨¢teres, que se denominan de impacto porque casi todos provienen de choques de meteoritos, no de volcanes, lo m¨¢s destacado en esa orograf¨ªa de la Luna son lo que Riccioli llam¨® maria en lat¨ªn, mares en castellano, que son las zonas m¨¢s oscuras que podemos ver a simple vista en la superficie de nuestro sat¨¦lite, con las m¨¢s claras llamadas terrae, tierras.
Entre esos mares de Riccioli el Mare Tranquillitatis no es el m¨¢s grande. Si alguien ve formas en la Luna, algo que se me ha escapado siempre, el Mar de la Tranquilidad estar¨ªa entre el ojo y las orejas del conejo que ven los chinos en la Luna (o en una de las liebres que ven). Para los que tenemos menos imaginaci¨®n, es una de las dos zonas oscuras bastante circulares y de parecido tama?o que se ven a simple vista (el otro mar casi circular es el de la Serenidad), la que tiene otros tres mares m¨¢s peque?os cerca y est¨¢ m¨¢s lejos del mar lunar m¨¢s grande, el llamado Oc¨¦ano de las Tormentas, mucho m¨¢s irregular.
El Mar de la Tranquilidad ya se ve estos d¨ªas de cuarto creciente. El 20 de febrero de 1965 all¨ª impact¨® la sonda espacial Ranger 8, una costumbre de estrellarse en mares lunares que hab¨ªa empezado 6 a?os antes, el 12 de septiembre, con el primer artefacto humano que lleg¨® a la superficie lunar, el Luna 2 sovi¨¦tico, que se estrell¨® en el Mare Imbrium, justo al otro lado del Mar de la Serenidad con respecto al de la Tranquilidad. Ser¨ªa precisamente en el Mar de la Tranquilidad donde se producir¨ªa el primer alunizaje de una persona en la Luna, el famoso 20 de julio de 1969.
Actualiz¨¢ndonos desde los mapas de Riccioli, hoy sabemos que hay dos tipos de terrenos en la Luna: los mares, tambi¨¦n llamados tierras bajas para separarse de la interpretaci¨®n acuosa de hace siglos, y las tierras altas, denominadas hoy en d¨ªa as¨ª en contraposici¨®n al otro tipo de terreno. Los mares reflejan menos la luz del Sol, apareciendo m¨¢s oscuros que las tierras altas, lo que claramente indica unas propiedades y un origen diferente. Interesantemente, en la cara oculta de la Luna, que nunca vemos porque la Luna da una vuelta alrededor de la Tierra en el mismo tiempo que rota alrededor de su eje, no hay casi mares, son peque?os y asociados con cr¨¢teres de impacto peque?os.
Las ya 22 misiones que han conseguido alunizar suavemente en la Luna nos dieron datos sobre el terreno lunar, desde all¨ª mismo y trayendo a la Tierra 381 kilogramos de rocas de nuestro sat¨¦lite en el caso de la misi¨®n Apollo, 300 gramos por programa Luna de los sovi¨¦ticos y casi 1 gramo del programa Chang¡¯e chino. Casi todas estas muestras provienen de mares, es mucho m¨¢s f¨¢cil alunizar en este terreno, mucho menos agreste. Y todas las misiones, salvo una visitaron la cara visible de la Luna, solo la china Chang¡¯e 4 se pos¨® en la cara oculta, lo que significa que ten¨ªan (hasta que se estrell¨® en la Luna) otro sat¨¦lite, el Queqiao, orbitando la Luna para poder comunicarse con la Tierra.
Las piedras lunares que a¨²n hoy se siguen analizando en laboratorios terrestres nos ense?aron que las edades del suelo que forma los mares es de unos 3500 millones de a?os, mientras que las tierras altas son unos 500 millones de a?os m¨¢s viejas, e incluso se trajeron rocas formadas hace 4500 millones de a?os, muy parecido a lo que se considera el momento de formaci¨®n de la Tierra. Por comparaci¨®n, una roca t¨ªpica en la superficie terrestre tiene menos de 1000 millones de a?os, es muy dif¨ªcil encontrar una roca que sea tan antigua como el propio planeta, casi toda la superficie terrestre se ha renovado en tiempos relativamente recientes.
La diferencia de edad entre mares y tierras altas, que se comprob¨® directamente con dataci¨®n radiol¨®gica, ya se postul¨® previamente por el hecho de que los mares tienen much¨ªsimos menos cr¨¢teres de impacto que las tierras altas. Esto se explica como una formaci¨®n posterior que habr¨ªa borrado los cr¨¢teres, que, por otra parte, no se habr¨ªan renovado, de una manera similar a la evoluci¨®n que ha seguido la corteza terrestre, al menos en los comienzos de su evoluci¨®n, y es que hoy casi no se detectan cr¨¢teres de impacto (pero haberlos, haylos).
Entonces, ?c¨®mo se formaron los mares?, ?por qu¨¦ tienen ese color?, ?por qu¨¦ no tienen tantos cr¨¢teres?, ?por qu¨¦ solo hay grandes mares en la cara de la Luna que vemos desde la Tierra? Demasiadas preguntas para un solo art¨ªculo, as¨ª que nos centramos en las dos primeras.
La teor¨ªa m¨¢s aceptada para la formaci¨®n de los mares de la Luna es la existencia de erupciones volc¨¢nicas que expulsaron una lava muy fluida capaz de llenar grandes extensiones de terreno, borrando cr¨¢teres de impacto anteriores. Adem¨¢s, esas lavas son basaltos ricos en hierro y titanio, explicando esta composici¨®n que no sean tan reflectantes como el material de las tierras altas, lo que da lugar a su tono m¨¢s oscuro. Los basaltos son muy parecidos a los terrestres que dominan la superficie terrestre (sobre todo en los fondos oce¨¢nicos). Los minerales encontrados en esos mares son tambi¨¦n muy similares a los de nuestro planeta, lo que apoya una formaci¨®n com¨²n. Pero, curiosamente, se han encontrado minerales que no se conoc¨ªan en nuestro planeta, como la armalcolita, nombrada en honor de los astronautas del Apollo 11 (Armstrong, Aldrin y Collins).
Las erupciones volc¨¢nicas que originaron los mares lunares fueron provocadas por una serie de grandes impactos, probablemente de cometas, es decir, objetos predominantemente compuestos por hielos, en contraposici¨®n a objetos rocosos, que ser¨ªan asteroides. Debi¨® ocurrir relativamente pronto en la historia de nuestro sat¨¦lite, cuando su interior estaba todav¨ªa caliente y fundido y la superficie no era muy gruesa.
Algunos mares de la Luna se estima que pueden tener tan solo 1200 millones de a?os. ?Imag¨ªnense la visi¨®n de la Luna con una erupci¨®n volc¨¢nica! Debi¨® ser bonita, pero por aquella ¨¦poca solo hab¨ªa organismos simples tipo alga por estos lares. De estas zonas m¨¢s j¨®venes no se tienen muestras directas, tampoco hemos explorado nuestro sat¨¦lite tanto. Esperemos que esto cambie pronto, el programa Artemis, en el que ya colabora Espa?a, podr¨¢ ofrecernos mucha m¨¢s informaci¨®n en los pr¨®ximos a?os. Y quiz¨¢s estemos a una generaci¨®n de que haya habitantes all¨¢ arriba.
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre ¡°vac¨ªo c¨®smico¡± hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de un ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo. La secci¨®n la integran Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez, investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa, y Eva Villaver, profesora de investigaci¨®n en el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias.
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